EL GRAN CONFLICTO

Viviendo en una visión mundial de engaño

Colleen Tinker

Traducido de la revista Proclamation
Abril-Mayo-Junio 2011

Era un sábado de mayo de 1997. Por última vez, Richard y yo salimos del aula donde él y yo habíamos dirigido juntos una clase de Escuela Sabática durante los pasados años. Habíamos estado estudiando las Escrituras sistemáticamente por tres años, y los pilares del adventismo se habían estado derrumbando. Habíamos terminado.

Mientras nos dirigíamos a casa en automóvil, Richard dijo: "Por lo menos, hay algo que nos llevaremos con nosotros: la visión mundial del gran conflicto. Éste lo explica todo".

Un año más tarde, nos dimos cuenta, con profundo horror, de que hasta nuestra visión mundial era incompatible con el evangelio. Tuvimos que renunciar a ella.  

¿Qué es el "gran conflicto"?


Ellen G. White (EGW) tuvo su famosa "visión del gran conflicto", que duró dos horas, en Lovett´s Grove, Ohio, a mediados de marzo de 1858. Esta visión es descrita en su libro The Great Controversy Between Christ and Satan ["El Gran Conflicto Entre Cristo y Satanás" o "El Conflicto de los Siglos"], y describe así la realidad adventista: 
Cuando los primeros adventistas aceptaron como verdadera la visión de Lovett´s Grove, cimentaron su posición fuera de la fe cristiana, interpretando la Escritura por medio de la lente de esta nueva revelación. El juicio investigador ya había vaciado de contenido la expiación completada por Jesús, y desde 1858 en adelante, los adventistas tuvieron un relato completo en el cual enmarcar su visión de la realidad. Usarían las mismas palabras y la misma Biblia que usan todos los cristianos, pero con un significado diferente del que les dan los cristianos cuando comentan las Escrituras.

Hoy día, nada ha cambiado. Su Creencia Fundamental #8 dice:

Toda la humanidad está ahora envuelta en una gran controversia entre Cristo y Satanás con respecto al carácter de Dios, su ley, y su soberanía en el universo. ... [Satanás] introdujo en este mundo el espíritu de rebeldía cuando hizo que Adán y Eva pecaran. Este pecado humano resultó en la distorsión de la imagen de Dios en la humanidad, el desorden del mundo creado y su eventual devastación en ocasión del diluvio. Observado por la creación entera, este mundo se convirtió en escenario del conflicto universal, de lo cual el Dios de amor será finalmente vindicado. 6 

Los adventistas afirman la centralidad del tema de la gran controversia

En esta era postmoderna, los líderes y autores adventistas están hallando que el gran conflicto es una una manera efectiva de compartir el adventismo con personas que no creen en la "verdad absoluta".

En el número de noviembre de 2008 de la revista Ministry, Erman Norman comentó la evangelización de una cultura postmoderna con el relato del gran conflicto. En su artículo, titulado Reaching the Secular World  ["Alcanzando al mundo secular"], Norman se refiere a un artículo titulado Reaching Postmodern Society ["Alcanzando a la sociedad postmoderna"], que fue publicado en la edición de septiembre 2006 de Mid-America Outlook y escrito por el editor de Outlook Martin Weber. Norman escribió:

Sin embargo, sostenemos una clave muy importante - el gran conflicto. Esta narración de origen divino ... que involucra el relato del Edén perdido y el Edén restaurado en la tierra renovada, sincroniza bien todas y cada una de las creencias adventistas, caracterizándola como singularmente adventista tanto en contenido como en alcance ... [y responde] muchas de las preguntas de la mente postmoderna (Cristo y su ministerio sumosacerdotal, el cielo y el infierno, el sábado, el estado de los muertos, etc.). 7

Norm Gulley hace una afirmación de alcance aun mayor. En su artículo "The Cosmic Controversy" ["La controversia cósmica"], publicado en el Journal of the Adventist Theological Society de otoño de 1996, dice Gulley: "Es necesario que la teología se separe y vaya más allá de la visión mundial sobre la salvación humana, visión centrada en el hombre, y avance hacia la visión mundial cósmica sobre el gran conflicto. Los Adventistas del Séptimo Día tienen la oportunidad de encabezar este progreso de estilo einsteniano hacia la más amplia visión mundial". 8

Gulley desarrolla la idea de que, no sólo los seres humanos, sino también los habitantes de otros planetas, deben votar para vindicar o la justicia de Dios o las acusaciones de Satanás. Dice:

Es necesario que la verdad acerca de Dios, Cristo y Satanás se haga manifiesta. La verdadera historia de todos los tres está envuelta en la controversia cósmica. La revelación de quiénes son ellos debe hacerse de manera tal que todos los seres creados, los ángeles (caídos y no caídos), los seres humanos (perdidos y salvados), y los habitantes no caídos de mundos lejanos puedan votar unánimemente sobre quién tiene razón y quién está equivocado. Sólo un lado puede ganar, pero todos los de ambos lados deben votar, y votar de la misma manera. Esto se hace en completa libertad, y se hace basándose puramente en la evidencia proporcionada por ambos lados. 9

Es importante notar que la idea de que "los habitantes no caídos de mundos lejanos" se halla en las obras de Ellen White, nunca en la Biblia. Además, esta suposición no soporta el escrutinio de la ciencia moderna. 10    

En 2010, Pacific Press, la editorial adventista, dio a la luz pública un nuevo libro compilado por Herbert E. Douglass, titulado The Heartbeat of Adventism: The Great Controversy Theme in the Writings of Ellen G. White [El latido del adventismo: El tema del gran conflicto en los escritos del Ellen G. White]. Este libro, organizado en 21 secciones, más un índice, reúne citas de los escritos de Ellen White sin apoyo bíblico, y las dispone en temas. Muchas de las citas en este artículo han sido tomadas de ese libro.

El siguiente respaldo en la cubierta posterior del libro confirma que el tema del gran conflicto da forma a la visión mundial adventista. Escritas por Fernando Canale, profesor de teología en el Seminario de Teología de la Universidad de Andrews, estas palabras resumen la visión mundial adventista:

Entendiendo que ... el tema del gran conflicto proporcionará a buscadores honestos el gran cuadro indispensable a partir del cual pueden enmarcar su búsqueda de la verdad. Muchos hallarán esta obra útil también como herramienta para encontrar al verdadero Dios de la Escritura oculto tras el laberinto de conflictivas tradiciones teológicas y ministeriales acumuladas durante la historia de la iglesia cristiana. 11

Tres respaldos más del libro de Douglass subrayan que, en el gran conflicto, hay necesidad de la doctrina adventista, el proselitismo, y la infiltración en la teología cristiana. Jack Blanco, profesor emérito de la Southern Adventist University y autor de la "paráfrasis expandida" de la Biblia, The Clear Bible [La Palabra Clara], dice:

Un recurso inapreciable para ... comprender el tema del gran conflicto que impregna nuestro sistema de creencias - desde cómo entendemos a Dios, el pecado, y la salvación, hasta las cuestiones cósmicas que impactan nuestro futuro. Es un libro que debería estar en todas las escuelas y bibliotecas personales. 12

Jim Pedersen, presidente de la Conferencia del Norte de California de los Adventistas del Séptimo Día, dice esto:

El tema del gran conflicto es una de las especiales contribuciones del movimiento Adventista del Séptimo Día, particularmente porque se desarrolla por medio del ministerio profético y los escritos de Ellen G. White. 13

El ex-director de educación de la Conferencia General de los Adventistas del Séptimo Día, Humberto M. Rasi, escribe esto:

Esta metanarración [el gran conflicto] proporciona un marco abarcante que permite que todos los temas principales de la Biblia encajen en un todo integrado ... El rápido crecimiento de la Iglesia Adventista alrededor del mundo, la necesidad de fortalecer la unidad y el enfoque de misión entre sus miembros a través de diferentes culturas ... son todos factores que, a mi entender, hacen a este ... libro obligante y oportuno. 14

¿Por qué es esto importante?

Durante las pasadas pocas semanas, Life Assurance Ministries tuvo un puesto en una conferencia nacional de liderazgo de una bien conocida denominación evangélica. Distribuimos ejemplares de la revista Proclamation! y libros a los pastores y otros líderes allí, y aunque muchos estaban ansiosos de enterarse de la verdad acerca del adventismo, varios nos hicieron saber que estaban convencidos de que el adventismo no era un problema grave.

Esa falta de preocupación no es sorprendente porque los adventistas dicen las "palabras correctas" acerca de la fe cristiana. De hecho, dentro del adventismo, los miembros varían mucho en lo que aseguran creer personalmente. Algunos dicen que no creen en Ellen White; otros dicen que no tienen que guardar el sábado para ser salvos, y muchos afirman que la salvación es por gracia, por medio de la fe solamente. Sin embargo, estas palabras significan para los adventistas algo diferente de lo que significan para los cristianos que las escuchan. Por ejemplo, para un adventista, la frase "la salvación es por gracia por medio de la fe solamente" significa que Dios le salva por gracia, sí, pero esto incluye la idea de que Dios le da fe en el poder de Cristo para que le ayude a vencer el pecado y guardar la ley, para que el adventista pueda demostrar que la ley de Dios es justa, que Dios es un Dios bueno, que Satanás es mentiroso, y que no hay ningún peligro en que Dios salve al adventista.

Para simplificar esta maraña de suposiciones que los adventistas entienden como "la verdad", discutiré cómo el paradigma del gran conflicto cambia la verdad sobre Dios, Jesús, el hombre, y el evangelio, y luego resumiré las implicaciones de estas identidades y definiciones alteradas.

Dios y Satanás: ¿Quién está obligado con quién?

La piedra angular del gran conflicto es que limita a Dios - su soberanía, su responsabilidad, y su identidad. La Biblia enseña que Dios es uno (Deut. 6:4; Mar. 12:29-31; Sant. 2:19). Es todopoderoso, soberano, y tiene autoridad sobre todo, incluyendo a Satanás, que no puede hacer ningún movimiento sin el permiso soberano de Dios (Job 1:12; 2:6), y que se ve obligado a huir cuando se lo ordena la autoridad de Dios (Mat. 8:28-34).

Además, Dios maldijo a la serpiente en Edén, y desde aquel primer registro de la historia humana, Dios decretó la derrota de Satanás por medio de la simiente de Eva (Gén. 3:15). No hay un solo indicio de que Satanás haya acusado jamás a Dios de nada. Más bien, la Escritura identifica a Satanás como "el acusador de nuestros hermanos" (Apoc. 12:10), pero nunca como acusador de Dios. En realidad, Satanás y sus demonios saben perfectamente que están sujetos al único Dios y no tienen ninguna demanda contra él. Saben quién es Dios - y "tiemblan" porque están en rebelión contra Él (Sant. 2:19).

Por otra parte, el adventismo limita el poder que Dios puede ejercer sobre Satanás y le da a éste un poder ilegítimo. Según el adventismo, Dios está obligado a proteger el "libre albedrío" de Satanás, así como el de los supuestos habitantes de otros planetas; y Dios está obligado a demostrar que las supuestas acusaciones de Satanás son injustas. En el gran conflicto, Dios limita su poder para que sus criaturas sean libres de acusar, cuestionar, y escudriñar sus relaciones y emitir juicio sobre su carácter. Además, en la autoridad de EGW, el adventismo enseña que Dios está obligado a permitir que Satanás inflija sufrimientos, dificultades, y la muerte para convencer a los seres humanos y a otros mundos de que él es malo:

[Cierta] mujer no había sido poseída en espíritu, sino que el Señor había permitido que Satanás ejerciera su voluntad al traer enfermedad sobre ella; porque Dios estaba demostrando el carácter del reino de Satanás delante de todo el universo del cielo. Había que darle esta oportunidad para que revelase su carácter de apostasía. Los habitantes de los mundos no caídos podían ver en este caso los atributos de Satanás y el carácter de Dios. 15

Sin embargo, la Escritura dice esto:

Por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé [Ciro] por tu nombre; te puse sobrenombre, aunque no me conociste. ... Yo formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto ... ¡Ay del que pleitée con su Hacedor! ¡el tiesto con los tiestos de la tierra! ¿Dirá el barro al que lo labra: ¿Qué haces? ... Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre ... Yo lo desperté [a Ciro] en justicia, y enderezaré todos sus caminos; él edificará mi ciudad, y soltará mis cautivos, no por precio ni por dones", dice Jehová de los ejércitos. (Isa. 45:4-13).

Pablo dice lo mismo acerca de la posición de Dios como soberano sobre toda la creación en Romanos 9:17-21. Citando del pasaje de Isaías al que se ha aludido más arriba, y también de Éxodo 9:16, dice Pablo:

Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en tí mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra. ...

Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? Porque, ¿quién ha resistido a su voluntad? Pero, antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?

Satanás no es un agente independiente del mal, cuyo libre albedrío Dios debe proteger. El mal no es una fuerza igual y opuesta, que se opone a la bondad de Dios, sino que Satanás es una criatura caída y pecadora, en rebelión contra su Creador soberano. Ya ha sido desarmado y humillado en la cruz del Señor Jesús (Col. 2:15). (Véase la figura a la derecha). 

Satanás sí se opone al pueblo de Dios y sí inflige sufrimiento, pero la Escritura nos dice que este sufrimiento ocurre sólo con el permiso de Dios y para sus propósitos, no los de Satanás (Job 1:12; 2:6; 1 Cor. 5:5; 2 Cor. 12:7). Dios no está siendo sometido a juicio, y Satanás ya ha sido juzgado (Juan 12:31; 16:8-11).

En el corazón de la visión mundial del gran conflicto, hay un dios que tiene que permitir que Satanás atormente a los seres humanos para que éstos vean que el dios permisivo, que no se defiende, que ama a sus enemigos, es preferible al Satanás perentorio y engañoso. Se espera que la humanidad vea que el reino de Dios es más amable y dulce que el de Satanás y de esta manera decida estar de su lado. EGW dice esto:

Y por amor al hombre, la existencia de Satanás debe continuar. Tanto el hombre como los ángeles deben ver el contraste entre el Príncipe de luz y el príncipe de las tinieblas. El hombre tiene que escoger a quién servir. 16

Resumiendo, el gran conflicto ofrece la salvación sobre la base del conocimiento del bien y el mal - un eco de la tentación original que nos hundió en la muerte espiritual.

Sin embargo, la Escritura dice que Dios envió a su Hijo a salvarnos (Juan 3:16-17) para que Dios pudiera rescatarnos del dominio de las tinieblas y transferirnos al reino de su Hijo amado (Col. 1:13). Nacemos muertos en pecado y somos objetos de ira (Efe. 2:1-3), por naturaleza ciudadanos del dominio de las tinieblas. No tenemos elección acerca de nuestra ciudadanía natural. Jesús hasta dijo que los que no creen en el nombre del unigénito Hijo de Dios "ya están condenados" (Juan 3:18).

Cuando Moisés levantó la serpiente en el desierto, a los israelitas no se les estaba dando a escoger entre el reino de Dios y el de Satanás. Ya habían sido mordidos por el veneno mortal, y Dios les daba una provisión: la serpiente de bronce. Simplemente al creer en la orden de Dios y mirar, podían ser salvos. Jesús reveló que él era el cumplimiento de la prefigura de la serpiente de bronce: todos los que creyeran en Él cuando fuera levantado tendrían vida eterna en Él (Juan 3:14-15).

Satanás no ha acusado a Dios de ser injusto, ni Dios tiene que demostrar que es superior a Satanás. No hay ninguna duda en el universo acerca de la soberanía de Dios. Toda la creación le está sujeta y reponde ante Él - hasta Satanás.

La "transcripción del carácter de Dios"

El gran conflicto no sólo limita la autoridad soberana y el poder de Dios sobre todo sufrimiento y el mal, sino que también disminuye su carácter hasta convertirlo en algo que puede ser resumido en la ley. Ellen White dijo:

"La ley de Dios es una transcripción de su carácter. El líder rebelde se opuso a la ley de Dios, y reveló el hecho de que sus principios eran los que motivaban al que es sin ley, desobediente, impío, acusador, mentiroso, y asesino". 17

El diccionario en línea Merriam-Webster define "transcripción" así: "A: una copia escrita, impresa, o mecanografiada: una copia, por lo general mecanografiada, de material dictado o grabado; B: una copia oficial o legal y a menudo publicada: una copia oficial del registro educativo de un estudiante".

Una transripción es un duplicado exacto o una reproducción exacta. Contiene toda la información que se halla en el documento original o la experiencia original. La ley (y cuando Ellen White usa el término "ley" se refiere por lo general a los Diez Mandamientos) no puede contener toda la información del carácter de Dios, ni tenía el propósito de contenerla. Aunque miráramos la Torá completa con las aplicaciones detalladas de la ley incluidas en todos los libros de Moisés, aun así la plenitud de la misericordia, la gracia, el amor y la provisión de Dios no se captan y no pueden ser captadas completamente.

La única ocasión en que el carácter de Dios fue revelado plenamente a la humanidad en forma material fue cuando el Señor Jesús, el Hijo de Dios, encarnó en un cuerpo mortal y vivió entre los seres humanos. Sólo en Jesús hallamos una "transcripción" del carácter de Dios (Heb. 1:1-3).

La elección de la palabra "transcripción" es sutilmente engañosa. Los cristianos pueden decir que la ley era una "revelación del carácter de Dios" - y eso sería cierto. Por medio de cada una de las palabras que Dios ha hablado, se revela a sí mismo a la humanidad, pero una revelación no es lo mismo que una transcripción. La revelación de Dios en el Monte Sinaí en medio de fuego, truenos y terremotos, era sólo un vistazo parcial de la santidad de Dios, una clara señal de que los hombres no podrían acercarse a Él en sus propios términos sin un mediador. Sin embargo, la revelación en Sinaí de la santidad de Dios fue completamente diferente de la revelación de sí mismo a Elías en el mismo monte en una voz suave y apacible. Las "revelaciones" que Dios hace de sí mismo son sólo vistazos parciales de su grandeza eterna e insondable.

El adventismo, bajo la autoridad de EGW, que es su "fuente continua y autorizada de verdad", 18 establece engañosamente la visión mundial del gran conflicto al igualar la ley con el carácter de Dios, en lugar de reconocer que es una revelación de Él. Esta sutil suposición cambia la identidad de Dios, el propósito del ministerio de Cristo, y el deber del hombre.

Ellen White estrechó el centro de la rebelión en el cielo y del gran conflicto mismo a la ley:

La ley de Dios fue el gran tema de conflicto en el cielo. Es el gran tema de conflicto desde la caída de Satanás, y continuará siendo la gran cuestión de prueba que mostrará a los leales y a los transgresores en dos bandos.19

Al igualar la ley con el carácter de Dios, la visión mundial del gran conflicto convierte a la ley, no al Señor Jesús ni al Dios trino, en el objeto de la lealtad o la rebeleión de los seres humanos o de los ángeles. Los adventistas creen que la ley es la más alta autoridad en el universo y que es el factor necesario para evitar el pecado y perfeccionar el carácter. Dijo EGW:

En el gobierno moral de Dios, que es el gobierno basado en una distinción entre lo que es correcto y lo que está mal, la ley es esencial para asegurar la acción correcta. La ley de Dios es la expresión su carácter ... demandar menos de sus criaturas que la obediencia a su ley sería abandonarles a la ruina. Dejar de castigar la transgresión de su ley sería poner el universo en confusión. La ley moral es la barrera de Dios entre el agente humano y el pecado. 20

Pero es a Dios mismo, no la ley, a quien debemos servir. A causa de las afirmaciones de EGW, los adventistas dicen que el pecado de Adán y Eva fue transgredir la ley de Dios. Por supuesto, ellos desobedecieron una clara orden de Dios - pero fue Dios contra quien pecaron, no contra la ley.

Cuando Natán confrontó a David acerca de su pecado contra Betsabé y el deliberado asesinato del esposo de ésta, Urías, David respondió en el Salmo 51 con estas palabras: "Contra tí, contra tí solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos, para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio". (Sal, 51:4).

Como David, Adán y Eva pecaron al no confiar en Dios y al no obedecerle; su pecado no fue contra le ley inanimada, sino contra Dios, a quien conocían. De hecho, la Escritura es clara en que la ley no existía antes de Sinaí (Gál. 3:17; Rom. 4:13-14).

Además, la Escritura dice que la justicia que necesitamos no es la observancia perfecta de la ley. Lo que necesitamos - y lo que Dios ha provisto en Jesús - es "la justicia de Dios" que es "aparte de la ley" (Rom. 3:21). No es "una justicia que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe" (Fil. 3:9).

En otras palabras, EGW está errada; la ley no es "la barrera de Dios entre el agente humano y el pecado", ni es la ley "esencial para asegurar la acción correcta". Jesús es la barrera entre nosotros y el pecado; Él es el que es esencial para justicia.

Al convertir la ley en una "transcripción del carácter de Dios", el gran conflicto la pone a la par de Dios. Por ejemplo, EGW atribuye a la ley el poder regenerador que sólo pertenece al Espíritu Santo, y afirma que es garantía de la vida eterna:

La ley de Dios se le da al hombre como una barrera, un escudo. ... Para el que obedece, es garantía de vida eterna, porque expresa los principios que permanecen para siempre. Cristo vino a demostrar el valor de los principios divinos al revelar su poder para regenerar a la humanidad. Vino a enseñar cómo pueden estos principios ser desarrollados y aplicados. 21

Además, los adventistas creen que Jesús murió para que los pecadores regresen a honrar la ley. La observancia de la ley es equiparada con el estar en paz con Dios:

La Majestad de los cielos dio su vida para hacernos suyos individualmente al devolver al transgresor a su lealtad a la ley de Dios, al hacer volverse al pecador de su iniquidad. 22

En el patio al lado de la iglesia Pioneer Memorial en los terrenos de Andrews University, que es el hogar del seminario teológico adventista del séptimo día, un jardín para orar representa la visión de la realidad del gran conflicto. Una placa en la orilla del jardín explica la representación en el jardín de cómo se experimenta a Dios. Los extractos más abajo han sido tomados de la leyenda de la placa:

Al caminar por la orilla del jardín buscando la entrada, vemos el podio, un mirador desde donde se puede mirar al otro lado del agua, a través del emparrado, e imaginarse a Dios Padre representado en los diez mandamientos. ... Siempre estrechándose, la serpeante vereda conduce al estrecho portón que tiene tres cruces. De pie en el portón, se llega al momento de decisión de aproximarse al pie de la cruz. Entre el portón y la cruz se encuentra la Escalera de la Creación, que tiene un escalón por cada día de la creación. [Es importante notar que hay sólo seis días de creación, no siete, como se representa en este jardín; Dios cesó de su obra el día séptimo]. Los escalones se ensanchan y fueron hechos un número perfecto para que pareciera fácil acercarse a la cruz. Porque, una vez que se ha hecho la decisión a favor de Cristo, no es tan difícil. ... De pie al pie de la cruz, uno se imagina a Cristo ... y levantando la vista ... se lee la promesa: "Vendré otra vez". ... Los mandamientos invitan [desde el otro lado del jardín en la pared opuesta]. Parece una larga caminata, como abandonar la tierra, y entrar al universo del Creador. El sendero desde la cruz conduce directamente a los diez mandamientos ... Los mandamientos están en el centro del círculo. Una vez dentro del círculo, bien cerca e íntimo, leemos lo que la mano de Dios escribió hace milenios. Sencillo y enlazado por los brazos del Padre, íntimamente en su presencia.

La Biblia es clara: La cruz no nos conduce a los mandamientos. La muerte de Jesús no elevó "la ley de Dios a su propia dignidad eterna". Pablo dijo: "... por las obras de la ley ningún ser humano será justificada delante de él, por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y los profetas" (Rom. 3:20, 21). Y en Gálatas 3:19, Pablo explica: "Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa". La ley vino por medio de Moisés y duró hasta Cristo. (Gál. 3:19; Rom. 7:1-7).

Finalmente, Jesús dijo que nacer de nuevo, no la lealtad a la ley, es lo que marca quiénes son aptos para el cielo. En Juan 3:3, 6, 14-15, le dijo a Nicodemo: "A menos que uno nazca otra vez, no puede ver el reino de Dios; a menos que uno nazca de agua y del Espíritu, no podrá entrar al reino de Dios. Lo que es nacido de carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también el Hijo del hombre debe ser levantando para que todo aquél que crea en él tenga vida eterna".

Es Dios Hijo, no la ley, el que es la "transcripción" del carácter de Dios; y es Él, no la ley, el que es el centro y la fuente y la definición de la justicia de Dios y nuestro único medio de salvación.

¿Quién es Jesús?

El gran conflicto gira alrededor de las afirmaciones de EGW de que Dios Padre exaltó a Jesús para que fuese su igual. Esta exaltación hizo que Lucifer se sintiera celoso, y revela que éste tenía algunas razones para creer que Dios pudo haberlo escogido a él para esta exaltación, pero no lo hizo. He aquí algunas de las afirmaciones de EGW.

La posición de Satanás en el cielo había sido al lado del Hijo de Dios. Era el primero entre los ángeles. 23

Satanás había sido una vez un ángel de honor en el cielo, junto a Cristo. Su semblante, como los semblantes de los otros ángeles, era amable y expresaba felicidad. Su frente era alta y amplia, y demostraba gran inteligencia. Su forma era perfecta; su aspecto era noble y majestuoso. 24

La exaltación del Hijo de Dios a la igualdad con el Padre se le antojaba injusticia a Lucifer que, se aseguraba, tenía derecho a recibir reverencias y honores. 25

Cuando Adán y Eva pecaron, este Jesús exaltado rogó al Padre que le permitiera a Él venir a la tierra a morir por ellos. Finalmente, el Padre consintió, y

el Padre Eterno, el inmutable, dio a su Hijo unigénito, arrancó de su seno a Aquél que había sido hecho a la expresa imagen de su persona, y lo envió a la tierra para revelar lo mucho que amaba a la humanidad. 26

En el paradigma del gran conflicto, Jesús no era el Dios eterno y todopoderoso. En su lugar, Dios le exaltó para que fuera su igual en algún momento del pasado distante. Cuando Jesús vino a la tierra, se ofreció "voluntariamente para asumir la humanidad" para que "en su poder, la humanidad pudiera obedecer a Dios". 27. Así, pues, vino en la condición caída de un hombre pecador. Dice EGW:

Al tomar sobre sí la naturaleza humana en su condición caída, Cristo no participó de su pecado en lo más mínimo. 28

Cristo tomó sobre sí las flaquezas de la humanidad degenerada. Sólo así podía rescatar al hombre de la sima más profunda de la degradación. 29

Cristo llevó los pecados y las flaquezas de la raza como existían cuando él vino a la tierra para ayudar al hombre. Por amor a la raza, con las debilidades del hombre caído sobre él, habría de soportar las tentaciones de Satanás en todos los puntos en que él sería atacado. 30

En la visión mundial del gran conflicto, el principal propósito de Jesús no sería el de ser nuestro Sustituto sino nuestro ejemplo y vindicar el carácter de Dios. De manera importante, la visión mundial del gran conflicto supone que Jesús guardó la ley como hombre con una naturaleza humana "caída". Por consiguiente, su ejemplo es para demostrar que todas las personas pueden alcanzar la libertad del pecado si oran y se sacrifican como él lo hizo. La interpretación cristiana normal de Jesús como ejemplo es que Él muestra a los que han nacido de nuevo cómo pueden depender de Dios después de haber nacido del Espíritu. Sin embargo, el adventismo ve a Jesús como ejemplo para que lo siga toda la humanidad pecadora y que se ponga en paz con Dios. He aquí algunas de las afirmaciones de EGW:

Vino a este mundo a vivir la ley en humanidad, para que pudiera demostrarse que la acusación de Satanás de que el hombre no puede guardar la ley es falsa. 31

La Majestad del cielo tomó para sí la causa del hombre y, con las mismas facilidades que el hombre podía obtener, soportó las tentaciones de Satanás como el hombre tenía que soportarlas. Ésta era la única manera en que el hombre caído podía ser partícipe de la naturaleza divina. 32

La gloria de Cristo es su carácter, y su carácter es una expresión de la ley de Dios. Cristo cumplió la ley en cada una de sus especificaciones, y con su vida, entregó al mundo un modelo perfecto de lo que la humanidad puede alcanzar en cooperación con la divinidad. 33

Podríamos citar muchas más declaraciones de EGW demostrando que el model del gran conflicto ve a Jesús como ejemplo del pueblo pecador. Sin embargo, esta descripción no bíblica de Jesús es sólo parte de las creencias adventistas acerca de él. EGW también dice que Jesús estuvo a prueba mientras estuvo en la tierra y que podía haber pecado. Por ejemplo:

Las tentaciones a las cuales Cristo estuvo sujeto eran una terrible realidad. Como agente libre, fue puesto a prueba, con libertad para ceder a las tentaciones de Satanás y trabajar con objetivos opuestos a los de Dios. 34

Sin embargo, Dios permitió que su Hijo, un bebé indefenso, sujeto a las debilidades de la humanidad, viniera al mundo sobre el cual Satanás afirmaba tener dominio. Dios permitió que se enfrentara a los peligros de la vida en común con todas las otras almas humanas, para librar la batalla que debían librar todos los otros hijos de la humanidad, a riesgo de fracasar y perder la vida eterna. 35

Por cierto tiempo, Jesús estuvo a prueba. Tomó sobre sí la humanidad, para soportar la prueba y el juicio que el primer Adán no pudo soportar. Si hubiese fracasado en esta prueba y en este juicio, habría desobedecido la voz de Dios y el mundo se habría perdido. 36

El gran conflicto enseña, además, que Jesús murió para exonerar de culpa a la ley de Dios y hacer posible que fuésemos perfectos:

Cuando Cristo dio su vida por ti, fue para que Él pudiera ponerte en una posición de ventaja y e impartirte poder moral. 37

Jesús estaba llevando los pecados del mundo; estaba soportando la maldición de la ley; estaba vindicando la justicia de Dios. La separación del Padre, el castigo por la transgresión, habrían de caer sobre él para magnificar la ley y dar testimonio de su inmutabilidad. Y esto habría de zanjar para siempre la controversia entre Satanás y el Príncipe del cielo con respecto al carácter inmutable de esa ley. 38

Al hacer su sacrificio infinito, Cristo exaltaría y honraría la ley. 39

Murió para hacer expiación y ser modelo para todos los que quieran ser sus discípulos. 40

Además, el gran conflicto dice que la mediación de Jesús es sólo por un tiempo limitado, y su sacrificio por el pecado terminará cuando el gran conflicto haya terminado. EGW dice:

Mantener a la gente en la oscuridad y la impenitencia hasta que haya terminado la mediación del Salvador y ya no haya más sacrificio por el pecado es el propósito que él [Satanás] busca lograr. 41

Sin embargo, la Biblia enseña que Jesús vino para ser sacrificio por el pecado una vez para siempre, y que el sacerdocio es permanente. Vive para siempre para interceder por su pueblo (Heb. 8:24-25). Además, purifica nuestras conciencias "de obras muertas para que sirvamos al Dios vivo" (Heb. 9:14). Vino a cumplir la ley, no para establecerla como metro para que Dios mida nuestra justicia. Más bien, "hemos sido santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre" (Heb. 10:10). "Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados" (Heb. 10:14). 

Además, Jesús no vino con una naturaleza caída, ni estaba despojado de su plena deidad y pleno poder (Col. 1:19; 2:9). Nunca fue exaltado para que fuese igual a Dios sino que era el Dios eterno y todopoderoso (Isa. 9:6). "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios" (Juan 1:1). Además, Jesús se identificó a sí mismo con el nombre personal de Dios, "Yo soy" (Juan 8:58).

Jesús fue el creador de Satanás (Juan 1:3). Nunca estuvo en competencia ni en combate con Satanás. Jesús es Dios - no el arcángel Miguel ni ningún ser de menor categoría que hubiese sido exaltado para que fuese igual a Dios.

Finalmente, Jesús derrotó a la muerte. Aunque la resurrección es un tema central en el Nuevo Testamento, sólo recibe una mención de pasada en el paradigma del gran conflicto. Sin embargo, la Escritura nos dice que su resurrección es lo que nos da a nosotros vida eterna cuando nacemos de nuevo (Rom. 5:10; 8:10-11). Ya está sentado a la diestra de Dios e intercede para siempre por nosotros (Rom. 8:34; Heb. 7:25).

El hombre en el gran conflicto

El modelo del gran conflicto depende de la creencia de que los seres humanos son seres físicos sin espíritus inmateriales. Además, los adventistas creen que el pecado es transmitido genéticamente. Su creencia Fundamental #7 dice, en parte:

Aunque fuimos creados como seres libres, cada uno es una unidad indivisible de cuerpo, mente y espíritu [aliento] ... Cuando nuestros primeros padres desobedecieron a Dios, negaron su dependencia de Él y ... la imagen de Dios en ellos se empañó y quedaron sujetos a la muerte. Sus descendientes comparten esta naturaleza caída y sus consecuencias. Nacen con debilidades y tendencias al mal. 42

Los adventistas creen que el "aliento de vida" es el aliento literal, o aire, que uno respira. Lo comparan con "la corriente eléctrica que ... transforma un tranquilo y gris panel de vidrio en una caja en un chorro pulsante de color y acción cuando conectamos un interruptor a un televisor a colores". 43

Además, los adventistas suponen que la imagen de Dios en el hombre incluye un parecido físico. El documento Los Adventistas del Séptimo Día Creen dice:

Puesto que la Biblia enseña que el hombre comprende una unidad indivisible de cuerpo, mente, y alma, los rasgos físicos del hombre deben, de alguna manera, reflejar la imagen de Dios. Pero, ¿no es Dios un espíritu? ¿Cómo podría un espíritu estar asociado con cualquier forma o figura?

Un breve estudio de los ángeles revela que ellos, como Dios, son seres espirituales ... Pero ellos siempre aparecen en forma humana ... ¿Podría ser que un ser espiritual tenga un "cuerpo espiritual" con forma y rasgos ...?

La Biblia indica que algunas personas han visto partes de la persona de Dios. ... Cristo es descrito como "la imagen del Dios invisible" (Col. 1:15) y "la imagen expresa de su persona" (Heb. 1:3). Estos pasajes parecen indicar que Dios es un ser personal y tiene una forma personal. Esto no debería ser una sorpresa, porque el hombre fue creado a imagen de Dios. 44

La visión del gran conflicto supone que el hombre es un cuerpo más aliento, no un cuerpo con un espíritu, que puede adorar a Dios (Juan 4:24), que puede conmoverse y preocuparse profundamente (Juan 11:33) o que va al Padre a la muerte (Luc. 23:46). Sin espíritu, los seres humanos no pueden estar espiritualmente muertos en un sentido literal. Los adventistas no creen que los seres humanos nazcan depravados, incapaces de obedecer o agradar al Padre aparte de una intervención divina. La Escritura dice que somos "por naturaleza hijos de la ira" (Efe. 2:3), muertos en delitos y pecados (Efe. 2:1). "nadie entiende, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se volvieron inútiles. No hay quien haga lo bueno; no hay ni siquiera uno" (Rom. 3:11-12).

Pero EGW enseña que el pecado es una elección que nosotros hacemos:

No está en la potestad de Satanás obligar a nadie a pecar. El pecado es un acto individual del pecador. ... Por medio de la oración y la palabra de Dios, podemos ser capacitados para vencer la tentación. 45

Por medio de la fe y la oración, todos podemos cumplir las demandas del evangelio. Nadie puede ser obligado a transgredir. 46

Debido a que el adventismo supone una falsa interpretación de la naturaleza del hombre, también tiene una falsa creencia acerca de la naturaleza de Cristo. Puesto que el hombre es un ser físico sin "poderes superiores" en su mente física, los adventistas interpretan que el pecado se transmite por medio de la reserva genética. Por esta causa, una maturaleza caída o pecaminosa es definida como debilidades o tendencias al mal heredadas. Por lo tanto, Jesús hombre tenía una "naturaleza caída", pero venció la tentación y nos demostró cómo nosotros también podemos derrotar al pecado por medio de la oración y la fe.

Sin espíritus inmateriales, los seres humanos no tienen manera de "nacer del Espíritu" ni "nacer de nuevo" (Juan 3:3, 5). En lugar de eso, dentro del adventismo, el nuevo nacimiento es un cambio mental, en que el Espíritu Santo ilumina la mente para que tome una decisión de ser bautizado. Debido a que no creen en un espíritu humano literal, no entienden que Jesús fue concebido con vida espiritual. Era el Hijo de Dios, no el hijo de Adán. Su espíritu estuvo vivo desde el momento en que fue concebido por el Espíritu Santo y fue el único ser humano nacido que no necesitó nacer de nuevo.

Puesto que el gran conflicto supone que un pueblo obediente demostrará que la ley de Dios es justa y vindicará así el carácter de Dios delante de un universo que observa, no es sorprendente que la salvación y nuestra mayor lealtad estén definidas por la ley. Dijo EGW:

Satanás había afirmado que los hombres no podrían guardar los mandamientos de Dios. Para demostrar que sí podían, Cristo se hizo hombre y vivió una vida de perfecta obediencia como evidencia para los seres humanos pecadores, los mundos no caídos, y los ángeles del cielo, de que el hombre podía guardar la ley de Dios por medio del poder divino provisto en abundancia para todos los que creen. 47

Resumen

Para ver claramente cómo distorsiona el paradigma del gran conflicto las creencias adventistas sobre la realidad, resumiremos lo que hemos dicho hasta ahora antes de concluir con un vistazo final a la engañosa visión mudial del adventismo.
Este gran conflicto:
Viviendo en una visión mundial engañosa

La visión mundial del gran conflicto es la definición adventista de la realidad. Así como se les enseña que la hierba es verde, los adventists aprenden que Dios se identifica con la ley. Debido a que la ley es una transcripción del carácter de Dios y Satanás ha dicho que la ley es injusta, la única esperanza de los seres humanos reside en saber lo que es bueno y los que es malo para que puedan hacer las decisiones correctas.

Aunque los adventistas usan todas las palabras que usan los cristianos cuando se refieren a Dios y a la salvación, internamente se refieren a las definiciones establecidas en el gran conflicto. Creen que su imitación del carácter obediente de Jesús finalmente pondrá fin a este conflicto. Así, finalmente tendrán el poder para vindicar la reputación de Dios y revelar a Satanás como un fraude. Por consiguiente, Satanás implacablemente provoca y engaña a los que desean servir a Dios, mientras que Jesús se les representa como un continuo ejemplo de perfección sin tacha, que ellos deben emular. De esta manera, cada persona se convierte en participante en el gran conflicto al crecer en el conocimiento del bien y del mal, descansando sobre sus hombros la reputación de Dios y su ley.

Martin Carey ha resumido así la visión del gran conflicto:

Cuando la soberanía de Dios es reducida, Satanás o la naturaleza deben llenar el vacío. El dios del gran conflicto puede ser acusado y puesto a la defensiva con un juicio 'significativo' que muy posiblemente puede perder. Sin embargo, también se nos dice que las leyes naturales y morales son soberanas. No pueden ser cuestionadas, y nunca pueden fallar. Por consiguiente, las leyes representan realidades superiores a Dios. El gran conflicto crea un cosmos dualista que limita el poder y el control de Dios y expande el poder de Satanás y las leyes. Dios tiene que responder a Satanás, y nosotros tenemos que responderr a las leyes. Dios demanda que los seres inferiores, como Jesús y un "remanente" humano, vindiquen y rescaten su soberanía. La teoría del gran conflicto quita todas las sólidas razones para que creamos alguna de sus profecías o promesas de éxito de Dios porque ellas dependen de la obediencia y la fidelidad humanas. Las dudas que la teoría del gran conflicto hace surgir ayudan a explicar por qué tantos adventistas se vuelven agnósticos. Su dios ya ha sido desacreditado y destronado.

La visión mundial del gran conflicto es la suposición no examinada que los adventistas han aceptado como verdad. Esta visión moldea cada uno de los aspectos de sus vidas. En lugar de que esta visión mundial describa la verdad bíblica del pecado del hombre y la completa expiación de Jesús por medio de su muerte, sepultura, y resurrección, esta visión pone sobre sus hombros la carga de ser digno de la salvación. Su creencia de que tienen "la verdad" pero no están a la altura del estándar de "verdad" a menudo resulta en desaliento, depresión, y culpa. Puede que usen las mismas palabras del evangelio que usan los evangélicos, pero su visión mundial es igual a honrar a Dios con la observancia de la ley. En vez de confiar en la obra consumada de Cristo, se esfuerzan por consumar la obra de Cristo.

De alguna manera, malinterpretan las últimas palabras de Cristo: "Consumado es".

Notas finales.
  1. EGW, The Great Controversy, pp. 492-504.
  2. EGW, Christ´s Object Lessons, p. 69.
  3. EGW, Patriarchs and Prophets, p. 358. Véase también The Great Controversy, p. 673.
  4. EGW, The Desire of Ages, pp. 633, 634.
  5. EGW, The Great Controversy, p. 605. 
  6. Seventh-day Adventists Believe, 2005 edition, p. 113.
  7. Norman, Erman, "Reaching the Secular World", Outlook, September, 2006. http://www.ministrymagazine.org/archive/2008/November/reaching-the-secular-world.html
  8. Gulley, Norman, "The Cosmic Conflict", Journal of the Adventist Theological Society, Autumn, 2006, p. 83. 
  9. Ibid, p. 85.
  10. Carey, Martin, "Are Other Worlds Watching Us?", Proclamation!, Jan/Feb., 2008, pp. 6-12.
  11. Canale, Fernando, endoso de Herbert Douglass, The Heartbeat of Adventism: The Great Controversy Theme in the Writings of Ellen G. White.
  12. Blanco, Jack, profesor emérito, Southern Adventist University y autor de The Clear Word.
  13. Pedersen, Jim, president Northern California Conference of Seventh-day Adventists.
  14. Rasi, Humberto M., anterior director de educación, General Conference of Seventh-day Adventists.
  15. EGW, Signs of the Times, April 23, 1896.
  16. EGW, The Desire of Ages, p. 761.
  17. EGW, Signs of the Times, April 23, 1896.
  18. EGW, Fundamental Belief #18, Seventh-day Adventists Believe, 2005, p. 247.
  19. EGW, Manuscript Releases, vol. 5, p. 269.
  20. EGW, Signs of the Times, July 31, 1901.
  21. EGW, Education, pp. 76-77.
  22. EGW, Manuscript Releases, vol. 14, p. 85.
  23. EGW, Selected Messages, bk. 1, p. 341.
  24. EGW, Early Writings, p. 145.
  25. EGW, Patriarchs and Prophets, p. 35.
  26. EGW, Advent Review and Sabbath Herald, 07-09-1895.  "The Duty of the Minister and the People", Par. 14.
  27. EGW, Signs of the Times, May 10, 1899.
  28. EGW, Manuscript Releases, vol. 16, pp. 116, 117. 
  29. Ibid., p. 117.
  30. EGW, Selected Messages, bk. 1, pp. 267, 268.
  31. EGW, Signs of the Times, April 7, 1898.
  32. EGW, Selected Messages, bk. 1, p. 252.
  33. EGW, Signs of the Times, Dec. 12, 1895.
  34. EGW, Selected Messages, Bk. 3, p. 131.
  35. EGW, The Desire of Ages, p. 49.
  36. EGW, Signs of the Times, May 10, 1899.
  37. EGW, Manuscript Releases, vol. 14, p. 74.
  38. EGW, Signs of the Times, Feb. 13, 1896.
  39. EGW, Ibid., July 12, 1899.
  40. Seventh-day Adventist Commentary, vol. 4, 1159.
  41. EGW, The Great Controversy, p. 581.
  42. Seventh-day Adventists Believe, 2005 ed., p. 91.
  43. Ibid., p. 94.
  44. Ibid., p. 96.
  45. EGW, Signs of the Times, Dec. 18, 1893.
  46. EGW, Testimonies, vol. 5, p. 177.
  47. EGW, Signs of the Times, May 10, 1899.
  48. Batchelor, Doug, The Trinity, 2009, pp. 29-30.

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