CÓMO SE CONVIRTIÓ JESÚS
EN DIOS Y POR QUÉ

Lloyd Geering

Traducido de Westar Institute


Una de las figuras más conocidas en el escenario mundial durante los últimos diez años, y ciertamente la mujer más fotografiada, fue Diana, princesa de Gales. Estuvo rodeada de elogios y afecto por una parte, y por críticas morales por la otra, especialmente por parte de la familia real y los tabloides. Mientras Diana disfrutaba de un día feriado en París en compañía de su recién descubierto romance, The Sunday Times of London publicó un artículo a una página completa con un psicoanálisis de ella. Tenía un titular de doble sentido que decía: "Diana en el sofá". La primera edición acababa de salir de las prensas cuando llegó la noticia de su trágica muerte. Inmediatamente, The Times retiró, de todas las ediciones posteriores, la sección entera del periódico en que aparecía el artículo.

El público británico quedó completamente anonadado por la noticia. Hubo un espontáneo derramamiento de dolor en masa, como nunca se había visto antes. Aunque durante el funeral su hermano advirtió al público que no convirtiera a Diana en santa, de todas maneras fue golorificada, durante los meses que siguieron, como la figura central de un moderno y trágico cuento de hadas. En el aniversario de su muerte, los periodistas se reunieron en todos los lugares asociados con Diana, esperando que acudieran muchedumbres como antes. Llegaron, pero sólo en pequeños números.

Lo que es más, algunas voces influyentes, incluyendo la de un ex-arzobispo de Canterbury, comenzaron nuevamente a hablar de Diana en términos críticos. La desconstrucción de Diana había comenzado y su humanidad estaba siendo recuperada del cuento de hadas. Esto es análogo al tema que nos preparamos para discutir.

Mientras la glorificación de la Diana trágica, seguida por su desconstrucción, tuvo lugar en el espacio de sólo un  año, el proceso de glorificación de Jesús como la figura del Cristo y su subsiguiente desconstrucción ha tenido lugar en el espacio de dos mil años.

¿Cómo se convirtió Jesús en Cristo?

En 1974, un erudito católico romano llamado Peter deRosa publicó un libro titulado Jesus Who Became Christ [El Jesús que se convirtió en Cristo]. (Dicho sea de paso, no mucho antes de eso, Peter deRosa, después de una impresionante carrera académica, había sido despedido como Vice-Director del Corpus Christi College en Londres. Esa era una escuela superior para preparar instructores católicos, que la Iglesia Católica cerró porque se estaba volviendo demasiado radical). Peter deRosa se dispuso a responder - ¿Cómo se convirtió Jesús en Cristo? - porque esta es la primera parte de la respuesta a la pregunta de cómo se convirtió Jesús en Dios.

Hay dos maneras de entender esta pregunta, y hay una diferencia bastante sutil pero extremadamente importante entre las dos. Es una diferencia demasiado poco entendida. Podemos llamar a las dos maneras el enfoque objetivo y el enfoque subjetivo.

Ilustraré esta diferencia primero refiriéndome a la pregunta: "¿Cómo se convirtió la Sra. Jenny Shipley en Primera Ministra en Nueva Zelanda?"

La respuesta objetiva a esa pregunta es más o menos así. Primero, Jenny fue elegida por el gobernante Partido Nacional para competir por el escaño parlamentario de Ashburton. Luego, fue elegida miembro del Parlamento por Ashburton. El paso siguiente tuvo lugar cuando ella fue elegida por el Primer Ministro Jim Bolger para que fuese miembro del gabinete. La capacidad de ella le permitió ascender por su cuenta en el orden de picoteo del gabinete. Luego, mientras Jim Bolger estaba en ultramar, ella obtuvo suficiente apoyo de los otros miembros del partido gobernante para presentarle al Primer Ministro, cuando éste regresó, el hecho consumado de un golpe y haber tomado su lugar. Pero ella todavía no era Primera Ministra. Por mutuo acuerdo, se le dio a Jim Bolger un mes de gracia para poner sus asuntos en orden, por decirlo así, antes de que ella fuera finalmente juramentada como Primera Ministra. Éste es, pues, el relato objetivo de cómo Jenny Shipley llegó a ser Primera Ministra.

¿Cuál sería el relato subjetivo? Los relatos subjetivos varían de una persona a otra, justamente porque son subjetivos. No hay una sola respuesta y daré dos ejemplos extremos.

En la mente de sus más fuertes detractores, el relato subjetivo podría ser así: "Jenny Shipley es Primera Ministra de nombre solamente, habiendo llegado allí por medios dudosos. Ella simplemente cuida la oficina del Primer Ministro hasta la siguiente elección. Ella no ha ganado una elección general como líder, y no tiene ningún mandato del pueblo de Nueva Zelanda para ser Primera Ministra, como lo hicieron sus predecesores".

Por otra parte, el enfoque subjetivo de sus más fuertes seguidores podría ser algo así: "Jenny Shipley es tan apta para el puesto de Primera Ministra que, una vez que entró al Parlamento, su ascenso a la cumbre era inevitable. En realidad, ella ha sido Primera Ministra en espera desde el comienzo. La verdad es que ella ha demostrado tal habilidad en el puesto que es claro que nació para ser Primera Ministra".

La diferencia entre la respuesta objetiva y las varias respuestas subjetivas es ésta: La respuesta objetiva se refiere a eventos que le ocurrieron a Jenny Shipley, eventos que están abiertos a investigación histórica. Por otra parte, las respuestas subjetivas son juicios de valor por parte de la gente. No están abiertas a investigación histórica, excepto la confirmación que algunas personas han hecho de estos juicios. Varían de una persona a otra, aunque cada respuesta particular puede ser compartida por otros.

Con esta diferencia en mente, volvamos ahora a la pregunta de cómo fue que Jesús se convirtió en Cristo pues, desafortunadamente, ha habido, y todavía hay, una verdadera confusión aquí. Pronto se hace claro que la respuesta a esta pregunta tiene mucho más en común con las respuestas subjetivas a la pregunta de cómo Jenny Shipley llegó a ser Primera Ministra que con la respuesta objetiva. No había ningún puesto político de Mesías al cual Jesús hubiese sido designado en cierto momento del tiempo, un evento que estuviese abierto a una confirmación neutral tanto pública como religiosa. Por el contrario, los cristianos son los únicos que alguna vez han afirmado que Jesús es el Cristo.

Así, pues, al preguntar cómo es que Jesús se convirtió en Cristo, ¿esperamos una respuesta objetiva o subjetiva? Me propongo mostrar que la proclamación cristiana de Jesús como el Cristo se originó como una evaluación subjetiva de parte de algunas personas. Sin embargo, generaciones posteriores interpretaron las afirmaciones subjetivas como eventos objetivos y perdieron la distinción entre lo subjetivo y lo objetivo. Esto puede ilustrarse claramente con la información bíblica.

¿Cuándo se convirtió Jesús en Cristo?

Si nos volvemos a los registros del Nuevo Testamento buscando la evidencia histórica del proceso objetivo por medio del cual Jesús se convirtió en Cristo, entonces lo que hallamos es juicios subjetivos o proclamaciones subjetivas como si fueran objetivos. La conclusión de que son subjetivos queda confirmada por el hecho de que hay varios de ellos en diferentes puntos en el Nuevo Testamento y son diferentes entre sí. He aquí los más importantes:

Después de su muerte

En Hechos, en un discurso puesto en boca de Pedro, hallamos estas palabras (2:22-36):

"Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él ... vosotros prendísteis y matásteis por manos de inicuos, matándole ... A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos ... Sepa, pues, ciertísimamente, toda la casa de Israel que a este Jesús, a quien vosotros crucificásteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo".

La persona que compuso esas palabras estaba declarando que fue por haber Dios resucitado a Jesús de entre los muertos que Jesús se convirtió en Cristo. En otras palabras, sobre este punto de vista, el hombre Jesús se convirtió en Cristo en algún momento después de su muerte en la cruz.

En este ejemplo y los siguientes, debemos notar que no estamos tratando con sucesos históricos abiertos a investigación pública por el historiador. Los eventos son descritos específicamente como "actos de Dios". "A este Jesús a quien Dios resucitó ... Dios ha hecho Señor y Cristo". Cualquier cosa que los seres humanos juzguen como "acto de Dios" pertenece a la categoría de juicio humano o interpretación, y no a la categoría de evento histórico.

Durante su ministerio

Sin embargo, en el evangelio de Marcos, hay un relato sobre Jesús en Cesarea de Filipo, en el cual Jesús pregunta a sus discípulos quién decía la gente que era él, y ellos dieron varias respuestas. Cuando Jesús le preguntó a Pedro lo que pensaba, recibió la siguiente respuesta: "Tú eres el Cristo". Claramente, el escritor de esta narración creía que Jesús ya era el Cristo durante su ministerio y antes de su muerte y resurrección. La narración dice además que Jesús les encargó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Cristo. Estas referencias al secretismo en el evangelio de Marcos se conocen en la moderna erudición como el Secreto Mesiánico, en referencia al título de un libro escrito en 1901 por Wilhelm Wrede. Éste argüía que lo del secreto era un invento primitivo para reconciliar dos relatos de cómo Jesús se convirtió en Mesías - el primer relato, que acabamos de ver reflejado en Hechos, y un relato ligeramente posterior, de que Jesús ya era el Cristo durante su ministerio.

En su bautismo

El autor del evangelio de Marcos, que escribió cuando todos los cristianos habían aceptado a Jesús como el Mesías, fue aun más lejos, dando a entender que fue en el bautismo cuando Jesús se convirtió en Mesías. Leemos que, cuando Jesús salió del agua, vio los cielos abiertos y al Espíritu que descendía sobre él como paloma y oyó una voz que decía: "Tú eres mi hijo amado, en el cual tengo contentamiento".

En la teología cristiana primitiva, este relato dio lugar a lo que se llamó la "teoría de la adopción" de la "persona de Cristo". En resumen, Jesús nació como un ser humano ordinario hasta que Dios, en la ocasión de su bautismo por Juan, lo adoptó como su Hijo. Por eso no hay ningún relato de bautismo en Marcos. Este punto de vista fue eventualmente declarado herético, aunque continuó apareciendo de tiempo en tiempo. Se volvió herético por la sencilla razón de que la creencia en que Jesús se convirtió en Cristo sólo a su bautismo, que era común todavía cuando Marcos escribía alrededor de 70 e.c., pronto habría de ser superada por cambios adicionales en la tradición en desarrollo.

Cuando nació

Claramente, los relatos sobre el nacimiento de Jesús en los evangelios de Mateo y Lucas tienen el propósito de dar a entender que Jesús era el Cristo desde el momento en que nació. Mientras Mateo tiende a enfatizar que Jesús nació para ser rey de los judíos, Lucas es más explícito, poniendo esto en boca de los ángeles: "Porque hoy os ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor".

Una diferencia adicional entre los relatos de Lucas y Mateo sobre el nacimiento es que Mateo traza la genealogía de Jesús hasta Abraham para indicar, por decirlo así, que Jesús era un fiel judío y un verdadero hijo de Abraham. Pero Lucas, quizás porque era gentil, trazó la genealogía de Jesús hasta Adán, tanto para mostrar que era un verdadero representante de la raza humana como para decir que, siendo humano, también era hijo de Dios, porque se alude a Adán como hijo de Dios.

Al trazar esta progresión hacia atrás en el tiempo, desde la post-resurrección, hasta el ministerio, el bautismo, el nacimiento, debemos notar que hay también un cambio de énfasis en la terminología usada en relación con Jesús. Es un cambio de la condición de Mesías a la divinidad, desde la condición de Cristo al status de divino Hijo de Dios.

En la creación

Esta proyección hacia atrás no se detuvo en el nacimiento de Jesús. Cuando nos volvemos al cuarto evangelio, hallamos que el proceso que estamos discutiendo ocurre tan atrás en el tiempo que ya no es un caso en que Jesús se convierte en el Cristo. Ahora se ha vuelto un caso en que el Cristo se convierte en Jesús, y en que ahora se hace referencia al Cristo como al Logos o al Verbo. La razón de que el cuarto evangelio no tenga ningún relato del nacimiento es que inicia el evangelio de Jesús el Cristo desde la creación. El que habría de convertirse en Jesús estuvo allí desde el principio. (Es un poco como decir que Jenny Shipley fue ordenada divinamente desde el principio del tiempo para que fuese Primera Ministra).

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios ... todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho ... Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros, lleno de gracia y de verdad (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre) ... la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer ... (Juan 1:1-18).

Aquí, el problema de cómo Jesús se convirtió en el Cristo se ha revertido y se ha convertido en un problema diferente - cómo el Logos, o el unigénito hijo de Dios, encarnó en carne humana como Jesús. Así, a la cuestión de cómo Jesús se convirtió en Dios se le ha dado vuelta en el curso del tiempo y se convirtió en cómo Dios vino a ser Jesús.

Para el tiempo de los concilios ecuménicos y la formulación de la doctrina de la Santa Trinidad, el evangelio cristiano básico había experimentado un cambio notable. Había comenzado con la sencilla afirmación de que Jesús era el Cristo. Ahora era la afirmación de cómo la segunda persona de la Santa Trinidad había encarnado en Jesús hombre. Por consiguiente, y de manera efectiva, ahora se creía que Jesús se había incorporado en la Deidad.

¿Cómo han de reconciliarse estas diferencias en la evaluación subjetiva? Si leemos la Biblia esperando que sea perfectamente consistente, toda ella escrita en un solo nivel y por el mismo autor (y así es como solía ser leída por los cristianos hasta hace doscientos años), entonces los varios "actos de Dios" que acabamos de repasar - la creación, la encarnación, el nacimiento, el bautismo, el ministerio, la resurrección - podrían ser considerados pasos sucesivos en el proceso por el cual Jesús se convirtió en el Cristo, el Cristo que ahora está sentado a la diestra de Dios, desde donde vendrá finalmente para ser nuestro Juez.

Desde hace más o menos doscientos años, y especialmente durante los últimos 160 años, los eruditos cristianos comenzaron a leer la Biblia históricamente. Hallaron que no está escrita a un solo nivel ni por un solo autor. Fue compuesta por diferentes personas en diferentes épocas y refleja muchas diferencias de puntos de vista. Por eso, ahora se puede ver que contiene muchas inconsistencias y vastas diferencias en puntos de vista. En particular, la tradicional respuesta a cómo Jesús se convirtió en el Cristo ha sido reemplazada por una sorprendente variedad de respuestas conflictivas. Lo que es aun más revelador es que, cuando examinamos estas respuestas en orden cronológico de composición, hallamos que aun está teniendo lugar un proceso bastante fascinante. Dentro del espacio de aproximadamente setenta años, el principal "acto de Dios" por el cual Jesús supuestamente se convirtió en el Cristo se ha movido desde después de su muerte, hacia atrás a través de su ministerio, hasta su bautismo, su nacimiento, hasta más allá de la creación misma, como lo deja claro el término final credal "engendrado, no creado".

La razón de las respuestas aparentemente conflictivas es que éstas no eran eventos históricos, abiertos a investigación pública, sino juicios de valor, hechos por diferentes personas en ocasiones diferentes en una tradición que se desarrolla rápidamente. Aunque estaban siendo proclamados en la misma clase de lenguaje que comúnmente usamos para anunciar un evento histórico objetivo, en realidad eran juicios subjetivos o evaluaciones subjetivas por los que los emitían. En otras palabras, lo que la tradición cristiana ha tratado por mucho tiempo como un relato objetivo de cómo Jesús se convirtió en el Cristo resulta ser una sucesión de juicios subjetivos. El relato tradicional, y supuestamente objetivo, de cómo Jesús se convirtió en el Cristo es el relato de cómo Jesús, paso a paso, llegó a ser evaluado subjetivamente en las mentes de sucesivas generaciones de los que le adoraron y asi lo concibieron como el Cristo.

¿Cómo surgió la fe pascual?

Este proceso no se detuvo con el último libro del Nuevo Testamento sino que continuó hacia adelante en el pensamiento de la Iglesia durante los siglos siguientes. Volveremos a eso en un momento. Pero primero debemos examinar lo que condujo a lo que fue proclamado como el primer "acto de Dios" en ese proceso, a saber, la resurrección. Esto es esencial para la respuesta a nuestra pregunta. Hasta la fecha, los cristianos tradicionales interpretan este "acto de Dios" como si fuera un evento objetivo público abierto a investigación histórica. Veremos que esto es también parte del mismo desarrollo subjetivo que he estado describiendo.

¿Cómo llegaron los cristianos a creer que el Jesús que fue crucificado fue resucitado de entre los muertos? En la actualidad, esto es llamado a menudo la fe pascual. ¿Cómo surgió esta fe pascual? La respuesta tradicional es bastante clara: Al tercer día después de su muerte en la cruz, o hablando más estrictamente, dentro del espacio de treinta y seis horas desde el momento en que su cuerpo fue puesto en la tumba, Jesús resucitó de entre los muertos con un cuerpo renovado o glorificado, se apareció a sus discípulos durante cuarenta días, y ascendió al cielo, para sentarse a la derecha de Dios.

Podemos llamar a esto el supuesto relato objetivo de la resurrección de Jesús. Se pensaba que los apóstoles habían presenciado la ascensión y Esteban había visto a Jesús sentado a la diestra de Dios. Fue aceptado sin cuestionamiento desde más o menos el fin del siglo primero hasta poco más de hace doscientos años.

Una vez más, hallamos que, a medida que los relatos del Nuevo Testamento en los cuales se basaba este relato supuestamente objetivo comenzaron a ser estudiados cronológicamente como documentos independientes, salía a la luz una nueva versión de cómo Jesús resucitó de entre los muertos. Aunque todavía no hay unanimidad acerca de los detalles de esta nueva versión, pues la antigua versión ha sido defendida vigorosamente, hay algo de acuerdo sobre ciertos puntos.

La ascensión de Jesús

Por ejemplo, hay un acuerdo general en que la historia de la ascensión es un relato mítico y no un evento histórico. En 1843, David Strauss fue el primero en argüir que era más apropiado tratar ciertos relatos del Nuevo Testamento como mitos o relatos simbólicos. Decía que estos relatos surgieron en la iglesia primitiva y se basaban en figuras que ya se hallaban en el Antiguo Testamento. En el caso de la ascensión de Jesús al cielo, ya había un claro precedente para ella en el Antiguo Testamento, en el relato de la ascensión de Elías al cielo en un carruaje de fuego.

La razón de por qué el relato de la ascensión de Jesús fue el primero en ser generalmente aceptado en la categoría de mito es obvia. Aunque había tenido mucho sentido cuando se le consideraba a simple vista en la visión mundial compartida por los antiguos y los medievalistas, no tiene absolutamente ningún sentido en la visión mundial que todos nosotros compartimos en la actualidad. Afirmar que el cuerpo resucitado de Jesús ascendió a algún cielo especial por encima de la tierra es convertir el relato en una ridícula pieza de ciencia ficción espacial. Por consiguiente, en el relato tradicional de lo que ocurrió a Jesús después de su muerte, éste ha sido el primer elemento en ser desmitificado, esto es, interpretado simbólicamente, más bien que a simple vista. De todas maneras, algunos eruditos lo desecharon sobre la base de que era una evolución posterior en la tradición de la resurrección.

Deseo sugerir que, aunque la actual narración de la ascensión de Jesús al cielo que leemos al final de Lucas y en Hechos 1 sin duda es tardía en su forma actual, la idea que dio lugar a ella es bastante temprana y ciertamente puede muy bien haber sido el principio mismo de la tradición de la resurrección, no su resultado final. Esa idea era la glorificación del Jesús crucificado. De la misma manera en que ya hemos visto que Jesús probablemente no fue aclamado como Mesías sino hasta después de su muerte y luego su status de Mesías fue introducido más y más hacia atrás, así también la fe pascual, sugiero yo, comenzó con una visión de la glorificación de Jesús y desde allí creció gradualmente por etapas hasta que alcanzó la tradición más plena posterior que describía una procesión divina desde la tumba vacía hasta el trono celestial.

Visiones de Jesús

Hay acuerdo general entre todos los eruditos, menos los conservadores, en que la fe pascual comenzó con visiones en Galilea, no en el descubrimiento de una tumba vacía en Jerusalén. Ahora bien, como lo registran muchas tradiciones, las visiones y los sueños han sido con frecuencia la materia prima de experiencias religiosas, especialmente en tiempos de orígenes religiosos. Hasta este siglo, no pudimos apreciar, como lo hacemos ahora, por qué esto es así. Carl Jung y otros han descubierto y nos han llamado la atención hacia los poderes creativos de la conciencia humana.

El inconsciente es una vasta área de la mente humana o psiquis que está oculta debajo de la superficie de la conciencia, como nueve décimos de un iceberg están ocultos bajo la superficie del océano. El descubrimiento del inconsciente ha hecho posible una explicación enteramente nueva de lo que comúnmente se había denominado experiencias religiosas.

Anteriormente, cuando una persona veía visiones (que nadie más veía) u oía voces (que nadie más oía), la única explicación era que la tal persona estaba recibiendo revelaciones y mensajes de una fuente externa de un tipo sobrenatural o divino. La psicología profunda proporciona una explicación natural. Las experiencias entran efectivamente en el consciente de otra fuente, pero esa fuente es el inconsciente, volviendo innecesario apelar a una fuente externa sobrenatural. 

Por este medio, llegamos a una nueva comprensión de las visiones que Mahoma tuvo del ángel Gabriel, de la visión que Pablo tuvo del Cristo resucitado en el camino a Damasco, y de las visiones de las cuales surgió la fe pascual de los apóstoles antes de él. De acuerdo con Pablo (y el suyo es el primer testimonio de primera mano que tenemos), el primero que tuvo una visión del Cristo resucitado fue Pedro. Pero el Nuevo Testamento no nos proporciona en ninguna parte ningún registro de esa visión. Algunos han conjeturado que la tradición de esta visión, si es que hubo tal visión, fue superada y descartada en favor de tradiciones posteriores más convincentes. Podría haber sido una visión similar a la que ahora se atribuye a Esteban antes de su martirio (Hechos 7:55-56):

Esteban miró al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba a la diestra de Dios. Y dijo: Veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios.

Se ha sugerido que el relato de la transfiguración de Jesús no corresponde cronológicamente dentro del ministerio de Jesús, donde el evangelio de Marcos lo ha colocado erróneamente, para ser seguido por los de Mateo y Lucas. Más bien, se originó como un temprano relato de la resurrección. Esta sugerencia ha sido apoyada por eruditos aclamados internacionalmente, como Heinrich Meyer (1800-1873), Julius Wellhausen (1844-1918), Adolf Harnack (1851-1930), Alfred Loisy (1857-1940), Maurice Goguel (1880-1955) y Rudolf Bultmann (1884-1976). Ciertamente, este relato podría estar apuntando a la primerísima visión que dio lugar a la fe pascual.

Se acepta generalmente, con el apoyo de los registros evangélicos, que, cuando Jesús fue crucificado, los discípulos le abandonaron y huyeron. Regresaron a Galilea muy desanimados, sufriendo de una aguda ansiedad y un gran desconcierto, preguntándose por qué Dios había permitido que un hombre de tales cualidades y tal poder hubiese llegado a un fin tan trágico. Esas son las mismas condiciones en las que las profundidades inconscientes de la psiquis pueden demostrar ser muy creativas. La psiquis, usando la experiencia anterior y los símbolos básicos ya incrustados allí, crea una visión que resuelve el problema.

Aquí, pues, estaban los discípulos judíos cuyas mentes, como la de Elías antes que ellos, en este momento de crisis se volvieron a Sinaí, la fuente de su fe. En la visión creada por el inconsciente (posiblemente de Pedro), él y sus dos compañeros más cercanos, Santiago y Juan, fueron retrotraídos por el recuerdo de su Maestro a escalar aquella misma alta montaña. Este es el relato, como lo cuenta Marcos:        

Y Jesús se transfiguró delante de ellos, y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve ... Y les apareció Elías con Moisés, que hablaban con Jesús ... Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que les decía: "Este es mi Hijo amado; a él oíd". Y luego, cuando miraron, no vieron más a nadie consigo, sino a Jesús solo ... (Marcos 9:2-8).

Hay algunos ingredientes muy significativos en esta visión:

Estos ingredientes de la tradición judía, junto con el desconcierto de los discípulos, proporcionaba abundante materia prima para una visión apostólica. Lo que la visión estaba afirmando principalmente era que la muerte de Jesús no era una tragedia sin significado. Mostraba que este Jesús fue colocado por Dios al mismo nivel que Moisés y Elías. El resplandor o la transfiguración demostraba simbólicamente que Jesús había sido glorificado.

Estoy sugiriendo que esta visión de la glorificación de Jesús marcó el comienzo de la fe pascual. De acuerdo con Pablo, hubo más de una visión, incluyendo la que él mismo tuvo. No son descritas. Sin duda, variaban pero tenían algo en común - el Jesús glorificado fue visto por sus seguidores y sólo por ellos. Cuando Pablo escribía, digamos como en el 50 e.c., la fe pascual descansaba solamente en el testimonio de las visiones.

Pero es tal la naturaleza de la inquisitiva mente humana que no fue suficiente para la progresiva comunidad cristiana decir solamente que el Jesús glorificado había sido visto en visiones. ¿Cómo llegó donde estaba, en el cielo con Dios y sentado a la diestra de Dios? Así, pues, en la segunda mitad del siglo primero, comenzaron a aparecer toda clase de historias, como la de Juan 21, donde Jesús desayuna con los discípulos después de que éstos terminaron de pescar.

La tumba vacía y la resurrección corporal

Luego, la atención comenzó a dirigirse a Jerusalén, donde Jesús debía haber sido sepultado en una tumba y, en ese caso, la tumba debía estar ahora vacía. Así que surgió una historia de cómo algunas mujeres habían hallado una tumba vacía. La clave de este relato es el ángel u hombre misterioso vestido de blanco que dijo: "El Jesús crucificado a quien buscáis no está aquí, porque ha resucitado". Algunos modernos defensores de la historicidad de la tumba vacía, puesto que ellos mismos ya no creen en ángeles, arguyen que esto es una intrusión posterior. En realidad, el relato pierde su impacto si esto es eliminado. Las palabras pronunciadas por el ángel son la piedra angular en que se basaba el relato. Es la convicción de que Jesús había resucitado lo que dio lugar a la historia de la tumba vacía, y no al revés.

Debido a que los relatos de la tumba vacía han dominado la tradición por largo tiempo, dan forma a nuestra imaginación cuando oímos la expresión "resucitar de entre los muertos". Sin embargo, cuando esto se usó por primera vez, no se refería a alguien que salía de la tumba. Se refería a salir del Sheol, la morada de los muertos, y la ascensión al cielo. Esto se refleja en la historia juanina de María Magdalena, donde Jesús dice: "No me toques, porque todavía no he ascendido a mi padre" (20:17). Estaba en viaje desde el mundo de los muertos al mundo celestial, y María se había encontrado con él accidentalmente en el camino.

Tan pronto como los cristianos se convencieron de que tenían una visión de la glorificación de Jesús, y puesto que sabían de cierto que él había sido crucificado y se había ido a la morada de los muertos, entonces se seguía que debía haber resucitado de entre los muertos. Así comenzaron a surgir historias de cómo había sucedido eso. A medida que progresaban los relatos, el Cristo resucitado fue siendo descrito más y más en términos físicos, y es en base a estos relatos posteriores sobre la resurrección que los cristianos conservadores defienden actualmente lo que ellos llaman "la resurrección corporal".

Tan pronto trazamos de vuelta la ruta de la glorificación y la resurrección de Jesús hasta las visiones, esto nos sirve para confirmar la conclusión de que estamos tratando con un proceso subjetivo, no objetivo. La afirmación cristiana de que Jesús había sido resucitado de entre los muertos no se refería a algo que había ocurrido objetivamente al cuerpo de Jesús; se refería a un evento subjetivo en las mentes y los corazones de los seguidores de Jesús. Como dijo Maurice Goguel en The Birth of Christianity [El Nacimiento del Cristianismo]: "La importancia religiosa de la resurrección no reside en el hecho de que el cuerpo de Jesús vino a la vida nuevamente en la tierra por un corto tiempo, sino en que fue llevado para que viviese en el cielo. Lo que da la salvación es la glorificación de Jesús, no su resurrección entendida en el sentido de la reanimación de su cuerpo. Si esta reanimación se convirtió en objeto de fe, fue porque fue considerada como el símbolo, la prueba y la materialización de la glorificación de Cristo" (p. 39-40). "La resurrección de Jesús es, en realidad, la resurrección de aquella fe en él que los discípulos habían tenido durante su ministerio" (p. 61). De este modo, lo que originalmente era una experiencia visionaria asumió el carácter de historia. Rudolf Bultmann dijo algo similar en su famoso ensayo "The New Testament and Mythology" [El Nuevo Testamento y la Mitología] cuando escribió: "La resurrección misma no es un evento de la historia pasada. No es nada más que el surgimiento de la fe en el Señor resucitado ... La fe en la resurrección es realmente la misma cosa que la fe en la eficacia salvadora de la cruz" (pp. 41-42).

¿Cómo se convirtió Jesús en Dios, y por qué?

Ahora regresemos a nuestro tema. Primero, demostré, con el material bíblico, que Jesús se convirtió en Cristo por una serie de pasos mentales en el pensamiento en desarrollo de los cristianos del siglo primero, a medida que comenzaban a evaluar lo que para ellos significaba en términos cada vez más elevados. El proceso mediante el cual Jesús se convirtió en Dios no es un evento que le ocurrió a Jesús sino un cambio en el desarrollo del pensamiento humano.

Luego, regresé al surgimiento de la fe pascual para demostrar que ella también debe ser entendida subjetivamente, no como historia objetiva. La fe pascual surgió en parte de la continuada influencia del impacto que Jesús había hecho en aquéllos que le conocían, y en parte de la devastadora experiencia que ellos habían tenido.

El proceso del pensamiento religioso por medio del cual Jesús se convirtió en el Cristo, como queda demostrado por el Nuevo Testamento, no se detuvo allí sino que continuó en el período post-bíblico. Porque, aun al final del siglo primero, al pensamiento cristiano todavía le faltaba mucho para llegar a lo que sería la clásica enseñanza cristiana como fue proclamada por el concilio de Calcedonia en el 451 e. c.

Pero, como el mismo Nuevo Testamento lo reconoce claramente, ya había comenzado a aparecer una ruptura como resultado de la rapidez con la que se estaba desarrollando el pensamiento acerca de Jesús. Es la ruptura entre la primera generación de cristianos - los cristianos judíos - y la iglesia gentil, que crecía rápidamente, difundida por Pablo.

Los cristianos judíos, encabezados por Santiago y Pedro (por lo menos al principio), todavía veían a Jesús con ojos judíos. Según ellos lo veían, Jesús seguía siendo completamente humano, como ellos mismos. Cumplía el papel de Mesías, pero él mismo no era divino. Los cristianos judíos rechazaron los relatos posteriores del nacimiento virginal y la doctrina de la encarnación. En la carta de Santiago, podemos tener el mejor ejemplo de su modo de pensar. Junto con los judíos, fueron expulsados de Jerusalén, su centro, y se asentaron en Pella, al otro lado del Jordán.  Fueron rechazados por los judíos a causa de su lealtad a Jesús y tratados con frialdad y después de un tiempo rechazados por los cristianos gentiles como herejes. Después del siglo quinto, ya no se oyó hablar más de ellos.

Fue el cristianismo gentil, al que Pablo configuró, el que se convirtió en la forma clásica del cristianismo. Los cristianos gentiles veían a Jesús más y más con ojos griegos. Hasta Pablo, aunque se ufanaba de su condición de judío, era un judío helenista en gran medida. El Nuevo Testamento refleja mayormente su modo de pensar y el de la Iglesia gentil, y tiende a ocultar de la vista lo que queda de la forma de pensar de la iglesia judía primitiva.

La mente gentil no tenía ningún problema con respecto a considerar divino a Jesús. Los gentiles veían a Jesús como el Hijo de Dios por excelencia - el único Hijo de Dios. No esperaban a un Mesías venidero, como lo esperaban los judíos, así que la palabra Cristo (que se traduce como Mesías) simplemente se usó como nombre propio. Jesús el Mesías se convirtió en Jesucristo o sólo Cristo. Ciertamente, el problema pronto se convirtió, no en cómo proclamar su divinidad, sino en cómo defender su humanidad. El ala gnóstica del movimiento cristiano quería decir que Jesús sólo parecía hombre pero que era realmente enteramente Dios todo el tiempo.

A medida que la iglesia luchaba por mantener tanto la plena divinidad como la plena humanidad de Jesús, atravesó por una serie de controversias teológicas. Se rechazaron varias soluciones, la mayoría heréticas. Al principio, la Iglesia trató de establecer sólo cómo se relacionaba Jesús con Dios el Creador. Resultó la doctrina de la Santa Trinidad y Jesús fue presentado como la encarnación de la segunda persona de la Trinidad. Luego, la Iglesia tuvo que resolver el problema de cómo la naturaleza humana y la divina podían estar unidas en un mismo personaje histórico. El debate nunca se resolvió universalmente. Los que discrepaban con los hallazgos de los concilios ecuménicos fueron simplemente excomulgados del cuerpo principal. Fue así como los nestorianos (que afirmaban las dos naturalezas) y la siglesias coptas (que afirmaban una naturaleza) fueron separados del cuerpo principal.

Lo que vino a ser la ortodoxia cristiana fue la siguiente fórmula a la que llegó el Concilio de Calcedonia en el año 451. Éste puede ser considerado el resultado del proceso mediante el cual Jesús se convirtió en Dios.

Siguiendo, pues, a los Santos Padres, todos a una voz enseñamos que ha de confesarse a uno solo y el mismo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, el mismo perfecto en la divinidad y el mismo perfecto en la humanidad, Dios verdaderamente, y el mismo verdaderamente hombre de alma racional y de cuerpo, consustancial con el Padre en cuanto a la divinidad, y el mismo consustancial con nosotros en cuanto a la humanidad, semejante en todo a nosotros, menos en el pecado [Hebr. 4, 15]; engendrado del Padre antes de los siglos en cuanto a la divinidad, y el mismo, en los últimos días, por nosotros y por nuestra salvación, engendrado de María Virgen, madre de Dios, en cuanto a la humanidad; que se ha de reconocer a uno solo y el mismo Cristo Hijo Señor unigénito en dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación, en modo alguno borrada la diferencia de naturalezas por causa de la unión, sino conservando, más bien, cada naturaleza su propiedad y concurriendo en una sola persona y en una sola hipóstasis, no partido o dividido en dos personas, sino uno solo y el mismo Hijo unigénito, Dios Verbo Señor Jesucristo, como de antiguo acerca de Él nos enseñaron los profetas, y el mismo Jesucristo, y nos lo ha transmitido el Símbolo de los Padres.

En la actualidad, esta declaración de la ortodoxia cristiana, expresada como está en conceptos griegos extraños a nosotros, se ha vuelto casi absurda. La mayoría de los cristianos tradicionales actuales probablemente nunca ha oído siquiera esta declaración, mucho menos la ha entendido. Ciertamente, uno sospecha que, si se le pidiera al asistente de iglesia promedio que explicara lo que se quiere decir con que Jesús es divino, probablemente, sin darse cuenta de ello, se alinearía con alguna de las antiguas herejías, no con la ortodoxia.

Se hacía tarde para el proceso de desconstruir la afirmación de que Jesús era el unigénito Hijo de Dios. Reimarus (1694-1768) inició el proceso. Significativos pasos adicionales en el proceso fueron tomados por David Strauss (1808-1874), Albert Schweitzer (1875-1965) y Rudolf Bultmann (1884-1976). Más recientemente, el proceso de desconstruir la glorificación de Jesús y la recuperación de la figura humana histórica tras el proceso ha sido emprendida por el Seminario Jesús.

Obras citadas:


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