La Biblia

ENTENDAMOS CORRECTAMENTE
HECHOS 15


Robert Clanton

rwclanton1@cs.com

Traducido de Truth or Fables

Hay dos términos usados en las Escrituras para definir dos diferentes etapas de la conversión de los gentiles al judaísmo. El término "temeroso de Dios" o "el que teme a Dios" se usaba para describir a los gentiles que creían en el único Dios verdadero y negaban los ídolos y los dioses extraños del mundo gentil, incluyendo a los emperadores como dioses. Los "temerosos de Dios" asistían a la sinagoga el sábado, pero no estaban sujetos a las restricciones de no trabajar en sábado. No comían con los judíos y no podían guardar la Pascua sin haberse circuncidado.

Ejemplo de los que temen a Dios:
Hechos 13:26 - "Varones hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros teméis a Dios, a vosotros es enviada la palabra de esta salvación".

Lo que no se sabe comúnmente sobre las creencias judías en relación con los gentiles desde los tiempos de Noé, durante la época de Cristo, y hasta la actualidad, es que ningún judío creyó jamás, en ningún momento, que el sábado era obligatorio para que los gentiles fueran aceptos por Dios o para  que pudieran heredar la vida eterna. Más adelante en este documento, verá usted amplia evidencia, de varias fuentes, que demuestra que: 1) los judíos jamás creyeron que ni el sábado ni ninguna parte ceremonial fuese obligatoria para los gentiles; y 2) los judíos no creen que nadie antes de Abraham guardara nada más que la "ley de Noé" o las "siete leyes de Noé". Citamos el TALMUD PARA TODOS: "El judaísmo considera a cualquier no judío (gentil) que guarda estas leyes como una persona justa que tiene garantizado un lugar en el mundo venidero".

En la página 65 del libro "TALMUD PARA TODOS, las principales enseñanzas de los sabios rabinos", escrito por Abraham Cohen, leemos esto en relación con el gentil que está a punto de ser circuncidado: "Se le dice: 'Debes saber que antes de (la circuncisión) dar este paso (la circuncisión), participabas de grasas prohibidas [carnes inmundas] y profanabas el sábado sin incurrir en castigo. Pero, DE AQUÍ EN ADELANTE, si haces estas cosas, recaerán sobre tí castigos espantosos'". Observamos que los judíos permitían plenamente que los judíos "temerosos de Dios" "profanaran el sábado" y comieran carnes inmundas sin ser juzgados por Dios o por ellos mismos sino hasta que eran circuncidados en la carne.

El otro término que se usa en las Escrituras es "prosélito" (que en griego significa "residir, morar"), que describe a un gentil que había sido circuncidado y que, por lo tanto, estaba sujeto a los sábados y a todas las 613 leyes bajo la Ley de Moisés. La mayoría de los prosélitos eran "temerosos de Dios" primero, y después se convertían en prosélitos. Debido a que no todos los gentiles podían ser lo bastante libres para reposar los sábados, observar las leyes sobre carnes limpias e inmundas, y todos los otros requisitos no morales de la Ley de Moisés, casi todos los gentiles continuaban siendo "temerosos de Dios". El término "prosélito" es usado por el propio Jesús en el siguiente texto, donde reprende a los autojustificantes fariseos. Mateo 23:15: ""¡Ay de vosotos, escribas y fariseos! ¡Hipócritas! Porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros".

Ahora podemos proceder al Capítulo 15 de Hechos.

Mis comentarios aparecen encerrados en corchetes [].

Hechos 15:1-5. "Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos. Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y los ancianos, para tratar esta cuestión. Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles, y causaban gran gozo a todos los hermanos. Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia, y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos. Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés".

[Es imposible exagerar la importancia de esta línea de pensamiento en la interpretación del concilio de Jerusalén. La secta de los fariseos predicaba que era necesario añadir la ley de Moisés al evangelio de la gracia y la fe. No era sólo la circuncisión, sino también la orden de que los gentiles guardasen la "ley de Moisés". Para entender bien esta frase, debemos tener presente que se puede aludir a cualquier porción de la ley de Moisés como a la ley de Moisés. Por ejemplo: La circuncisión era parte de la ley de Moisés, como los sacrificios y los sábados semanales y anuales. Así que, en un intento por corromper el verdadero significado de la ley de Moisés, muchas de las iglesias que guardan el sábado se refieren a eso como una parte de la ley de Moisés en vez de la totalidad de ella. La mejor referencia a la ley de Moisés en su totalidad está en Malaquías 4:4, donde dice: "Acordaos de la ley de Moisés, mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel". Es claro, a partir de este versículo, que la ley de Moisés incluye toda la ley, tanto del monte Sinaí como las ordenanzas y leyes. ¿Por qué entra la circuncisión en escena? Porque la Escritura dice en Éxodo 12:47-49. "Toda la congregación de Israel lo hará. Mas, si algún extranjero (gentil) morare [de aquí recibimos la palabra "prosélito"] contigo, y quisiere celebrar la pascua para Jehová, séale circuncidado todo varón, y entonces la celebrará, y será como uno de vuestra nación; pero ningún incircunciso comerá de ella. La misma ley será para el natural, y para el extranjero que habitare entre vosotros". Así que, si cualquier gentil deseaba celebrar la fiesta de la pascua, primero tenía que circuncidarse, y de este modo mostrar su disposición a guardar toda la ley de Moisés, como lo indica claramente esta referencia. Gálatas 5:3 lo expresa de esta manera: "Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley"].

6-9 "Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto. Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones".

[Esta es una referencia directa a lo que sucedió en Hechos 10, donde, después de que tuvo la visión de los animales inmundos, se le dijo a Pedro que fuera y les predicara a los gentiles, específicamente a Cornelio, el centurión (Hechos 10:21, 22. "Entonces Pedro, descendiendo a donde estaban los hombres que fueron enviados por Cornelio, les dijo: He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la causa por la que habéis venido? Ellos dijeron: Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judíos, ha recibido instrucciones de un santo ángel, de hacerte venir a su casa para oir tus palabras". Nuevamente, es de la mayor importancia reconocer la importancia del uso del término "temeroso de Dios", porque muestra que Cornelio no estaba sujeto a la restricción del sábado semanal, ni de los sábados anuales, ni a las carnes limpias e inmundas cuando el Espíritu Santo vino sobre él. (Por favor, tómese el tiempo necesario para leer los capítulos 10 y 11 de Hechos). El argumento aquí es que Dios había purificado los corazones de ellos por la fe y les había dado el Espíritu Santo, tal como había hecho con los que habían sido circuncidados y habían guardado la ley de Moisés. Dios no estaba purificando los corazones de ellos por la ley, sino por la fe. Por fe, les estaba dando el Espíritu Santo, y por esto era evidencia de salvación. Hechos 13:47, 48 lo expresa así: "Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra. Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna".]

10-11 "Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos".

[Este versículo es el punto crucial de toda la cuestión. Guardadores del sábado o no, circuncidados o no, temerosos de Dios o no, gentiles o esclavos o libres, judíos o gentiles, la salvación y el Espíritu Santo vienen por fe por medio de la gracia. Añadir la ley de Moisés a la ley tienta a Dios porque Dios no requería de los gentiles la observancia de la ley de Moisés y los sábados, la restricción sobre las carnes, ni los diezmos, ni la circuncisión, ni los sacrificios primero para después darles el Espíritu Santo, sino que les dio libremente el Espíritu Santo. Romanos 8:8, 9 dice: "Los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él". La secta de los fariseos predicaba que era la ley la que hacía santa a una persona, pero el evangelio dice que son la "fe" y el "Espíritu Santo" los que hacen a una persona acepta a Dios.]

12. "Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles".

[Este corto versículo es importante porque la Escritura dice que Dios puso su sello de aprobación a un ministerio por medio de los milagros que siguieron a la predicación. Nótese Hechos 2:22. "Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis". El punto aquí es que Dios había continuado haciendo milagros como sello de aprobación del evangelio de Pablo y Bernabé, aunque ellos nunca exigieron ni ordenaron que los gentiles se circuncidaran ni que guardaran la ley de Moisés].

13-18 "Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme. Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: Después de esto volveré, y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar, para que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos".

[Santiago concuerda con Pedro, Pablo y Bernabé en que Dios trabajaba para dar el Espíritu Santo y la salvación a los gentiles aparte de la ley de Moisés, así que Jacobo cita el único pasaje de la Escritura que se usa en todo el debate. Jacobo dice que éste era el plan de Dios desde el principio del mundo. Citando la página 348 del TALMUD PARA TODOS en relación con la venida del Mesías, leemos: "El rabino declaró: 'El Santo, bendito sea Él, levantará de Israel a otro David, como está escrito: 'Servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo les levantaré". No dice "levantado", sino "levantaré" (Sanh. 98b)... El rabino Nachman le preguntó al rabino Isaac: '¿Has oído decir cuándo vendrá Bar Naphle (hijo del caído)?' Y él contestó: '¿Quién es Bar Naphle?' Y contestó: 'El Mesías'. El otro preguntó: '¿Llamas Mesías a Bar Naphle?' Contestó: 'Sí, porque está escrito: 'En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David' (Amós 9:11) (Sanh. 96b). Ahora bien, el Mesías había venido y el templo y el tabernáculo espiritual de David estaba siendo reconstruido y a todos los gentiles se les permitía y deseaban entrar, como lo hicieron en tiempos de David. La salvación a los gentiles y su
libertad de los sábados, las restricciones sobre las carnes, y las otras leyes claramente "judías" nunca fueron parte del plan de Dios para los gentiles "desde el principio del mundo".]

19-20 "Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre".

[Uno puede preguntarse qué hizo que Pedro, todos los apóstoles, y todos los ancianos eligieran estas cuatro cosas enumeradas en el versículo 29. ¿De dónde vinieron? ¿Por qué esas cuatro cosas, y no otras? Las cuatro cosas mencionadas en el versículo 29 vienen directamente de la Ley de Noé o de las Siete Leyes de Noé. Las cuatro cosas que se dice se les debían escribir a los gentiles se conocían como la Ley de Noé. Ésta era considerada como la ley moral dada oralmente a Noé, y si una persona la guardaba, era considerada justa y heredera de la vida eterna.

"Apartarse de la contaminación de ídolos" se encuentra en el # 1 y en el # 6 de la Ley de Noé. "De fornicación" se encuentra en el # 4 de la Ley de Noé. La palabra griega "pornea", traducida como fornicación, significa exactamente lo mismo que lo que se menciona en el # 4. "De ahogado" [estrangulado] se menciona en el # 6 de la Ley de Noé. "De sangre" se encuentra en el # 3 de la Ley de Noé.

Ninguno de los judíos creía que la observancia del sábado era "obligatoria" hasta el tiempo de Moisés. ¿Por qué quería Jacobo dar estos mandamientos por escrito? La respuesta se encuentra en el versículo siguiente].

21. "Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo".

[Ahora bien, no permita usted que los judaizantes le engañen con este versículo. Cuando el evangelio fue predicado entre los gentiles, Jesús había ordenado que primero se les predicara a los judíos y luego a los gentiles. En las sinagogas, los judíos acostumbraban tratar de convertir a los gentiles, y hacer que se circuncidaran "y que guardasen la ley de Moisés". Estaban predicando a Moisés, y esto fue lo que inició todo el problema. Después de que Dios había dado la salvación y el Espíritu Santo por gracia por medio de la fe, como lo declara Pedro, algunos de la secta de los fariseos comenzaron a predicar a Moisés. Permítaseme reproducir el versículo 5 de este capítulo. "Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarles y mandarles que guarden la ley de Moisés". Para evitar cualquier confusión, se envió esta carta a las iglesias para que no hubiese ninguna confusión ni ningún malentendido. No debía obligarse a los gentiles a circuncidarse ni a guardar la ley de Moisés. Lo que se quiere subrayar en el versículo 21 es que era necesario escribirles a los gentiles porque en cada ciudad había una sinagoga, donde los judíos predicaban a Moisés (no a Cristo, ni al evangelio, sino a Moisés, como el camino a la salvación, AÑADIDA A CRISTO, y los apóstoles no querían que hubiese ningún malentendido. Los gentiles no debían circuncidarse ni guardar la ley de Moisés bajo ninguna circunstancia, porque la fe en Cristo es el camino a la salvación. A partir del contexto de todo lo que sabemos que dijeron los apóstoles, lo último que cualquiera de los apóstoles o ancianos quería era que los judaizantes "inquietasen" más a los gentiles. ¡La carta de los apóstoles era una advertencia a los judaizantes de que no "inquietasen" MÁS a los gentiles!]

22-29 "Entonces pareció a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquia con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos, y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquia, en Siria, y en Cilicia, salud. Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo. Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: Que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardáreis, bien haréis. Pasadlo bien".

[Primero, los apóstoles y los ancianos se reunieron y tomaron una decisión. Luego, escribieron cartas confirmando su decisión. Después, enviaron a hombres que habían arriesgado sus vidas, en otras palabras, hombres "fieles", para que entregaran el mismo mensaje, y luego "confirmaron a los hermanos". ¿Puede ser más claro? Y sin embargo, los Adventistas y los seguidores de Armstrong quieren hacernos creer exactamente lo contrario, tratando de decir que los apóstoles querían que los gentiles APRENDIERAN en la sinagoga a guardar la ley de Moisés. ESO contradice todo lo que los apóstoles dijeron y escribieron. Sabemos que ellos nunca quisieron decir tal cosa. Cuando los apóstoles y ancianos escribieron "NINGUNA CARGA MÁS", no quisieron decir que los gentiles debían ir a una sinagoga y aprender el resto de las cargas de la ley de Moisés. Pedro dijo que era una carga "que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido llevar". Es completamente erróneo pensar que los apóstoles deseaban enviar a cristianos gentiles a la sinagoga para que fuesen "inquietados" y hacer que su fe fuese "subvertida" por los que predicaban a Moisés, y que además "tentaban a Dios", como dijo Pedro].

30-35. Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta; habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación. Y Judas y Silas, como ellos también eran profetas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras. Y pasando algún tiempo allí, fueron despedidos en paz por los hermanos, para volver a aquellos que los habían enviado. Mas a Silas le pareció bien el quedarse allí. Y Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos.

[Ahora bien, leyendo Hechos 16:4,5 tenemos: "Y al pasar por las ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las guardasen. Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número cada día". Todo esto causó considerable confusión. Como Pablo predicaba el evangelio en las sinagogas primero a los judíos y luego a los gentiles, surgían preguntas constantemente. Pero tanto Pablo como los apóstoles se mantenían firmes. Cuando Pablo les dijo a los gentiles que no debían circuncidar a sus hijos ni circuncidarse ellos mismos, los judíos de entre los gentiles escucharon y luego comenzaron a preguntarse: Si los gentiles recibían la salvación y el Espíritu Santo y no estaban bajo la ley de Moisés, entonces, ¿por qué tenían ellos, los judíos, que estar bajo la ley de Moisés? De aquí que se presentara un problema, aun años más tarde, en Hechos 21, cuando Pablo regresó a Jerusalén. Algunos judíos de entre los gentiles informaron que él había predicado a judíos y a gentiles que no debían circuncidar a sus hijos ni seguir las costumbres de Moisés].

Usted encuentra esto en Hechos 21:15-25. "Después de esos días, hechos ya los preparativos, subimos a Jerusalén. Y vinieron también con nosotros de Cesarea algunos de los discípulos trayendo consigo a uno llamado Mnasón, de Chipre, discípulo antiguo, con quien nos hospedaríamos. Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con gozo. Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos; a los cuales, después de haberles saludado, les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio. Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley. Pero se les ha informado en cuanto a tí, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres. ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido. Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto. Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de tí, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley. Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado, y de fornicación".

[Han pasado años desde el concilio de Jerusalén en el año 49 D.C. Pero el decreto continúa diciendo lo mismo que dice en el versículo 25. Los apóstoles y los ancianos nunca añadieron nada más de la ley de Moisés. Algunos dicen que, después del concilio de Jerusalén y los decretos, la iglesia añadió otras cosas de la ley de Moisés para que las guardaran los gentiles. Este ejemplo de años más tarde muestra que no se añadió nada más. Ahora es más fácil entender todo el Nuevo Testamento. Pablo afirma cosas como las que dice en Rom. 10:12-13, "porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquél que invocare el nombre del Señor será salvo".]

Una de las principales quejas de las iglesias observadoras del sábado cuando se les muestran estos textos es decir: "Muy bien, entonces usted cree que es lícito matar, robar, o cometer adulterio". Esto da a entender que lo único que les impide hacer estas cosas es la ley. Pablo responde en 1 Tim. 1:9-10: "conociendo esto, que la ley NO fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina". Pablo también contestó que, por fe y el uso del Espíritu Santo, las personas pueden andar como dice Gál. 5:22-24. "Porque el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos". Lo que el evangelio enfatiza constantemente es la ley escrita en nuestros corazones. Esto significa que el evangelio cambia nuestra naturaleza y nos da el poder para vivir de una manera que cumple la justicia de la ley, que es el amor que procede de un corazón puro. No es la ley, sino el Espíritu Santo, lo que nos impide pecar. En Gálatas 5:19, 20 se encuentra una severa advertencia contra el vivir según la carne. La advertencia en estos versículos va mucho más allá de los Diez Mandamientos. Apunta a la naturaleza misma del ser humano, que debe ser cambiada. Por lo tanto, los gentiles no iban a estar bajo la ley de Moisés, sino que les fue dado el Espíritu Santo por fe para que llevaran fruto en sus vidas.

Al leer en relación con las enseñanzas judías y la ley, específicamente los sábados, las carnes limpias e inmundas, los diezmos, las abluciones, las leyes ceremoniales y morales para los gentiles, encontramos que las principales escuelas del judaísmo enseñaban lo siguiente. Esta es la enseñanza relativa a la obediencia de las leyes para los gentiles desde el período noaico hasta hoy. Tome nota de esta cita: "La tradición judía sostiene que los no judíos (gentiles) están sujetos a siete leyes, que se supone datan de la época del más recto de los gentiles, Noé. Hay seis leyes negativas y una positiva sobre:

1. No negar a Dios (por ejemplo, por medio de la idolatría).
2. No blasfemar de Dios.
3. No asesinar.
4. No participar en relaciones incestuosas, adúlteras, bestiales, u homosexuales.
5. No robar.
6. No comer un miembro arrancado de un animal vivo.
7. No establecer tribunales para asegurar la obediencia a las otras seis leyes.

Puesto que cada ley tiene extensiones e interpretaciones (véase la número 4, por ejemplo), hay, de hecho, más de siete leyes que se les ordena obedecer a los gentiles.

"El judaísmo considera a cualquier no judío (gentil) que guarda estas leyes
como persona justa y que tiene garantizado un lugar en el mundo venidero". Esto ha sido tomado del libro "Alfabetismo judío, las cosas más importantes que se deben saber sobre la religión judía, su pueblo y su historia", capítulo 263 "LAS SIETE LEYES DE NOÉ", página 509. El autor es el rabino Joseph Telushkin, autor de dos de los más influyentes libros judíos de la década pasada; "Las nueve preguntas que la gente hace sobre el judaísmo" y "¿Por qué los judíos? La razón del antisemitismo". Casi exactamente las mismas palabras se dicen en el libro "Judaísmo esencial. Guía de las creencias, costumbres, y rituales", página 177, por el autor, George Robinson. Nótese que aquí no se mencionan los sábados, ni distinción entre carnes limpias e inmundas, ni diezmos, ni otras partes de la ley mosaica, excepto los aspectos morales de la ley, y eso, aparte del sábado.

En el libro "EL TALMUD PARA TODOS", por el rabino Abraham Cohen (un resumen de las enseñanzas de la interpretación oral de la ley mosaica), leemos en la página 65: "A los gentiles que no estaban preparados para entrar en el redil del judaísmo se les ofrecía un código moral, conocido como los siete mandamientos de los hijos de Noé. Consistía de los preceptos: "La práctica de la equidad, prohibiciones contra blasfemar el Nombre, idolatría, inmoralidad, derramar sangre, robar, y devorar un miembro arrancado de un animal vivo" (Sanh.56a). La observación de una conducta recta, basada en estas leyes fundamentales, recibirían la aprobación divina". Todos estos libros están disponibles en las tiendas de Amazon.com y Barnes and Noble. Hasta los judíos estrictos creían que los sábados no eran necesarios como obligatorios para los gentiles.

En el libro "EL TALMUD PARA TODOS, las principales enseñanzas de los sabios rabinos", por Abraham Cohen, leemos esto en relación con un gentil que está a punto de ser circuncidado. "Se le dice: 'Debes saber que, antes de dar este paso (la circuncisión), participabas de grasas prohibidas y profanabas el sábado sin incurrir en castigo; PERO, DE AHORA EN ADELANTE, si haces estas cosas, recaerán sobre tí terribles castigos'".

"Entendiendo el judaísmo", por Benjamin Blech, página 177: "El judío puede alcanzar un nivel más alto y asegurarse de una mayor proximidad al Altísimo en la vida futura. Pero un no judío no está excluido del Creador. También los no judíos tienen su "Torah". Una Torah de siete, no 613. Si un no judío observa esas siete leyes, él o ella escontado o contada entre "los justos entre las naciones del mundo" y puede encontrar favor a la vista de Dios. Bendición y recompensa eternas pueden aguardar aun a los que no son miembros de la comunidad de nuestra fe".

"Un descendiente de Noé está obligado a obedecer las leyes que definen a una persona, no como judía, sino simplemente como ser humano cuya obligación debe ser considerada primero a la luz de su dramático significado respecto de nuestra interpretación de la relación entre Dios y la totalidad del mundo no judío", página 175.

En el libro "Alfabetismo Judío, las cosas más importantes que se deben saber sobre la religión judía, su pueblo, y su historia", el rabino Joseph Telushkin, capítulo 278 "LOS NO JUDÍOS JUSTOS/HASIDEI UMMOT HAOLAM", comienza de esta manera la primera línea del capítulo: "El judaísmo jamás ha enseñado que uno tiene que ser judío para ser salvo". 

Tampoco lo enseñan ni Jesús, ni los profetas del Nuevo Testamento, ni los apóstoles.

Nota:
Esto es algo para reflexionar. Bajo el pacto sinaítico que Dios hizo con Israel, los varones debían ser circuncidados antes de que pudieran guardar el sábado. La circuncisión era la puerta de entrada al Antiguo Pacto. El ritual del sábado semanal, así como los sábados mensuales y anuales, eran la señal de que ellos eran el pueblo del pacto de Dios.

Bajo el Nuevo Pacto, la circuncisión terminó. No hay provisión para la observancia del sábado sin pasar primero por el rito de la circuncisión. La entrada al Nuevo Pacto es el bautismo, que reemplazó a la circuncision, y la señal del Nuevo Pacto es la cena del Señor.

Col. 2:11-17 (NVI): "En él fuísteis circuncidados, no por mano humana, sino con la circuncisión que consiste en despojarse del cuerpo pecaminoso. Esta circuncisión la efectuó Cristo. Ustedes la recibieron al ser sepultados con él en el bautismo. En él fueron también resucitados mediante la fe en el poder de Dios, quien lo resucitó de entre los muertos.

Antes de recibir esa circuncisión, ustedes estaban muertos en sus pecados. Sin embargo, Dios nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados y anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz. Desarmó a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en público al exhibirlos en su desfile triunfal.

Así que nadie los juzgue a ustedes por lo que comen o beben, o con respecto a días de fiesta religiosa, de luna nueva o de reposo. Todo esto es una sombra de las cosas que están por venir; la realidad se halla en Cristo".


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