Hay dos términos usados
en las Escrituras para definir dos diferentes etapas de la
conversión de los gentiles al judaísmo. El término "temeroso
de Dios" o "el que teme a Dios" se usaba para describir a
los gentiles que creían en el único Dios verdadero y negaban
los ídolos y los dioses extraños del mundo gentil,
incluyendo a los emperadores como dioses. Los "temerosos de
Dios" asistían a la sinagoga el sábado, pero no estaban
sujetos a las restricciones de no trabajar en sábado. No
comían con los judíos y no podían guardar la Pascua sin
haberse circuncidado.
Ejemplo de los que temen a Dios:
Hechos 13:26 - "Varones
hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre
vosotros teméis a Dios, a vosotros es enviada la palabra
de esta salvación".
Lo que no se sabe comúnmente sobre las creencias
judías en relación con los gentiles desde los tiempos de
Noé, durante la época de Cristo, y hasta la actualidad, es
que ningún judío creyó jamás, en ningún momento, que el
sábado era obligatorio para que los gentiles fueran aceptos
por Dios o para que pudieran heredar la vida eterna.
Más adelante en este documento, verá usted amplia evidencia,
de varias fuentes, que demuestra que: 1) los judíos jamás
creyeron que ni el sábado ni ninguna parte ceremonial fuese
obligatoria para los gentiles; y 2) los judíos no creen que
nadie antes de Abraham guardara nada más que la "ley de Noé"
o las "siete leyes de Noé". Citamos el TALMUD PARA TODOS:
"El judaísmo considera a cualquier no judío (gentil) que
guarda estas leyes como una persona justa que tiene
garantizado un lugar en el mundo venidero".
En la página 65 del libro "TALMUD PARA TODOS, las
principales enseñanzas de los sabios rabinos", escrito por
Abraham Cohen, leemos esto en relación con el gentil que
está a punto de ser circuncidado: "Se le dice: 'Debes saber
que antes de (la circuncisión) dar este paso (la
circuncisión), participabas de grasas prohibidas [carnes
inmundas] y profanabas el sábado sin incurrir en castigo.
Pero, DE AQUÍ EN ADELANTE, si haces estas cosas, recaerán
sobre tí castigos espantosos'". Observamos que los judíos
permitían plenamente que los judíos "temerosos de Dios"
"profanaran el sábado" y comieran carnes inmundas sin ser
juzgados por Dios o por ellos mismos sino hasta que eran
circuncidados en la carne.
El otro término que se usa en las Escrituras es
"prosélito" (que en griego significa "residir, morar"), que
describe a un gentil que había sido circuncidado y que, por
lo tanto, estaba sujeto a los sábados y a todas las 613
leyes bajo la Ley de Moisés. La mayoría de los prosélitos
eran "temerosos de Dios" primero, y después se convertían en
prosélitos. Debido a que no todos los gentiles podían ser lo
bastante libres para reposar los sábados, observar las leyes
sobre carnes limpias e inmundas, y todos los otros
requisitos no morales de la Ley de Moisés, casi todos los
gentiles continuaban siendo "temerosos de Dios". El término
"prosélito" es usado por el propio Jesús en el siguiente
texto, donde reprende a los autojustificantes fariseos.
Mateo 23:15: ""¡Ay de vosotos, escribas y fariseos!
¡Hipócritas! Porque recorréis mar y tierra para hacer un
prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del
infierno que vosotros".
Ahora
podemos proceder al Capítulo 15 de Hechos.
Mis comentarios aparecen encerrados en corchetes [].
Hechos
15:1-5. "Entonces
algunos
que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os
circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser
salvos. Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y
contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen
Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a
los apóstoles y los ancianos, para tratar esta cuestión.
Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia,
pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de
los gentiles, y causaban gran gozo a todos los hermanos. Y
llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia, y
los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas
que Dios había hecho con ellos. Pero algunos de la secta
de los fariseos, que habían creído, se levantaron
diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que
guarden la ley de Moisés".
[Es imposible exagerar la importancia de esta
línea de pensamiento en la interpretación del concilio de
Jerusalén. La secta de los fariseos predicaba que era
necesario añadir la ley de Moisés al evangelio de la gracia
y la fe. No era sólo la circuncisión, sino también la orden
de que los gentiles guardasen la "ley de Moisés". Para
entender bien esta frase, debemos tener presente que se puede
aludir a cualquier porción de la ley de Moisés como a la
ley de Moisés. Por ejemplo: La circuncisión era
parte de la ley de Moisés, como los sacrificios y los
sábados semanales y anuales. Así que, en un intento por
corromper el verdadero significado de la ley de Moisés,
muchas de las iglesias que guardan el sábado se refieren a
eso como una parte de la ley de Moisés en vez de la
totalidad de ella. La mejor referencia a la ley de Moisés en
su totalidad está en Malaquías 4:4, donde dice: "Acordaos de
la ley de Moisés, mi siervo, al cual encargué en Horeb
ordenanzas y leyes para todo Israel". Es claro, a partir de
este versículo, que la ley de Moisés incluye toda la ley,
tanto del monte Sinaí como las ordenanzas y leyes. ¿Por qué
entra la circuncisión en escena? Porque la Escritura dice en
Éxodo 12:47-49. "Toda la congregación de Israel lo hará.
Mas, si algún extranjero (gentil) morare [de aquí recibimos
la palabra "prosélito"] contigo, y quisiere celebrar la
pascua para Jehová, séale circuncidado todo varón, y
entonces la celebrará, y será como uno de vuestra nación;
pero ningún incircunciso comerá de ella. La misma ley será
para el natural, y para el extranjero que habitare entre
vosotros". Así que, si cualquier gentil deseaba celebrar la
fiesta de la pascua, primero tenía que circuncidarse, y de
este modo mostrar su disposición a guardar toda la ley de
Moisés, como lo indica claramente esta referencia. Gálatas
5:3 lo expresa de esta manera: "Y otra vez testifico a todo
hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda
la ley"].
6-9 "Y se
reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de
este asunto. Y después de mucha discusión, Pedro se
levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo
ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles
oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. Y
Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio,
dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y
ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos,
purificando por la fe sus corazones".
[Esta es una referencia directa a lo que sucedió
en Hechos 10, donde, después de que tuvo la visión de los
animales inmundos, se le dijo a Pedro que fuera y les
predicara a los gentiles, específicamente a Cornelio, el
centurión (Hechos 10:21, 22. "Entonces Pedro, descendiendo a
donde estaban los hombres que fueron enviados por Cornelio,
les dijo: He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la causa
por la que habéis venido? Ellos dijeron: Cornelio el
centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene buen
testimonio en toda la nación de los judíos, ha recibido
instrucciones de un santo ángel, de hacerte venir a su casa
para oir tus palabras". Nuevamente, es de la mayor
importancia reconocer la importancia del uso del término
"temeroso de Dios", porque muestra que Cornelio no estaba
sujeto a la restricción del sábado semanal, ni de los
sábados anuales, ni a las carnes limpias e inmundas cuando
el Espíritu Santo vino sobre él. (Por favor, tómese el
tiempo necesario para leer los capítulos 10 y 11 de Hechos).
El argumento aquí es que Dios había purificado los corazones
de ellos por la fe y les había dado el Espíritu Santo, tal
como había hecho con los que habían sido circuncidados y
habían guardado la ley de Moisés. Dios no estaba purificando
los corazones de ellos por la ley, sino por la fe. Por fe,
les estaba dando el Espíritu Santo, y por esto era evidencia
de salvación. Hechos 13:47, 48 lo expresa así: "Porque así
nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de
los gentiles, a fin de que seas para salvación hasta lo
último de la tierra. Los gentiles, oyendo esto, se
regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron
todos los que estaban ordenados para vida eterna".]
10-11
"Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la
cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni
nosotros hemos podido llevar? Antes creemos que por la
gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que
ellos".
[Este versículo es el punto crucial de toda la
cuestión. Guardadores del sábado o no, circuncidados o no,
temerosos de Dios o no, gentiles o esclavos o libres, judíos
o gentiles, la salvación y el Espíritu Santo vienen por fe
por medio de la gracia. Añadir la ley de Moisés a la ley
tienta a Dios porque Dios no requería de los gentiles la
observancia de la ley de Moisés y los sábados, la
restricción sobre las carnes, ni los diezmos, ni la
circuncisión, ni los sacrificios primero para después darles
el Espíritu Santo, sino que les dio libremente el Espíritu
Santo. Romanos 8:8, 9 dice: "Los que viven según la carne no
pueden agradar a Dios. Mas vosotros no vivís según la carne,
sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora
en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no
es de él". La secta de los fariseos predicaba que era la ley
la que hacía santa a una persona, pero el evangelio dice que
son la "fe" y el "Espíritu Santo" los que hacen a una
persona acepta a Dios.]
12. "Entonces toda la
multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban
cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por
medio de ellos entre los gentiles".
[Este corto versículo es importante porque la Escritura dice
que Dios puso su sello de aprobación a un ministerio por
medio de los milagros que siguieron a la predicación. Nótese
Hechos 2:22. "Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús
nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las
maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros
por medio de él, como vosotros mismos sabéis". El punto aquí
es que Dios había continuado haciendo milagros como sello de
aprobación del evangelio de Pablo y Bernabé, aunque ellos
nunca exigieron ni ordenaron que los gentiles se
circuncidaran ni que guardaran la ley de Moisés].
13-18 "Y cuando ellos
callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos,
oídme. Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a
los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. Y
con esto concuerdan las palabras de los profetas, como
está escrito: Después de esto volveré, y reedificaré el
tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus
ruinas, y lo volveré a levantar, para que el resto de los
hombres busque al Señor, y todos los gentiles, sobre los
cuales es invocado mi nombre, dice el Señor, que hace
conocer todo esto desde tiempos antiguos".
[Santiago concuerda con Pedro, Pablo y Bernabé en que Dios
trabajaba para dar el Espíritu Santo y la salvación a los
gentiles aparte de la ley de Moisés, así que Jacobo cita el
único pasaje de la Escritura que se usa en todo el debate.
Jacobo dice que éste era el plan de Dios desde el principio
del mundo. Citando la página 348 del TALMUD PARA TODOS en
relación con la venida del Mesías, leemos: "El rabino
declaró: 'El Santo, bendito sea Él, levantará de Israel a
otro David, como está escrito: 'Servirán a Jehová su Dios y
a David su rey, a quien yo les levantaré". No dice
"levantado", sino "levantaré" (Sanh. 98b)... El rabino
Nachman le preguntó al rabino Isaac: '¿Has oído decir cuándo
vendrá Bar Naphle (hijo del caído)?' Y él contestó: '¿Quién
es Bar Naphle?' Y contestó: 'El Mesías'. El otro preguntó:
'¿Llamas Mesías a Bar Naphle?' Contestó: 'Sí, porque está
escrito: 'En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de
David' (Amós 9:11) (Sanh. 96b). Ahora bien, el Mesías había
venido y el templo y el tabernáculo espiritual de David
estaba siendo reconstruido y a todos los gentiles se les
permitía y deseaban entrar, como lo hicieron en tiempos de
David. La salvación a los gentiles y su libertad
de los sábados, las restricciones sobre las carnes, y las
otras leyes claramente "judías" nunca fueron parte del plan
de Dios para los gentiles "desde el principio del mundo".]
19-20 "Por lo cual
yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se
convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten
de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de
ahogado y de sangre".
[Uno puede preguntarse qué hizo que Pedro, todos los
apóstoles, y todos los ancianos eligieran estas cuatro cosas
enumeradas en el versículo 29. ¿De dónde vinieron? ¿Por qué
esas cuatro cosas, y no otras? Las cuatro cosas mencionadas
en el versículo 29 vienen directamente de la Ley de Noé o de
las Siete Leyes de Noé. Las cuatro cosas que se dice se les
debían escribir a los gentiles se conocían como la Ley de
Noé. Ésta era considerada como la ley moral dada oralmente a
Noé, y si una persona la guardaba, era considerada justa y
heredera de la vida eterna.
"Apartarse de la contaminación de ídolos" se encuentra en el
# 1 y en el # 6 de la Ley de Noé. "De fornicación" se
encuentra en el # 4 de la Ley de Noé. La palabra griega
"pornea", traducida como fornicación, significa exactamente
lo mismo que lo que se menciona en el # 4. "De ahogado"
[estrangulado] se menciona en el # 6 de la Ley de Noé. "De
sangre" se encuentra en el # 3 de la Ley de Noé.
Ninguno de los judíos creía que la observancia del sábado
era "obligatoria" hasta el tiempo de Moisés. ¿Por qué quería
Jacobo dar estos mandamientos por escrito? La respuesta se
encuentra en el versículo siguiente].
21. "Porque Moisés
desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo
predique en las sinagogas, donde es leído cada día de
reposo".
[Ahora bien, no permita usted que los judaizantes le engañen
con este versículo. Cuando el evangelio fue predicado entre
los gentiles, Jesús había ordenado que primero se les
predicara a los judíos y luego a los gentiles. En las
sinagogas, los judíos acostumbraban tratar de convertir a
los gentiles, y hacer que se circuncidaran "y que guardasen
la ley de Moisés". Estaban predicando a Moisés, y esto fue
lo que inició todo el problema. Después de que Dios había
dado la salvación y el Espíritu Santo por gracia por medio
de la fe, como lo declara Pedro, algunos de la secta de los
fariseos comenzaron a predicar a Moisés. Permítaseme
reproducir el versículo 5 de este capítulo. "Pero algunos de
la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron
diciendo: Es necesario circuncidarles y mandarles que
guarden la ley de Moisés". Para evitar cualquier confusión,
se envió esta carta a las iglesias para que no hubiese
ninguna confusión ni ningún malentendido. No debía obligarse
a los gentiles a circuncidarse ni a guardar la ley de
Moisés. Lo que se quiere subrayar en el versículo 21 es que
era necesario escribirles a los gentiles porque en cada
ciudad había una sinagoga, donde los judíos predicaban a
Moisés (no a Cristo, ni al evangelio, sino a Moisés, como el
camino a la salvación, AÑADIDA A CRISTO, y los apóstoles no
querían que hubiese ningún malentendido. Los gentiles no
debían circuncidarse ni guardar la ley de Moisés bajo
ninguna circunstancia, porque la fe en Cristo es el camino a
la salvación. A partir del contexto de todo lo que sabemos
que dijeron los apóstoles, lo último que cualquiera de los
apóstoles o ancianos quería era que los judaizantes
"inquietasen" más a los gentiles. ¡La carta de los apóstoles
era una advertencia a los judaizantes de que no
"inquietasen" MÁS a los gentiles!]
22-29 "Entonces
pareció a los apóstoles y a los ancianos, con toda la
iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a
Antioquia con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por
sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre
los hermanos, y escribir por conducto de ellos: Los
apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de
entre los gentiles que están en Antioquia, en Siria, y en
Cilicia, salud. Por cuanto hemos oído que algunos que han
salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han
inquietado con palabras, perturbando vuestras almas,
mandando circuncidaros y guardar la ley, nos ha parecido
bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y
enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo,
hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro
Señor Jesucristo. Así que enviamos a Judas y a Silas, los
cuales también de palabra os harán saber lo mismo. Porque
ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no
imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias:
Que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre,
de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os
guardáreis, bien haréis. Pasadlo bien".
[Primero, los apóstoles y los ancianos se reunieron y
tomaron una decisión. Luego, escribieron cartas confirmando
su decisión. Después, enviaron a hombres que habían
arriesgado sus vidas, en otras palabras, hombres "fieles",
para que entregaran el mismo mensaje, y luego "confirmaron a
los hermanos". ¿Puede ser más claro? Y sin embargo, los
Adventistas y los seguidores de Armstrong quieren hacernos
creer exactamente lo contrario, tratando de decir que los
apóstoles querían que los gentiles APRENDIERAN en la
sinagoga a guardar la ley de Moisés. ESO contradice todo lo
que los apóstoles dijeron y escribieron. Sabemos que ellos
nunca quisieron decir tal cosa. Cuando los apóstoles y
ancianos escribieron "NINGUNA CARGA MÁS", no quisieron decir
que los gentiles debían ir a una sinagoga y aprender el
resto de las cargas de la ley de Moisés. Pedro dijo que era
una carga "que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido
llevar". Es completamente erróneo pensar que los apóstoles
deseaban enviar a cristianos gentiles a la sinagoga para que
fuesen "inquietados" y hacer que su fe fuese "subvertida"
por los que predicaban a Moisés, y que además "tentaban a
Dios", como dijo Pedro].
30-35. Así, pues, los
que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo
a la congregación, entregaron la carta; habiendo leído la
cual, se regocijaron por la consolación. Y Judas y Silas,
como ellos también eran profetas, consolaron y confirmaron
a los hermanos con abundancia de palabras. Y pasando algún
tiempo allí, fueron despedidos en paz por los hermanos,
para volver a aquellos que los habían enviado. Mas a Silas
le pareció bien el quedarse allí. Y Pablo y Bernabé
continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y
anunciando el evangelio con otros muchos.
[Ahora bien, leyendo Hechos 16:4,5 tenemos: "Y al pasar por las
ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían
acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en
Jerusalén, para que las guardasen. Así que las iglesias
eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número cada
día". Todo esto causó considerable confusión. Como
Pablo predicaba el evangelio en las sinagogas primero a los
judíos y luego a los gentiles, surgían preguntas
constantemente. Pero tanto Pablo como los apóstoles se
mantenían firmes. Cuando Pablo les dijo a los gentiles que
no debían circuncidar a sus hijos ni circuncidarse ellos
mismos, los judíos de entre los gentiles escucharon y luego
comenzaron a preguntarse: Si los gentiles recibían la
salvación y el Espíritu Santo y no estaban bajo la ley de
Moisés, entonces, ¿por qué tenían ellos, los judíos, que
estar bajo la ley de Moisés? De aquí que se presentara un
problema, aun años más tarde, en Hechos 21, cuando Pablo
regresó a Jerusalén. Algunos judíos de entre los gentiles
informaron que él había predicado a judíos y a gentiles que
no debían circuncidar a sus hijos ni seguir las costumbres
de Moisés].
Usted encuentra esto en Hechos 21:15-25. "Después de esos días,
hechos ya los preparativos, subimos a Jerusalén. Y
vinieron también con nosotros de Cesarea algunos de los
discípulos trayendo consigo a uno llamado Mnasón, de
Chipre, discípulo antiguo, con quien nos hospedaríamos.
Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron
con gozo. Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a
ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos; a
los cuales, después de haberles saludado, les contó una
por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles
por su ministerio. Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a
Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de
judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley.
Pero se les ha informado en cuanto a tí, que enseñas a
todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar
de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni
observen las costumbres. ¿Qué hay, pues? La multitud se
reunirá de cierto, porque oirán que has venido. Haz, pues,
esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que
tienen obligación de cumplir voto. Tómalos contigo,
purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se
rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de
lo que se les informó acerca de tí, sino que tú también
andas ordenadamente, guardando la ley. Pero en cuanto a los
gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito
determinando que no guarden nada de esto; solamente
que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre,
de ahogado, y de fornicación".
[Han pasado años desde el concilio de Jerusalén en el año 49
D.C. Pero el decreto continúa diciendo lo mismo que dice en
el versículo 25. Los apóstoles y los ancianos nunca
añadieron nada más de la ley de Moisés. Algunos dicen que,
después del concilio de Jerusalén y los decretos, la iglesia
añadió otras cosas de la ley de Moisés para que las
guardaran los gentiles. Este ejemplo de años más tarde
muestra que no se añadió nada más. Ahora es más fácil
entender todo el Nuevo Testamento. Pablo afirma cosas como
las que dice en Rom. 10:12-13, "porque no hay diferencia entre judío y griego,
pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con
todos los que le invocan; porque todo aquél que invocare
el nombre del Señor será salvo".]
Una de las principales quejas de las iglesias observadoras
del sábado cuando se les muestran estos textos es decir:
"Muy bien, entonces usted cree que es lícito matar, robar, o
cometer adulterio". Esto da a entender que lo único que les
impide hacer estas cosas es la ley. Pablo responde en 1 Tim.
1:9-10: "conociendo
esto, que la ley NO fue dada para el justo, sino para los
transgresores y desobedientes, para los impíos y
pecadores, para los irreverentes y profanos, para los
parricidas y matricidas, para los homicidas, para los
fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores,
para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a
la sana doctrina". Pablo también contestó que, por
fe y el uso del Espíritu Santo, las personas pueden andar
como dice Gál. 5:22-24. "Porque el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza;
contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo
han crucificado la carne con sus pasiones y deseos".
Lo que el evangelio enfatiza constantemente es la ley
escrita en nuestros corazones. Esto significa que el
evangelio cambia nuestra naturaleza y nos da el poder para
vivir de una manera que cumple la justicia de la ley, que es
el amor que procede de un corazón puro. No es la ley, sino
el Espíritu Santo, lo que nos impide pecar. En Gálatas 5:19,
20 se encuentra una severa advertencia contra el vivir según
la carne. La advertencia en estos versículos va mucho más
allá de los Diez Mandamientos. Apunta a la naturaleza misma
del ser humano, que debe ser cambiada. Por lo tanto, los
gentiles no iban a estar bajo la ley de Moisés, sino que les
fue dado el Espíritu Santo por fe para que llevaran fruto en
sus vidas.
Al leer en relación con las enseñanzas judías y la ley,
específicamente los sábados, las carnes limpias e inmundas,
los diezmos, las abluciones, las leyes ceremoniales y
morales para los gentiles, encontramos que las principales
escuelas del judaísmo enseñaban lo siguiente. Esta es la
enseñanza relativa a la obediencia de las leyes para los
gentiles desde el período noaico hasta hoy. Tome nota de
esta cita: "La tradición judía sostiene que los no judíos
(gentiles) están sujetos a siete leyes, que se supone datan
de la época del más recto de los gentiles, Noé. Hay seis
leyes negativas y una positiva sobre:
1. No negar a Dios (por ejemplo, por medio de la idolatría).
2. No blasfemar de Dios.
3. No asesinar.
4. No participar en relaciones incestuosas, adúlteras,
bestiales, u homosexuales.
5. No robar.
6. No comer un miembro arrancado de un animal vivo.
7. No establecer tribunales para asegurar la obediencia a
las otras seis leyes.
Puesto que cada ley tiene extensiones e interpretaciones
(véase la número 4, por ejemplo), hay, de hecho, más de
siete leyes que se les ordena obedecer a los gentiles.
"El judaísmo considera a cualquier no judío (gentil) que
guarda estas leyes como persona justa y
que tiene garantizado un lugar en el mundo venidero". Esto
ha sido tomado del libro "Alfabetismo judío, las cosas más
importantes que se deben saber sobre la religión judía, su
pueblo y su historia", capítulo 263 "LAS SIETE LEYES DE
NOÉ", página 509. El autor es el rabino Joseph Telushkin,
autor de dos de los más influyentes libros judíos de la
década pasada; "Las nueve preguntas que la gente hace sobre
el judaísmo" y "¿Por qué los judíos? La razón del
antisemitismo". Casi exactamente las mismas palabras se
dicen en el libro "Judaísmo esencial. Guía de las creencias,
costumbres, y rituales", página 177, por el autor, George
Robinson. Nótese que aquí no se mencionan los sábados, ni
distinción entre carnes limpias e inmundas, ni diezmos, ni
otras partes de la ley mosaica, excepto los aspectos morales
de la ley, y eso, aparte del sábado.
En el libro "EL TALMUD PARA TODOS", por el rabino Abraham
Cohen (un resumen de las enseñanzas de la interpretación
oral de la ley mosaica), leemos en la página 65: "A los
gentiles que no estaban preparados para entrar en el redil
del judaísmo se les ofrecía un código moral, conocido como
los siete mandamientos de los hijos de Noé. Consistía de los
preceptos: "La práctica de la equidad, prohibiciones contra
blasfemar el Nombre, idolatría, inmoralidad, derramar
sangre, robar, y devorar un miembro arrancado de un animal
vivo" (Sanh.56a). La observación de una conducta recta,
basada en estas leyes fundamentales, recibirían la
aprobación divina". Todos estos libros están disponibles en
las tiendas de Amazon.com y Barnes and Noble. Hasta los
judíos estrictos creían que los sábados no eran necesarios
como obligatorios para los gentiles.
En el libro "EL TALMUD PARA TODOS, las principales
enseñanzas de los sabios rabinos", por Abraham Cohen, leemos
esto en relación con un gentil que está a punto de ser
circuncidado. "Se le dice: 'Debes saber que, antes de dar
este paso (la circuncisión), participabas de grasas
prohibidas y profanabas el sábado sin incurrir en castigo;
PERO, DE AHORA EN ADELANTE, si haces estas cosas, recaerán
sobre tí terribles castigos'".
"Entendiendo el judaísmo", por Benjamin Blech, página 177:
"El judío puede alcanzar un nivel más alto y asegurarse de
una mayor proximidad al Altísimo en la vida futura. Pero un
no judío no está excluido del Creador. También los no judíos
tienen su "Torah". Una Torah de siete, no 613. Si un no
judío observa esas siete leyes, él o ella escontado o
contada entre "los justos entre las naciones del mundo" y
puede encontrar favor a la vista de Dios. Bendición y
recompensa eternas pueden aguardar aun a los que no son
miembros de la comunidad de nuestra fe".
"Un descendiente de Noé está obligado a obedecer las leyes
que definen a una persona, no como judía, sino simplemente
como ser humano cuya obligación debe ser considerada primero
a la luz de su dramático significado respecto de nuestra
interpretación de la relación entre Dios y la totalidad del
mundo no judío", página 175.
En el libro "Alfabetismo Judío, las cosas más importantes
que se deben saber sobre la religión judía, su pueblo, y su
historia", el rabino Joseph Telushkin, capítulo 278 "LOS NO
JUDÍOS JUSTOS/HASIDEI UMMOT HAOLAM", comienza de esta manera
la primera línea del capítulo: "El judaísmo jamás ha enseñado que uno tiene que ser
judío para ser salvo".
Tampoco lo enseñan ni Jesús, ni los profetas del Nuevo
Testamento, ni los apóstoles.
Nota:
Esto
es algo para reflexionar. Bajo el pacto sinaítico que Dios
hizo con Israel, los varones debían ser circuncidados
antes de que pudieran guardar el sábado. La circuncisión
era la puerta de entrada al Antiguo Pacto. El ritual del
sábado semanal, así como los sábados mensuales y anuales,
eran la señal de que ellos eran el pueblo del pacto de
Dios.
Bajo
el Nuevo Pacto, la circuncisión terminó. No hay provisión
para la observancia del sábado sin pasar primero por el
rito de la circuncisión. La entrada al Nuevo Pacto es el
bautismo, que reemplazó a la circuncision, y la señal del
Nuevo Pacto es la cena del Señor.
Col. 2:11-17 (NVI):
"En él fuísteis circuncidados, no por mano humana, sino
con la circuncisión que consiste en despojarse del cuerpo
pecaminoso. Esta circuncisión la efectuó Cristo. Ustedes
la recibieron al ser sepultados con él en el bautismo. En
él fueron también resucitados mediante la fe en el poder
de Dios, quien lo resucitó de entre los muertos.
Antes de recibir esa
circuncisión, ustedes estaban muertos en sus pecados. Sin
embargo, Dios nos dio vida en unión con Cristo, al
perdonarnos todos los pecados y anular la deuda que
teníamos pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló
esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz.
Desarmó a los poderes
y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en
público al exhibirlos en su desfile triunfal.
Así que nadie los
juzgue a ustedes por lo que comen o beben, o con respecto a días de
fiesta religiosa, de luna nueva o de reposo. Todo esto es una sombra
de las cosas que están por venir; la realidad se halla en Cristo".