Referimos al lector al folleto de Escuela
Sabática para adultos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día
para el trimestre de julio a septiembre de 2001.
En la página 67, 21 de agosto, encontramos
lo siguiente:
"Por medio del
ministerio de la sangre en el servicio diario, el pecado era
transferido al santuario. Primero, la persona confesaba sus
pecados sobre el cordero, transfiriéndolos así simbólicamente
al animal. Luego, del mismo modo que la sangre del cordero
inmolado era rociada delante del velo o vertida sobre el altar
...".
Cualquier persona lo bastante sabia para
confirmar si esta afirmación es correcta a la luz de las
referencias dadas (Lev. 4), verá en seguida que fue escrita por
una persona que jamás leyó Lev. 4, o por alguien que
deliberadamente estaba tratando de confundir a la gente. Más
tarde explicaremos por qué esta segunda explicación puede muy
bien ser la razón de esta ridícula afirmación.
En este punto, debemos explicar los
detalles de Lev. 4 para los que no tienen una Biblia a mano.
1. Lev. 4:3-12
establece el procedimiento que se debe seguir cuando el pecado
de un sumo sacerdote hace que la congregación peque. Se
sacrifica un buey, la sangre se lleva al primer compartimiento,
y el resto se vierte al pie del altar de los sacrificios. No se
menciona ninguna expiación ni perdón.
2. Lev. 4:13-21
trata del pecado de la congregación entera
(no el individual). Se sacrifica un buey, la sangre se lleva al
primer compartimiento, y el resto es derramado al pie del altar
de los sacrificios. Se ofrecen expiación y perdón. Esto
restablece la congregación al estado de favor nuevamente. No es
el pecado de un individuo.
3. Lev. 4:22-26.
Esta sección cubre el pecado del
dirigente, tal como el de la persona encargada o el de
un sacerdote. Se sacrifica un macho cabrío, pero la sangre
permanece en el atrio y el resto de la sangre nuevamente es
derramado al pie del altar de los sacrificios. Por medio de este
acto se ofrecen expiación y perdón. Este es el pecado
individual.
4. Lev. 4:27-31.
Esta sección cubre a la persona común, el
judío individual. Se sacrifica una cabra esta vez, pero
la sangre permanece en al atrio, y una vez vez más el resto de
la sangre se derrama al pie del altar del sacrificio. Se ofrecen
expiación y perdón.
El versículo 32 explica que puede ofrecerse
un cordero. Tiene que ser hembra, y se aplica el mismo
procedimiento establecido en los números 3 y 4.
Es importante observar que, en cada caso,
el resto de la sangre era derramada al pie del altar del
sacrificio en el atrio.
El lector verá ahora por qué la afirmación
que antecede en el folleto no significa nada. Puntos a notar:
El sacrificio preferido era una cabra. ¿Por
qué usar un cordero?
Nótese que la declaración no habla del
pecado de la congregación. Sólo el sacrificio por el pecado
individual requería una cabra o un cordero. El sacrificio
por el pecado de la congregación era un buey.
Ni una sola gota de sangre se llevaba jamás
al primer compartimiento cuando se trataba de un sacrificio
por el pecado individual.
En vez de eso, el sacerdote comía la carne
en un lugar consagrado en el atrio.
El resto de la sangre se derramaba siempre
al pie del altar del sacrificio, ya fuera que la sangre
fuera llevada al primer compartimiento o no.
El resto de la sangre no era derramado sobre
el altar. Se derramaba al pie de él.
Nótese que el autor de la declaración no
dice cuál altar se usa, el altar del incienso o el de los
sacrificios.
El editor del documento es Clifford
Goldstein, un hombre que trabaja muy duro para impulsar el
error de un juicio investigador.
¿Qué
significa este error evidente?
La Sra. White enseña este error como base
del mensaje del santuario. Si los dirigentes aceptaran la
verdad, tendrían que negar a la Sra. White. Pero no harán
esto, pues ello destruiría a la iglesia.
El error continúa porque la Sra. White dice
que la expiación no se completó en la cruz. Ella dice
(erróneamente) que, del mismo modo que la sangre era llevada
al primer compartimiento, Jesús tuvo que llevar su sangre de
vuelta al cielo en el primer compartimiento antes de que la
expiación y el perdón pudiesen ser nuestros.
Desafortunadamente para la Sra.White y la
IASD, ahora sabemos que la expiación y el perdón estaban
disponibles en el atrio. La sangre no tenía que ser llevada
al cielo para facilitar nuestra expiación.
Es extraño, pero si usted examina su copia
del libro Patriarcas y
Profetas, verá en el apéndice una corrección de
este error.
Si los dirigentes admitieran este error, en
efecto estarían diciendo que la expiación se completó en la
cruz, y su mensaje del santuario se derrumbaría. Por lo
tanto, el día de expiación de 1844 es una tontería que no
puede sostenerse con la Biblia y, por lo tanto, la Sra.
White no puede ser una profeta de Dios.
No debemos
adorar a Dios donde se enseña el error. Véase
Early Writings, pp. 124, 125.
Es extraño que los adventistas crean que la
Sra. White es profeta, pues muy pocos de ellos hacen lo que ella
dice.
Hay
adventistas que no asisten a los campamentos a causa de la
música y otras apostasías.
Hay adventistas que no quieren mandar a sus hijos
a la escuela de iglesia.
Hay adventistas que no compran el folleto de
Escuela Sabática porque reconocen el error que hay en sus
páginas.
Hay adventistas que reconocen que reciben más de
un estudio de sus Biblias en casa que del culto divino en el
iglesia.
Hay adventistas que no son vegetarianos.
Hay adventistas que usan joyas.
Hay adventistas que no diezman.
Hay adventistas que no creen en el Juicio
Investigador.
Nosotros nos preguntamos cuál es la
diferencia entre ellos y nosotros. Hemos abandonado la IASD por
la misma razón y por idénticas razones. ¿Por qué nos condenan y
sin embargo siguen siendo miembros de una iglesia apóstata? ¿A
qué le temen?