EL JUICIO INVESTIGADOR

A LA LUZ DEL EVANGELIO


Introducción y antecedentes históricos de la doctrina adventista
del séptimo día acerca del juicio investigador en 1844

Wayne Willey

Editado por Rolaant L. McKenzie

Traducido de Gospel Outreach Ministries


JUICIO INVESTIGADOR. Término adventista del séptimo día para la etapa preliminar del gran juicio final por medio del cual Dios interviene en los asuntos humanos para poner fin al reino del pecado e inaugurar el eterno reino de justicia de Cristo (Dan. 7:9, 10, 13, 14). Esta fase inicial se llama juicio investigador porque consiste de un examen del registro de la vida de todos los que alguna vez profesaron aceptar la salvación en Cristo, y cuyos nombres, por lo tanto, están inscritos en el "libro de la vida del Cordero". Su propósito es verificar la elegibilidad para la ciudadanía en el reino eterno de Dios. Al fin del juicio investigador, los pecados de los que han perseverado hasta el fin son "borrados" de los libros de registro, y los nombres de todos los demás son tachados del libro de la vida (Éx. 32:32-33: Apocalipsis 3:5, 20:12, 15, 22:19). Los adventistas del séptimo día enseñan que, en vista de que, a su segunda venida, Cristo recompensa "a cada uno según sus obras" (Apoc. 22:12; Romanos 2:5-11), es evidente que esta investigación del registro de la vida tiene lugar antes de que Él regrese a la tierra para reunir a los elegidos. La divina proclamación "Temed a Dios, y dadle honra, porque la hora de su juicio es venida," se presenta específicamente como anterior al advenimiento (Apocalipsis 14:7, 14) [Definido por el Comentario Adventista del Séptimo Día, tomo 10, p. 669-673].

Los adventistas milleristas habían estado predicando por varios años que, según Daniel 8: 14, Cristo regresaría aproximadamente en 1843. Después de que pasó el año 1843, descubrieron un error en su cálculo de los 2,300 años (no hubo año cero en la historia), así que revisaron su fecha para el regreso de Jesús en 1844. Casi todos estos adventistas esperaban que Cristo regresara en la primavera - más o menos para el tiempo de la fiesta de la Pascua. Habían llegado a la conclusión de que sería apropiado que Dios liberara a su pueblo de la esclavitud en este mundo el mismo día en que había liberado a su pueblo de la esclavitud en Egipto. Otros enseñaban que el Día de Expiación, que introducía el año del Jubileo, sería un momento más apropiado para la liberación y la restauración del pueblo de Dios. Los adventistas sufrieron su primer desengaño cuando Cristo no regresó en la primavera, en el tiempo de la Pascua. Después de que Cristo no regresó en la Pascua, comenzaron a pensar en la posibilidad de que Cristo regresara e introdujera el Gran Jubileo el Día de Expiación en 1844.

En agosto de 1844, un predicador adventista llamado Samuel Snow afirmó que había logrado descubrir el día exacto en que Cristo regresaría. Usando el calendario de la oscura secta karaíta del judaísmo, que se había fundado en Persia en el siglo octavo a. C., Snow afirmaba que Cristo regresaría el 22 de octubre de 1844 - el Día de Expiación en el calendario karaíta. (El calendario usado por la mayoría de los judíos decía que el Día de Expiación ocurriría el 23 de septiembre de 1844).

Los eruditos bíblicos de la mayoría de las denominaciones cristianas argüían que nadie podía calcular el momento del regreso de Cristo porque Jesús había dicho que "el día ni la hora nadie sabe" (Mateo 24:36; Marcos 13:32). Pero los adventistas estaban seguros de que el "mensaje del mes séptimo" era "el verdadero clamor de medianoche" en la parábola de las diez vírgenes de Mateo 25, así que hicieron a un lado los argumentos de los eruditos bíblicos no adventistas. Predicaron el "verdadero clamor de medianoche" con gran fervor.

El paso del 22 de octubre sin que Cristo regresara condujo a un gran desengaño. Los adventistas todavía se refieren al paso de esa fecha como "el gran chasco". Muchos de los frustrados adventistas decidieron que el movimiento adventista había estado basado en el error, y regresaron a las iglesias no adventistas de la cuales habían sido miembros antes de involucrarse en el movimiento adventista. Pero algunos adventistas permanecieron confiados en que el movimiento adventista había estado en lo correcto, y trataron de encontrar una manera de explicar lo que les había ocurrido. Algunos afirmaron que Cristo había venido, aunque no de manera visible. Afirmaban que Cristo había venido espiritualmente a los corazones de los creyentes adventistas. Unos pocos declararon que los creyentes habían tenido razón en cuanto a la fecha, pero que habían estado errados en cuanto al suceso que habría de tener lugar. Así que comenzaron a buscar afanosamente algún otro suceso que pudiera encajar con la profecía. Un pequeño grupo de adventistas llegó a la conclusión de que Cristo había entrado a una nueva fase de su ministerio en el segundo compartimiento del santuario celestial; que Cristo acababa de iniciar un ministerio similar al de Aarón, el sumo sacerdote, en el Día de Expiación.

Hay algunos problemas muy obvios con cada una de estas explicaciones en cuanto a por qué Cristo no había regresado en las nubes del cielo el 22 de octubre de 1844. La idea de una venida espiritual contradecía la clara enseñanza de las Escrituras. Primero, Jesús dijo que vendría en las nubes del cielo con poder y gran gloria (Mateo 26:64) de la misma manera en que había ascendido al cielo (Hechos 1:11). Apocalipsis 1:7 dice que "todo ojo le verá" cuando venga. Sólo una venida literal y visible cumpliría estas promesas.

La idea de que el 22 de octubre de 1844 Cristo había iniciado un nuevo aspecto del ministerio, similar al ministerio de Aarón el sumo sacerdote, en el Lugar Santísimo el día de expiación se basaba en la descripción del ministerio de Aarón en el libro de Levítico. Por lo tanto, Cristo había sido hecho sacerdote según el orden de Aarón.

Hay varios problemas con la idea de hacer a Cristo sacerdote según el orden de Aarón. Dios claramente había mostrado que el ministerio de los hijos de Aarón había terminado al rasgarse el velo que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo en el templo cuando Jesús murió en la cruz. Los sacerdotes judíos no entendieron el significado de este suceso, así que simplemente remplazaron el velo rasgado y continuaron los servicios y rituales levíticos. Esos servicios y rituales levíticos terminaron finalmente cuando el templo fue destruído por los romanos en el año 70 D. C.

En 1844, los chasqueados adventistas llegaron a la conclusión de que los dos compartimientos del santuario en la tierra mostraban que en el santuario celestial también había un velo literal y que éste separaba a Cristo del Padre. Decían que Cristo había llevado a cabo un ministerio similar al ministerio "diario" del sacerdocio aarónico por casi 1,800 años. Mientras el sumo sacerdote del sacerdocio aarónico entraba al Lugar Santísimo (la presencia de Dios) una vez al año, esta "nueva teología" del santuario decía que Cristo, el Hijo de Dios, no pudo estar en la presencia de su Padre en el Lugar Santísimo durante 1,800 años - hasta el 22 de octubre de 1844. Esta "nueva teología" del ministerio "diario" de Cristo en el santuario celestial contradecía, no sólo la clara enseñanza bíblica, sino también la sencilla lógica de la razón piadosa.

El libro de Hebreos enseña claramente que el antiguo orden del sacerdocio aarónico terminó cuando Cristo ascendió y entró "del velo adentro" (Hebreos 6:19-20), yendo a la presencia del Padre (Hebreos 9:24) para ser nuestro Sumo Sacerdote. El ministerio de Cristo como Sumo Sacerdote es más efectivo que el ministerio de Aarón y sus hijos. La muerte de Cristo, el Cordero de Dios, en la cruz era un mejor sacrificio que el de los animales que Aarón ofrecía cada día y en el Día de Expiación una vez al año. El perfecto sacrificio de expiación de Cristo sólo necesitaba ser ofrecido una vez para ser efectivo para siempre (Hebreos 10:12). Nuestro Día de Expiación tuvo lugar hace más de 1,960 años, cuando Cristo entró a la presencia de Su Padre. Cristo se sentó a la diestra de Dios (Marcos 16:19; Hebreos 8:1; 10:12), donde espera que Dios ponga a sus enemigos bajo su poder (Hebreos 10:13).

Hay otros problemas al aplicar los 2,300 días de Daniel 8:14 al ministerio de Cristo en el cielo. Los chasqueados adventistas que esperaban una nueva etapa del ministerio de Cristo en un santuario en el cielo no se dieron cuenta de que la medición del tiempo en otros lugares del universo será considerablemente diferente de la medición del tiempo en la tierra. Por ejemplo, miremos los dos planetas que están más cerca de la Tierra. Mientras un "día" (una rotación del planeta) en Marte dura sólo seis minutos más que un "día "en la tierra, el "año" (una revolución alrededor del sol) en Marte es igual a 687 "días terrestres", no 365 días. Un día en Venus equivale a 243 "días terrestres", mientras el año es de sólo 225 "días terrestres" - ¡así que cada "día" de Venus es casi 20 "días terrestres" más largo que el año! Un cambio de ubicación cambia la medición del tiempo. La profecía de Daniel 8:14 dice que el santuario habría de ser "purificado" o restaurado a su estado correcto después de 2,300 tardes y mañanas (días). ¿El tiempo mencionado en Daniel 8:14 ha de cumplirse en tiempo terrestre o en el tiempo que existe en alguna otro lugar? Si Daniel 8:14 se ha de cumplir en el cielo, ¿cuánto dura un día en el cielo? En 2 Pedro 3:8, leemos que no hay diferencia, a los ojos de Dios, entre un día y mil años. Para Él son lo mismo. Si una profecía se da en tiempo terrestre (2,300 días) y ha de comenzar con un suceso específico en la tierra (la emisión de un decreto para restaurar y reconstruír Jerusalén), entonces es lógico esperar que esa profecía se cumpla en algún otro evento que ocurra en la tierra. Si el cumplimiento de una profecía de tiempo ha de tener lugar en un lugar distinto de la tierra, entonces no tenemos ningún patrón único y uniforme para medir el período de tiempo que se había mencionado en la profecía.

¿Cuál era el estado apropiado o propósito del santuario? ¿Era el santuario en la tierra sólo el centro donde el pueblo se reunía para adorar a Dios? ¿Era el santuario meramente el lugar para ofrecer sacrificios? ¿O era el santuario y sus servicios también una lección objetiva de cómo salvaría Dios a la humanidad?

El santuario era el centro donde el pueblo se reunía para adorar a Dios. El santuario era el lugar donde los sacerdotes ofrecían sacrificios. Pero el propósito principal del santuario y sus servicios era dar al pueblo de Israel lecciones objetivas gráficas de cómo Dios salvaría a los que pusieran su confianza en él y en su plan para salvarles del castigo por sus pecados.

El pueblo de Israel perdió de vista el propósito de Dios para el santuario. Tanto se involucraron con los ritos y las formas de los servicios en el santuario que perdieron de vista el propósito del santuario. Después de que el templo fue destruído en el año 70 D. C., los judíos trasladaron el centro de su culto de los servicios del templo a la enseñanza de la ley, que entonces se convirtió en el foco central de los servicios en la sinagoga.

A los cristianos no les ha ido mucho mejor que a los judíos cuando se trata de entender el propósito del santuario. Antes que ver el santuario y sus servicios como lecciones objetivas gráficas que enseñan los principios básicos del plan de redención, el santuario fue "espiritualizado" para convertirse en símbolo de la tierra, la iglesia universal, o el creyente individual. Por lo tanto, la purificación del santuario habría de ser la purificación de la tierra por medio del fuego (como creían los seguidores de Miller), la purificación de la iglesia universal por el Espíritu Santo o la purificación del creyente individual del pecado (como todavía creen muchos perfeccionistas, incluyendo los adventistas del séptimo día).

El gran chasco de 1844 desacreditó la mayoría de las interpretaciones simbólicas del santuario que se habían desarrollado y acumulado por cientos de años. Las interpretaciones simbólicas habían distorsionado las sencillas lecciones objetivas del santuario y sus servicios. Después del gran chasco de 1844, los eruditos bíblicos de varias denominaciones comenzaron a estudiar el propósito y el significado del santuario y sus servicios. Durante el siguiente período de entre 25 a 30 años, muchos de los eruditos bíblicos publicaron libros acerca del santuario y sus servicios. Esos libros mostraban cómo las lecciones simbólicas enseñadas en el santuario se cumplieron en Cristo. Algunos de los libros escritos por estos eruditos y todavía considerados los mejores que jamás se escribieran sobre el tema del santuario y sus servicios (El templo y sus servicios, de Edersheim; la Tipología de la Escritura, de Fairbairn; La ley de las ofrendas, de Jukes; El tabernáculo, las vestiduras sacerdotales, y el sacerdocio, de Soltau). Estos nuevos estudios enfocaban el santuario como una herramienta de enseñanza gráfica o una serie de lecciones objetivas acerca del plan de Dios para salvar a la humanidad. El santuario había sido restaurado a su estado correcto.

¿Por qué ninguno de aquellos grandes libros que explicaban las lecciones espirituales enseñadas por el santuario y sus servicios fue escrito por personas que se sabía habían sido activas en el movimiento adventista de 1844? Parecía que los adventistas no estaban escribiendo aquellos libros acerca de las lecciones que debían ser aprendidas del santuario y sus servicios porque la mayoría de los adventistas que pasaron por el gran chasco estaban completamente preocupados por defender una fecha (22 de octubre de 1844) y su experiencia en el movimiento adventista, y más interesados en las profecías de Daniel y Apocalipsis y doctrinas singularmente adventistas como el sábado, el juicio y la segunda venida, que en el mensaje de los evangelios acerca de la vida, la muerte, la resurrección, y la ascensión de Cristo. Como resultado, no vieron las lecciones objetivas gráficas acerca del plan de salvación, lecciones tan claramente enseñadas por medio del santuario y sus servicios. Pasarían más de cincuenta años antes de que una nueva generación de escritores adventistas, como Uriah Smith (Mirando a Jesús) (1898); F. C. Gilbert (Lecciones prácticas de la experiencia de Israel (1902); El Mesías en su santuario (1937); S. N. Haskell (La cruz y su sombra (1914), y M. L. Andreasen (El servicio del santuario (1937), publicaran libros que mostraran de qué manera el santuario y sus servicios proporcionaban una serie de lecciones objetivas muy gráficas acerca del plan de salvación por medio de Cristo.

¿Por qué estaban tantos de aquellos primeros adventistas dispuestos a aceptar ideas que estaban basadas en tan escasa evidencia bíblica? ¿Por qué estaban tantos de aquellos primeros adventistas dispuestos a aceptar ideas que tan claramente contradecían las claras enseñanzas de las Escrituras? Porque sólo eran seres humanos, como la mayoría de nosotros.

La mayoría de la gente encuentra muy difícil negar pasadas experiencias espirituales. La mayoría también encuentra difícil admitir que estaban errados, especialmente en cuestiones tan importantes como religión o teología. Por lo tanto, es comprensible por qué tantos de los chasqueados adventistas de 1844 encontraron relativamente fácil aceptar nuevos conceptos que podían haber parecido ofrecer una explicación de por qué Cristo no había regresado a la tierra en 1844.

La gente que está en medio de una severa crisis emocional es incapaz de hacer una evaluación cuidadosa y precisa de la información necesaria para tomar las mejores decisiones. Los tiempos de crisis no son los mejores para tomar decisiones importantes o hacer grandes cambios en la vida de uno. Los tiempos de crisis no son los mejores para formar nuevas doctrinas. En tiempos de crisis, lo mejor que podemos hacer es poner nuestra atención en lo que es realmente esencial. Esto es, conservar nuestra relación con Dios. Tendremos toda la eternidad para aprender la correcta doctrina de labios de Jesús mismo.


Explicación razonada del juicio investigador de 1844

Wayne Willey

Editado por Rolaant L. McKenzie

Las raíces del juicio investigador de 1844 están en la profecía de Daniel de los 2,300 días, el principio de día por año, el santuario celestial, y el papel de Jesús como Sumo Sacerdote.

La Profecía de los 2,300 Días

Daniel 8:13-14:

13.  "Entonces oí a un santo que hablaba; y otro de los santos preguntó a aquél que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora entregando el santuario y el ejército para ser pisoteados?
14.  Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado".
Esta profecía, en el contexto de la visión de Daniel acerca de Medo-Persia y (Grecia), y los sacrificios interrumpidos, tiene un significado ambiguo, por decir lo menos.

Nótese que, aunque Daniel encontró que ésta era la parte más desconcertante de la visión (la única parte sobre la cual hizo preguntas), Gabriel, en su explicación, no parece muy preocupado por ella (por lo menos, no da ninguna explicación).

Usando el principio de día por año, 1844 - 2300 (años) da 455 A. C. más o menos. Daniel 8:9-12 habla del "cuerno pequeño" que hace guerra contra "el príncipe de los ejércitos" y "quita el continuo sacrificio" y "echa por tierra el lugar de su santuario." Para Daniel, esto probablemente significa la destrucción del templo de Salomón (el primer templo).

La destrucción del primer templo ocurrió en el año 598 A. C. La destrucción del segundo templo ocurrió mucho más tarde, en el año 70 D. C. En todo caso, ninguno de los dos es candidato para el año 455 A. C.

La crítica actual de Daniel (La Biblia Ancla) explica esto como 1,150 días de interrupción de los sacrificios (sacrificios de mañana y tarde) o los conocidos tres años y medio de "prevaricación" tan familiares en Daniel (y que encajan muy bien con los aproximadamente tres años y medio de prevaricación causada por Antíoco IV Epífanes en el año 167 A. C.) Puesto que, básicamente todos los otros indicios apuntan a la redacción final del libro en este período de tiempo, éste es casi seguramente el significado original.

El principio de día por año

Ezequiel 4:6

6. "Cumplidos éstos, te acostarás sobre tu lado derecho segunda vez, y llevarás la maldad de la casa de Judá cuarenta días; día por año, día por año te lo he dado".
El contexto aquí no contiene absolutamente ningún indicio de que "día" signifique "año" en todos los escritos proféticos de Ezequiel, mucho menos en los escritos apocalípticos de Daniel. Es claro que se da como símbolo de que Ezequiel habría de pasar 40 días acostado del lado derecho para significar los 40 años de la perversidad de Judá, así como que habría de acostarse sobre su costado izquierdo por 390 días para simbolizar la maldad del reino del norte.

Se encuentra apoyo para esto en la profecía de Daniel 9 de que hay "setenta semanas" (490 años) desde la orden para reconstruir a Jerusalén hasta la venida de Jesús (lectura cristiana de la profecía). El templo fue iniciado en el año 520 A. C., lo que da aproximadamente 30 A. C. para el primer advenimiento, lo cual está más o menos bien.

Nuevamente, la crítica actual (La Biblia Ancla) de Daniel 9, tomando en cuenta el hecho de que Daniel aquí está preocupado por la visión de los 70 años de Jeremías, concuerda muy de cerca con los eventos reales (ciertamente tan cerca como lo vio el escritor original en el año 165 A. C.) desde el año 594 A. C. hasta el año 165 A. C. (Esto es, siete semanas de años de cautiverio, luego 62 semanas de años en el segundo templo, luego una semana final, la mitad de la cual [nuevamente tres años y medio] es pasada en desolación).

El santuario celestial

Apocalipsis 15:5

5. "Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio".
Una lectura de esto es que el templo celestial contiene el santuario (el tabernáculo), como lo contenía el primer templo.

Otra lectura, más probable (creo yo) es que el escritor de Apocalipsis consideraba al 'tabernáculo' y al 'templo' básicamente como sinónimos, especialmente en lo que se refiere a asuntos de la visión.

En todo caso, el templo celestial no parece mencionarse fuera de los escritos apocalípticos, y así, probablemente no jugaba ningún papel significativo en la teología cristiana primitiva, por lo menos.

Jesús como Sumo Sacerdote

Hebreos 3:1

1. "Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús".
Hebreos 4:14
14. "Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión".
Hebreos 6:20
20. "...donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec".
Jesús es presentado como sumo sacerdote por el autor de la epístola a los Hebreos. Sin embargo, no pude encontrar ninguna referencia similar en Apocalipsis, donde Jesús es presentado generalmente como juez, o rey victorioso, y oficios así. En todo caso, Jesús es visto como 'sumo sacerdote,' como lo era Melquisedec -- esto es, alguien con derecho, por razones misteriosas, a recibir sacrificios de los que tienen la bendición (por ejemplo, Abraham). Aparentemente, el propósito de esto es para darnos la seguridad de que Jesús tiene la estatura necesaria para llevar a cabo las funciones de sacerdote a favor de cualquier persona. Además, no hay indicios de que esta función sea sacrificial en su naturaleza. Melquisedec, el inmortal Sumo Sacerdote, sólo recibió diezmos de Abraham.

Conclusiones preliminares

Al examinar los factores que constituyen esta doctrina, parece que no puede encontrarse ninguna evidencia de que la profecía de los 2,300 días se relaciona en manera alguna con un juicio, que el principio de día por año tenga algún tipo de remota validez para esta profecía, de que el santuario celestial sea algo más que un dispositivo metafórico y simbólico, y de que, en todo caso, el papel de Jesús como Sumo Sacerdote esté por completo desligado de sus posibles acciones en cualquier santuario celestial teórico y simbólico.


Problemas con la doctrina del juicio investigador de 1844

Por Wayne Willey

Editado por Rolaant L. McKenzie

El problema no es con el concepto general de una fase investigadora de un juicio que ocurre antes de la segunda venida de Jesús. Puesto que Jesús promete traer su galardón con Él cuando regrese por su pueblo (Apocalipsis 22:12), debe haber algún tipo de juicio antes de la segunda venida. El problema ocurre, no con el concepto general de un juicio antes del advenimiento, sino con los detalles.

¿Sobre qué base tiene lugar el juicio? ¿Está el juicio basado en si Dios ofrece perdón para todos nuestros pecados (cobertura total) o si Dios ofrece perdonar sólo los actos específicos de pecado que podemos recordar y confesar?

Muchos adventistas parecen pensar en el juicio investigador en términos legalistas. Esto es, cada acto pecaminoso que hayamos cometido debe ser recordado y confesado para que sea completamente perdonado. Por supuesto, un concepto así debilita y hasta destruye la seguridad de la salvación de una persona porque esa persona jamás podría estar segura de que él o ella ha confesado cada uno de los actos pecaminosos.

El mensaje esencial de la parábola de Cristo acerca del fariseo y el publicano es que una confesión general de que soy pecador será suficiente para asegurar la justificación, para ser declarado justo por Dios.

La pregunta principal que ha de ser contestada en la fase investigativa del juicio puede contestarse con un Sí o un No. ¿La pregunta? ¿Aceptó o confió esta persona en la provisión de Dios para salvarla de sus pecados? ¿Si o no? ¿Creyente o incrédula? Juan 3:18 dice que si no creemos ya estamos condenados.

¿Por qué está el juicio tomando tanto tiempo? Mientras que puede haber sido creíble, desde el punto de vista humano, decir que se necesita un largo período de tiempo para buscar en la base de datos información acerca de cada uno de los que hayan vivido en la tierra durante un tiempo en que toda la información se clasificaba manualmente (como sucedía hace 150 años), este punto de vista es mucho menos creíble en la edad de las computadoras y la información, donde meros mortales pueden procesar una enorme cantidad de información en segundos.

El Libro de la Vida puede compararse con una base de datos de cada uno de los que hayan aceptado la muerte de Jesús como pago por el castigo de sus pecados y la vida de Jesús como su justificación delante de Dios (justificación por la fe). Esa base de datos no tendría que contener mucha información acerca de cada persona en la base de datos -- el nombre o código de identificación de la persona, la fecha en la cual esa persona entró en una relación de fe en Dios, y la posición de creyente o no creyente de esa persona al final de su vida o a la Segunda Venida. ¿Cuánto tiempo se necesitaría para procesar esos tres o cuatro campos de información para los pocos miles de millones de personas que han vivido en la tierra desde la creación? Una computadora de escritorio podría procesar esa cantidad de información en unas pocas horas.

¿Por qué ha necesitado 150 años el juicio investigador? ¿Creen los Adventistas del Séptimo Día que una computadora de escritorio es más eficiente que el Dios Creador que trajo este mundo a la existencia simplemente pronunciando palabras? A los que dicen que el juicio investigador comenzó en 1844 y que a Dios le ha tomado 150 años llevar a cabo el juicio investigador, uno sólo les puede decir como dijo J. B. Phillips: "¡Vuestro Dios es demasiado pequeño!".

Dios no necesita más de 150 años para investigar quiénes deben ser salvos. Dios conoce hasta el número de cabellos en nuestras cabezas (Mateo 10:30). En realidad, llevar una cuenta exacta del número constantemente cambiante de cabellos en la cabeza de uno podría ser mucho más complicado que encontrar un número de teléfono en una base de datos. Dios sabe quiénes son suyos (Juan 10:14; 2 Tim. 2:19) en cualquier momento específico, así como los que han sido suyos desde el comienzo de los tiempos.

¿En qué se diferencia el ministerio sacerdotal de Cristo, descrito en Hebreos, de la doctrina del juicio investigador de 1844?

En los servicios del santuario del Antiguo Testamento descritos en Levítico, los pecados de los creyentes se acumulaban en el santuario durante un año, hasta el Día de Expiación, cuando el sumo sacerdote entraba a la presencia de Dios en el Lugar Santísimo para hacer expiación por el santuario y el pueblo. El punto principal del servicio del santuario en el Antiguo Testamento era que el sumo sacerdote en el santuario/templo terrenal tenía acceso directo a Dios sólo un día cada año -- el Día de Expiación anual.

En el santuario del Nuevo Testamento descrito en Hebreos, Cristo está ahora (en el momento en que se escribía el libro de Hebreos, antes de la caída de Jerusalén en el año 70 D. C.) en la presencia de Dios (el Lugar Santísimo en el universo) intercediendo por su pueblo (Hebreos 9:24). Mientras Esteban veía en visión a Cristo "que estaba" a la diestra del Padre (Hechos 7:55-56) cuando compareció delante del concilio en el año 34 D. C., el escritor de Hebreos en los años 65-70 D. C. dice que Cristo se sentó (tiempo pasado) a la diestra del Padre (Hebreos 1:3; 10:12) donde "se sentó" (Hebreos 8:1; 12:2).

¿Cuál es la diferencia más significativa entre el ministerio de Aarón y el ministerio de Cristo?

Cuando Aarón era sumo sacerdote, el creyente tenía que esperar un año antes de que el sumo sacerdote llevara sus pecados a la presencia de Dios en el Lugar Santísimo el Día de Expiación. Ahora que Cristo es nuestro sumo sacerdote, el creyente tiene acceso inmediato a Dios porque Cristo nuestro sumo sacerdote está en presencia de Dios todos los días.

La doctrina tradicional adventista del juicio investigador dice que Cristo ha estado ministrando fuera del Lugar Santísimo por más de 1,800 años antes de entrar al Lugar Santísimo para iniciar, el 22 de octubre de 1844, el ministerio de purificación prefigurado en los servicios del antiguo Día de Expiación. La doctrina tradicional adventista enseña que el ministerio de purificación de Cristo en el Lugar Santísimo ha estado teniendo lugar por más de 150 años.

¿Cómo puede ser esta descripción del ministerio de Cristo mejor que el sacerdocio levítico que proporcionaba expiación una vez cada año y terminaba esa expiación en un día?

Algunos ven a Cristo subiendo y bajando, o entrando y saliendo, del Lugar Santísimo como "un conejo en una caja", ofreciendo el sacrificio de su sangre por nuestros pecados. Otros ven a Dios sentado en un trono movible que rueda del Lugar Santo al Lugar Santísimo. Estas personas ignoran los textos que dicen que el sacrificio de Cristo sólo fue necesario ofrecerlo al Padre una sola vez (Hebreos 10:12). "Se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies." (Hebreos 10:12-13). Estas personas también ignoran el hecho de que ningún lugar en el universo puede ser más santo que aquél que es hecho santo por la presencia de Dios.

Cuando Cristo se ponga de pie nuevamente, será para salir de la presencia de su Padre y regresar a la tierra a recoger a su pueblo. Hasta que llegue ese día, Cristo permanece sentado en la presencia de su Padre en el Lugar Santísimo en el universo donde ha estado desde que regresó al cielo después de que resucitó de los muertos hace casi 2,000 años!

La doctrina tradicional adventista del juicio investigador en 1844 contradice la descripción del ministerio de Cristo que da el libro de Hebreos. Lo hace así porque los que iniciaron esta doctrina enfocaron casi toda su atención sobre los servicios del santuario del Antiguo Testamento descritos en Levítico, y prestaron muy poca atención a los servicios del santuario del Nuevo Testamento descritos en Hebreos. Podemos entender que los pioneros Adventistas fueron cegados por su gran desengaño y dolor por no haber regresado Jesús en 1844. ¿Qué excusa tienen los adventistas de hoy día para mantener una doctrina del juicio investigador que contradice el libro de Hebreos?


Conclusiones acerca de la doctrina del juicio investigador de 1844

Por Wayne Willey

Editado por Rolaant L. McKenzie

¿Qué es lo que es tan objetable acerca de la doctrina adventista tradicional del juicio investigador?

Primero, ignora o minimiza la hermosa descripción del ministerio celestial de Cristo en el libro de Hebreos y convierte al ministerio terrenal de Aarón en el modelo definitivo para el ministerio de Cristo en la presencia del Padre.

Segundo, pone a Cristo en las vestiduras y el papel de Aarón, y requiere que Cristo lleve a cabo el ministerio del sacerdocio levítico por casi 2,000 años.

Tercero, hace al ministerio de Cristo Jesús, el que trajo al mundo a la existencia sólo pronunciando palabras, menos efectivo que el ministerio de un ser humano falible y pecador llamado Aarón. En el antiguo Día de Expiación, Aarón ofrecía el sacrificio de un macho cabrío, traía su sangre a la presencia de Dios en el Lugar Santísimo, y hacía expiación por el pueblo de Israel en un sólo día. Pero la doctrina tradicional Adventista del juicio investigador dice que, aunque Cristo ofreció el sacrificio de su propia vida perfecta y trajo su propia sangre sin pecado a la presencia del Padre cuando ascendió al cielo, no ha podido hacer una completa expiación por el pueblo de Israel espiritual en casi 2,000 años. Decir que la sangre de un macho cabrío y el ministerio de un sacerdote humano y pecador en el tipo del antiguo pacto era más efectivo que la sangre y el ministerio del Cristo resucitado en el nuevo pacto es nada menos que una blasfemia para cualquiera que verdaderamente entienda el evangelio de Jesucristo. Y sin embargo, eso es lo que enseña la doctrina tradicional Adventista del juicio investigador.

Finalmente, esta doctrina roba al creyente la seguridad de la salvación en el presente haciendo que su salvación dependa de algún suceso que ha de tener lugar en el futuro. El evangelio nos enseña que nuestra salvación está asegurada por sucesos que tuvieron lugar en el pasado -- la muerte de Cristo Jesús en la cruz para pagar la pena por nuestros pecados, y la vida sin pecado de Cristo Jesús, que proporciona la perfecta justicia que necesitamos para ser aceptables en el juicio. El evangelio nos da la seguridad de que nuestros pecados han sido perdonados y de que ahora somos aceptados por Dios porque Jesús es nuestro Salvador y Señor. El evangelio nos da la seguridad de que Dios ya ha proporcionado todo lo que jamás será necesario para la salvación. Lo único que nos separa de la salvación es si continuamos aceptando el don de la salvación bajo los términos de Dios confiando en la vida y la muerte de Jesús, o si regresamos a los egoístas, fútiles, y estúpidos intentos de obtener la aceptación de Dios y la salvación por medio de nuestras propias y débiles obras. Dios no necesita 150 años o más para compilar una lista de aquéllos que confiaron en Jesús como su Salvador al momento de su muerte o en alguna fecha futura. Dios ciertamente no necesitaría 150 años o más para revisar los pocos miles de millones de nombres de personas que han vivido en la tierra y extraer los nombres de aquéllos que "murieron en la fe" y los que estaban "viviendo por fe" a la Segunda Venida. Dios es más eficiente que cualquier computadora que los seres humanos puedan inventar.


El juicio a la luz del Evangelio

Por Dale Ratzlaff

Editado por Rolaant McKenzie

La buena nueva del juicio es que Cristo tomó nuestro lugar. Fue juzgado como pecador en la cruz. ¡Allí, pagó el precio por todos los pecados -- los suyos, los míos, pasados, presentes, futuros -- de una vez y para siempre! Nuestros pecados fueron puestos sobre Cristo y juzgados para siempre. Su justicia fue acreditada a nuestra cuenta. Este es el evangelio que transformó las vidas de los apóstoles. Este es el evangelio que ha de ser proclamado al mundo.

Hay tres aspectos del juicio. Primero está la vida justa de Jesús, su muerte, su sepultura, su gloriosa resurrección, y su ascensión a la diestra de Dios. Segundo, está nuestra respuesta a esto. Verdaderamente somos juzgados por el evangelio. Y tercero, cuando Cristo venga por segunda vez revelará los resultados de habernos escogido y de que le hayamos escogido. Aquéllos que respondan a su gracioso ofrecimiento de salvación, aquéllos escogidos en Cristo antes de la fundación del mundo, serán introducidos a las bendiciones de una eternidad con Dios. Aquéllos que hayan rechazado el don gratuito de la salvación serán consignados al lago de fuego.

Hay juicio en Cristo. Isaías 53:4-5 muestra sólo uno de los numerosos tipos y numerosas sombras del Mesías venidero que encontraron cumplimiento en Cristo Jesús. Jesús verdaderamente llevó nuestros dolores, aflicciones, e iniquidades. Poco antes de que asumiera la naturaleza humana, un ángel del Señor le apareció a José en sueños en relación con María, y le dijo que Jesús sería el que salvaría a su pueblo de sus pecados. (Mateo 1:21). Cuando Juan Bautista presentó a Jesús en el río Jordán, le llamó "el cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Juan 1:29). Durante todo el ministerio de Jesús, le vemos moviéndose hacia la cruz, firme y decididamente, con premeditación -- el juicio del mundo. Vino a "dar su vida en rescate por muchos" (Mateo 20:28). Mientras estuvo con sus discípulos, Jesús señalaba una y otra vez que sufriría mucho, que sería muerto, y que resucitaría al tercer día (Mateo 16:21). Y Jesús declaró: "Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera" (Juan 12:31).

Jesús sabía bien lo que le esperaba justo antes de ser traicionado. En la última cena, describió su cuerpo como dándoselo a sus discípulos, y describió el derramamiento de su sangre como trayendo el nuevo pacto (Lucas 22:15-22). Más tarde esa misma noche, Jesús, anticipando la venida del Espíritu Santo, dijo estas penetrantes palabras acerca del juicio y la justicia:

"Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia, y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado" (Juan 16:8-11).

Estas palabras son muy significativas. Nótese que, después de la muerte y la resurrección de Cristo, el pecado se define como no creer en Jesús. La justicia está en la persona de Cristo Jesús, el cual está a la diestra del Padre. El juicio tiene que ver con Satanás, que ya ha sido juzgado. El mensaje de la iglesia primitiva era: "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él" (2 Cor. 5:21).

Somos juzgados por el evangelio. Efesios 1:4-7 enseña que somos escogidos en Cristo. Somos predestinados para ser hijos adoptivos de Dios por medio de Cristo. En Cristo, tenemos redención por medio de su sangre a causa de la grandeza de su gracia. La Escritura también enseña que debemos responder a la gracia de Dios en Cristo (Juan 1:12; 3:16-19). Estos versos indican que el creer y el juicio están relacionados entre sí. El que cree no es juzgado. El juicio se establece en el contexto de nuestra elección cuando somos confrontados con la luz del evangelio de Cristo. Y esto es diametralmente opuesto al juicio investigador tradicional adventista. Jesús dijo claramente que los que lo oyen y creen en Él tienen vida eterna y no vendrán a condenación (Juan 5:24).

Este es el juicio de justificación. Toma la realidad del suceso histórico pasado de la vida y la muerte substitutivas de Cristo, que proporciona la justicia que necesitamos para salir aprobados en el futuro día del juicio de Dios, y aplica el completo perdón de los pecados y la justicia imputada a la experiencia presente del creyente. Por lo tanto, Pablo pudo decir que morimos con Cristo (Romanos 6:2, 7-8, 7:6; Colosenses 2:20; 3:3; 2 Tim. 2:11). Fuimos resucitados con él a novedad de vida y ya estamos sentados con Cristo en lugares celestiales (Efesios 2:6; Colosenses 2:12; 3:1). En otras palabras, ¡la verdad de la justificación por la fe es que el veredicto de "no culpable" ya ha sido emitido sobre aquéllos que creen! ¡Y esa es la buena nueva del evangelio! Y es por eso por lo que los verdaderos creyentes no vendrán a juicio, porque ya han sido juzgados en Cristo (Colosenses 1:12-14).

El foco del juicio investigador es sobre las obras personales para que uno pueda ser encontrado digno de la vida eterna. La buena nueva del evangelio es que el Padre ya nos ha calificado a nosotros, que creemos en Cristo, para participar de la herencia eterna en Cristo. Ya hemos sido librados del dominio de las tinieblas. Ahora tenemos redención. La vindicación de la justicia de Dios de manera que salva a pecadores indefensos e impíos que eran enemigos de Dios ya ha sido decidida (Romanos 3:21-26; 5:6-11).

Los Adventistas esperan la futura vindicación de Dios cuando el "remanente" refleje plenamente la imagen de Jesús. La Biblia, sin embargo, afirma que la sangre de Cristo vindicó el carácter de Dios, y que esto lo hizo Cristo sin la ayuda de ningún pueblo remanente de los últimos días.

Nótese que esto tiene lugar aparte de la ley o fuera del ámbito de la ley del antiguo pacto. En el nuevo pacto, el centro es, no la ley, sino el creer en Cristo. Nuestra completa justificación es aparte de las obras de la ley (Romanos 3:28). Nuestra salvación depende, no de nuestras buenas obras, sino de la misericordia de Dios (Tito 3:4-7). Los que oyen y luego rechazan el evangelio son juzgados indignos de la vida eterna (Juan 5:39-41). Las personas son juzgadas por su respuesta a la buena nueva del evangelio. La luz de la misericordia de Dios ha sido brillantemente revelada en Cristo. Ahora, la oscuridad del pecado no tiene excusa.

La segunda venida de Cristo revela el juicio de Dios. El veredicto del juicio ya ha sido emitido (Romanos 2:5). En ese sentido, podría decirse que es un juicio pre-advenimiento. Sin embargo, este juicio pre-advenimiento no es algún juicio investigador, en el que Jesús y el universo que observa examinan los libros de registro del cielo, midiendo los caracteres para ver quiénes son dignos de la vida eterna. Más bien, este juicio resulta de nuestra respuesta al evangelio cuando ha sido proclamado, entendido, y recibido o rechazado. Este último juicio simplemente revela quiénes, por la fe, aceptaron el don gratuito de la vida eterna de Dios, y quiénes no lo aceptaron (1 Pedro 1:7).

En resumen:

  1. Jesús, como nuestro substituto, fue juzgado en la cruz en nuestro lugar. Pagó el precio de todos los pecados para todos los tiempos. Acreditó nuestra cuenta. Por medio de su muerte en la cruz, Jesús juzgó a Satanás y demostró la justicia de Dios en la manera en que Dios salva a los pecadores.
  1. La buena nueva del juicio es que todos los que creen y confían en la vida, la muerte, y la resurrección de Cristo pueden decir con seguridad: "¡He sido absuelto!" Ya hemos sido juzgados en Cristo. Los que rechazan el evangelio, se juzgan a sí mismos indignos de la vida eterna.
  1. La segunda venida de Cristo será una revelación de cómo los hombres respondieron al gracioso don de la salvación de Dios.
"De cierto, de cierto, os digo, el que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna, y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida" (Juan 5:24).


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El juicio investigador

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