Se ordenaron sacrificios y fiestas
para sus nuevos centros religiosos, poniendo un becerro en Betel
y el otro en Dan.
Otro nombre para Israel en el norte fue 'Samaria'. Oseas
testificó de los becerros, diciendo:
"Tu
becerro, oh Samaria, te hizo alejarte; se encendió mi enojo
contra ellos, hasta que no pudieron alcanzar purificación.
Porque de Israel es también éste, y artífice lo hizo; no es
Dios". (Oseas 8:5).
Y
nuevamente se refiere a la costumbre de ofrecer
"sacrificios
humanos
y besar los becerros" (Oseas
13:2).
No
hay duda de que las bembas de esos dos becerros quedaron pulidas
y desgastadas a causa de todos esos siglos de besos. Así
también, uno pensaría que, cuando aquellos dos becerros sacaron
al pueblo de Egipto, deben haber sido más transportables que en
los santuarios de Jeroboam. Sin duda, esos becerros corrían por
el campo dando órdenes a todo el mundo y levantando sus pezuñas
de oro para bendecir a todo el mundo. Basándose en el testimonio
de un disgustado y escandalizado Oseas, Jeroboam efectivamente
erigió dos becerros.
La historia del becerro de oro se halla en Éxodo 32. Moisés
desapareció por largo tiempo, y el pueblo le dijo a Aarón:
"Este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de
Egipto, no sabemos qué le haya pasado. Haznos dioses (plural) que vayan delante de
nosotros". (Éxodo
32:1).
Aarón hizo un (solo) becerro de oro, y lo
presentó al pueblo, que dijo:
"Israel, éstos son tus DIOSES (plural), que te sacaron de la tierra de
Egipto". (Éxodo
32:4).
las palabras exactas atribuidas a Jeroboam en
el libro de Reyes.
La tradición del capítulo
24 presenta una alternativa al relato familiar del becerro
de oro sobre Moisés y el monte. Parece ser bien una fusión
de fuentes en conflicto o bien ha sido fuertemente corregido
y modificado en un intento por hacerlo consistente con la
segunda tradición de las tablas, aquélla con la cual todo el
mundo está bien familiarizado.
La tradición que se halla en Éxodo 24 describe a
una gran muchedumbre que sube al monte. Esto crea dos
conflictos. Primero, hay un conflicto obvio dentro del relato
mismo, que demuestra claramente el desgarbado proceso de
revisión que se usó para crear la Biblia. La historia comienza
con una estricta prohibición de que nadie podía subir al
monte, excepto Moisés. Esto es consistente con la versión
becerro de oro de los sucesos, en la cual Moisés subió al
monte solo, como recordará cualquiera que haya visto aquellas
películas. Se hace un torpe intento por editar este material
para hacerlo consistente, y cualquiera que lea cuidadosamente
Éxodo 24 debería notar que dice que toda esta gente subió al
monte, y luego, más tarde, otra revisión editorial indica que
no lo hicieron, porque sólo Moisés subió al monte. La fuente
original del incidente contiene una referencia a la tradición
sabática en el sentido de que Moisés permaneció en el monte
durante seis días y se encontró con Dios al séptimo día, con
una revisión editorial posterior para referirse a cuarenta
días (un intento, como el comentario diciendo que David tocaba
el arpa, para reconciliar relatos inconsistentes). Nótese que
primero se dice que nadie debía subir al monte con Moisés. (La
cursiva no debería ser necesaria, pero se incluye).
"Dijo
Jehová
a Moisés: Sube ante Jehová, tú, y Aarón, Nadab, y Abiú, y
setenta de los ancianos de Israel; y os inclinaréis desde
lejos. Pero Moisés solo se acercará a Jehová; y ellos no se
acerquen, ni suba el pueblo con él. Y Moisés vino y contó al
pueblo todas las palabras de Jehová, y todas las leyes; y todo
el pueblo respondió a una voz, y dijo: Haremos todas las
palabras que Jehová ha dicho". (Éxodo 24:1-3).
Sin embargo, algunos versículos más adelante, salen a la
superficie algunos trozos de la anterior tradición (es
característico de la inusual revisión y corrección de la Biblia
que algunas partes no sean descartadas, sino que se hace un
intento por sumergir y 'armonizar' los varios relatos que
discrepan entre sí. Nótese que, en la tradición del becerro de
oro, se insiste constantemente en que nadie (incluyendo a
Moisés) puede ver a Dios jamás, pues de lo contrario moriría.
Esta doctrina teológica no tiene nade que ver con la tradición
alterna del capítulo 24.
"Y
subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los
ancianos de Israel; y vieron al Dios de Israel; y había debajo
de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al cielo
cuando está sereno. Mas no extendió su mano sobre los
príncipes de los hijos de Israel; y vieron a Dios, y comieron
y bebieron". (Éxodo 24:9-11).
En la famosa tradición del becerro, ni siquiera a Moisés se le
permitió ver a Dios,
"porque
no
me verá hombre, y vivirá". (Éxodo 33:20).
La tradición alterna prohibe que alguno suba al monte con Moisés
y luego todos suben al monte con Moisés.
"...
y os inclinaréis desde lejos.Pero Moisés solo se acercará a
Jehová; y ellos no se acerquen, ni suba el pueblo con él". (24:1).
"Y
subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los
ancianos de Israel; ... vieron a Dios, y comieron y bebieron".
(24:9).
El conflicto entre esta afirmación y las frases iniciales del
relato es obvio, e indica que la introducción fue una
interpolación editorial posterior.
Después de visitar el cielo y sentarse allí para almorzar con
Dios, Moisés recibió por primera vez las tablas que contenían
los Diez Mandamientos. Más tarde se introduciría una
tradición durante el proceso editorial para permitir que la
segunda versión se entrelazara en el relato, inventando un
dispositivo ficticio conector que afimaba que 'Moisés dejó caer
y rompió' el primer juego de tablas, de este modo haciendo
'necesario un segundo viaje a la cima del monte'. Ésta no es una
descripción de un suceso histórico, sino meramente el resultado
de revisar y corregir juntas dos dispares tradiciones de Sinaí,
en un intento por entrelazarlas y hacer de ellas una sola
narración ficticia pero armoniosa.
"Entonces
Jehová
dijo a Moisés: Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré
tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para
enseñarles. Y se levantó Moisés con Josué su servidor, y
Moisés subió al monte de Dios. ... Entonces Moisés subió al
monte, y una nube cubrió el monte. Y la gloria de Jehová
reposó sobre el monte Sinaí, y la nube lo cubrió por seis
días; y al séptimo día llamó a Moisés de en medio de la nube".
(Éxodo
24:12-13; 15-16).
La historia comienza con una referencia a que 'nadie puede ver a
Dios', un motivo de la tradición alterna, y después de que
Moisés se encontró con Dios 'al séptimo día' (una alusión al
sábado), se incluye una referencia a 'cuarenta días', nuevamente
en un intento por 'armonizar' las dos versiones conflictivas de
los sucesos, mezclando trozos y pedazos de cada tradición.
Éxodo 19 puede considerarse un preludio de Éxodo 32 y el
incidente del becerro de oro. Es un doblete de la introducción a
la otra versión del relato de las tablas. Tanto en Éxodo 19 como en
Éxodo 24, Dios anunció un pacto y el pueblo respondió:
"Todo
lo que Jehová ha dicho, eso haremos". (Éxodo 19:8, 24:
3).
En la primera versión, una gran muchedumbre subió al monte a
comer y a beber y a ver a Dios. En la última versión, Éxodo 19,
el pueblo tiene que hacer algunos ritos de purificación
especialmente ordenados. El monte está estrictamente prohibido,
siendo demasiado santo.
"No
toquéis sus límites. Cualquiera que tocare el monte, de seguro
morirá. No lo tocará mano, porque será apedreado o aseteado;
sea animal o sea hombre, no vivirá". (Éxodo
19:12-13).
Finalmente, varios días más tarde, se le permitió al pueblo
acercarse al pie del monte. Dios dijo a Moisés que advirtiera al
pueblo solemnemente que no verían a Dios, pues de lo contrario
morirían. (Éxodo
19:21). Luego, sólo a Moisés y a Aarón se les permitió
acercarse más. Hasta a los sacerdotes se les prohibió subir al
monte. El pueblo no podía subir al monte, y se establecieron
estrictos límites,
"no
sea que haga en ellos estrago". (Éxodo 19:24).
Como es tan común en Éxodo, la narración es interrumpida
constantemente por Dios, que hace largos discursos explicando
cómo deben llevarse a cabo prolongados ritos, cómo debe
sacrificarse apropiadamente un animal (como Dios había ordenado
a aquel pueblo cuando Dios les sacó de Egipto, sin duda). En
realidad, usted notará que, cada vez que se abre la boca de
Dios, el largo monólogo ritualista debe continuar durante muchos
capítulos antes de que se reanude cualquier narración. Esto se
hacía para justificar tanto las leyes levíticas posteriores como
las leyes estatales de la antigua teocracia hebrea al sugerir el
imprimátur divino. Estos conflictivos segmentos narrativos están
entrelazados un poco torpemente, haciendo los editores lo mejor
que podían para reconciliar las inconsistencias, lo cual
resultó, debo añadir, en un ejercicio de futilidad, pero ellos
hicieron el intento resueltamente.
El pueblo comenzó a hacer ofrendas completas al becerro, y Dios
le dijo a Moisés que bajara del monte rápidamente, pues el
pueblo estaba adorando a un becerro. Dios le dijo a Moisés:
"Déjame
que
se
encienda mi ira en ellos, y los consuma; y de ti yo haré una
nación grande". (Éxodo 32:10).
Moisés logró convencer a Dios de que no hiciera esto,
recordándole cuán embarazoso sería que las naciones oyeran decir
que Dios había sacado a un pueblo de Egipto y que luego los
había matado a todos. (Éxodo 32:12).
"Entonces
Jehová
se arrepintió del mal que dijo había de hacer a su pueblo". (Éxodo 32:14).
Cuando Moisés llegó al pie de la montaña, oyó cantos y vio gente
danzando alrededor del becerro, y dejó caer las dos tablas de
piedra, que se rompieron. Molió el becerro e hizo con él 'aguas
amargas', las cuales obligó al pueblo a beber, y luego se volvió
contra Aarón. Y se nos dice que Dios estaba tan enojado que
podría haber matado a Aarón.
"¿Quién
está
de parte de Jehová?" (Éxodo 32:26),
preguntó Moisés, y los levitas se pusieron de pie a su lado.
Moisés luego les ordenó:
"Matad
cada
uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente" (Éxodo 32:27).
Luego anunció que éste era el día en que se instituía el
sacerdocio levítico a causa de haber matado a sus hermanos,
amigos, o parientes:
"Hoy
os habéis consagrado a Jehová, pues cada uno se ha consagrado
en su hijo y en su hermano" (Éxodo 32:32:29).
Moisés subió al monte una segunda vez, y esto está precedido por
lenguaje que imita el del capítulo 19, indicando nuevamente
una conexión original entre estos dos segmentos narrativos.
"No
suba hombre contigo, ni parezca alguno en todo el monte; ni
ovejas ni bueyes pazcan delante del monte" (Éxodo 34:3).
El becerro de
oro como alegoría polémica
La historia del becerro de oro es una tradición alterna, y el
material en Éxodo 24 es contradictorio. La primera contiene
referencias a sacrificios animales, levitas, ritos sacerdotales
de purificación y ablución, preocupaciones sobre ver a Dios y
morir, y más notablemente, una referencia a un becerro de oro,
todo lo cual fecha el material en un tiempo después de la
institución de las leyes levíticas después del período de los
reinos divididos. Aarón fabricó uno de los becerros, pero luego
se le hace decir 'dioses' (plural) para repetir las palabras que
Jeroboam usó cuando ordenó la erección de centros religiosos
para adorar becerros.
¿Cuán estúpido podría haber sido Jeroboam para fabricar becerros
y luego usar las mismas palabras que usó Aarón para ordenar los
centros para la adoración de becerros, cuando era bien sabido, y
hasta era el factor motivante, que la razón para el
establecimiento de los centros para adorar becerros era que el
pueblo había permanecido fieramente fiel a sus antiguas
tradiciones? Jeroboam dijo para sí: "Me matarán". No podría
haber sido lo bastante estúpido como para fabricar dos becerros,
pues entonces el pueblo le habría matado, si supusiéramos que
las historias de los becerros se conocían en aquel tiempo.
El relato del becerro de oro y el material que lo rodea no es
histórico, sino más bien una polémica. Los lectores que eran
extemporáneos con la parábola habrían entendido exactamente lo
que el relato quería decir. El escritor presenta una pregunta, y
la responde: ¿Qué habría hecho Moisés si estuviera vivo para ver
a aquel pueblo besando los becerros? Que un grupo de levitas
sacerdotales y descontentos escribió la historia queda también
demostrado por las preocupaciones sacerdotales incrustadas en la
narración, como observé arriba, y hay también una amenaza
implícita en que el pueblo 'beberá aguas amargas', aguas
contaminadas con el becerro ídolo molido.
Un mito alterno
de los orígenes
Los levitas estaban preocupados con más que simplemente atacar
el nuevo culto de los becerros que les había excluido y les
había dejado sin empleo. Los levitas en el norte, en Silo,
fueron desposeídos por Jeroboam y reemplazados con otros. De
este modo, tenemos a los levitas como los únicos leales a Moisés
en el relato. Sin embargo, se hace una distinción en la
narración al emplear el simbolismo de Aarón como un 'levita
fracasado' y el único responsable de fabricar el becerro. La
nada lisonjera referencia a Aarón en la historia fortalece la
conclusión de que fueron levitas del norte los que escribieron
esta versión de los sucesos, porque se aceptaba que el
sacerdocio en el templo de Jerusalén era de ascendencia
aarónica. Los levitas del norte estaban dando a entender que
Dios estaba lo bastante enojado como para matar a aquellos
sacerdotes del templo.
Según el dogma 'ortodoxo' del templo de aquellos días, sólo los
miembros del sacerdocio 'aarónico' del templo en Jerusalén eran
verdaderos levitas, y esta distinción, que se halla codificada
en los libros de la ley, excluía a los levitas del norte y
menospreciaba su derecho a llamarse sacerdotes. Los 'verdaderos'
levitas eran descendientes en línea directa de Aarón y sus
hijos, y esto excluía a los levitas del norte de Silo. En el
siguiente pasaje, se notará cómo la genealogía del sacerdocio se
concentra y se enfoca en Aarón.
"Y
Amram tomó por mujer a Jocabed su tía, la cual dio a luz a
Aarón y a Moisés. Y los años de la vida de Amram fueron ciento
treinta y siete años. ... Y tomó Aarón por mujer a Elisabet
hija de Aminadab, hemana de Naasón; la cual dio a luz a Nadab,
Abiú, Eleazar e Itamar. ... Y Eleazar hijo de Aarón tomó para
sí mujer de las hijas de Futiel, la cual dio a luz a Finees. Y
estos son los jefes de los padres de los levitas por sus
familias. ... Este es aquel Aarón y aquel Moisés, a los cuales
Jehová dijo: Sacad a los hijos de Israel de la tierra de
Egipto por sus ejércitos". (Éxodo 6:20, 23, 25, 26).
Además, el sacerdocio era hereditario y seguía estrictas líneas
familiares. Habría de ser así "para siempre" y esto excluía a
extraños permanentemente.
"Y
constituirás a Aarón y a sus hijos para que ejerzan su
sacerdocio; y el extraño que se acercare, morirá". (Números 3:10).
"Harás
llegar
delante de tí a Aarón tu hermano, y a sus hijos consigo, de
entre los hijos de Israel, para que sean mis sacerdotes; a
Aarón y a Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar hijos de Aarón". (Éxodo 28:1).
"En
el tabernáculo de reunión, afuera del velo que está delante
del testimonio, las pondrá en orden Aarón y sus hijos para que
ardan delante de Jehová desde la tarde hasta la mañana, como
estatuto perpetuo de los hijos de Israel por sus
generaciones". (Éxodo 37:21).
"Las
vestiduras
que
harán son éstas: el pectoral, el efod, el manto, la túnica
bordada, la mitra y el cinturón. Hagan, pues, las vestiduras
sagradas para Aarón tu hermano, y para sus hijos, para que
sean mis sacerdotes". (Éxodo 28:4).
"Y
con ellas vestirás a Aarón tu hermano, y a sus hijos con él; y
los ungirás, y los consagrarás y santificarás, para que sean
mis sacerdotes... Y estarán sobre Aarón y sobre sus hijos
cuando entren en el tabernáculo de reunión, o cuando se
acerquen al altar para servir en el santuario, para que no
lleven pecado y mueran. Es estatuto perpetuo para él, y para
su descendencia después de él ... Les ceñirás el cinto a
Aarón, y les atarás las tiaras, y tendrán el sacerdocio por
derecho perpetuo. Así consagrarás a Aarón y a sus hijos". (Éxodo 28:41,
43; 29:9).
No debería sorprendernos que este tema ocurra en el documento
sacerdotal de Levítico, indicando así que este libro está
conectado estrechamente con los levitas del sur relacionados con
el culto del templo en Jerusalén.
"Y
el sacerdote que en lugar de Aarón fuere ungido de entre sus
hijos, hará igual ofrenda. Es estatuto perpetuo de Jehová". (Levítico 6:22).
Se deja claro que este estado de cosas es 'autorizado', al
mostrar a Moisés como participante en un complicado ritual de
ordenación que incluye elementos de los sacrificios de culto
llevados a cabo en el templo.
"Después
hizo
que trajeran el otro carnero, y el carnero de las
consagraciones, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre
la cabeza del carnero. Y lo degolló; y tomó Moisés de la
sangre, y la puso sobre el lóbulo de la oreja derecha de
Aarón, sobre el dedo pulgar de su mano derecha, y sobre el
dedo pulgar de su pie derecho. ... Luego tomó Moisés del
aceite de la unción, y de la sangre que estaba sobre el altar,
y roció sobre Aarón, y sobre sus vestiduras, sobre sus hijos,
y sobre las vestiduras de sus hijos con él; y santificó a
Aarón y sus vestiduras, y a sus hijos y las vestiduras de sus
hijos con él". (Levítico 8, 22, 30).
Se nos dice una y otra vez que el sacerdocio es un oficio
hereditario, y que pertenece exclusivamente a Aarón 'y a sus
hijos' para siempre.
"Fuera
del
velo del testimonio, en el tabernáculo de reunión, Aarón las
dispondrá desde la tarde hasta la mañana delante de Jehová; es
estatuto perpetuo por vuestras generaciones. ... Cada día de
reposo lo pondrá continuamente en orden delante de Jehová, en
nombre de los hijos de Israel, como pacto perpetuo". (Levítico 24: 3,
8).
No sólo se requiere la pena de muerte si cualquier persona 'se
acerca', a excepción de Aarón y sus hijos, sino que las leyes,
reglamentos, prohibiciones y tabúes que rodean los derechos,
deberes, y privilegios atinentes al sacerdocio son tan severos
que ni siquiera Aarón y sus hijos están seguros, como queda
ilustrado en la historia del 'rito no autorizado'. Si hasta los
'legítimos' sacerdotes autorizados estaban bajo una interdicción
tan severa, se deduce que los 'usurpadores' (como los
'ilegítimos' levitas del norte) ciertamente merecían la muerte
también, como se requiere en los reglamentos sacerdotales.
"Y
constituirás a Aarón y a sus hijos para que ejerzan su
sacerdocio; y el extraño que se acerque, morirá". (Números 3:10).
"Nadab
y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y
pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y
ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les
mandó. Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y
murieron delante de Jehová". (Levítico 10:1, 2).
Bajo el código sacerdotal no existe tal cosa como una falta
trivial, y cada una de las leyes era permanente e inalterable,
habiendo sido de 'origen divino'. El tema es recogido nuevamente
y se hace énfasis en él en la historia del 'sacrificio del macho
cabrío no autorizado'.
"Y
Moisés preguntó por el macho cabrío de la expiación, y se
halló que había sido quemado; y se enojó contra Eleazar e
Itamar, los hijos que habían quedado de Aarón". (Levítico
10.16).
No hay duda de que éstos apenas escaparon con sus cuellos
intactos, lo cual es notable, cuando se considera que sus dos
hermanos fueron quemados vivos por Dios por una violación
similar de las leyes sacerdotales.
Cuando se compara a la mitología aarónica con el mito del
becerro de oro, es obvio que hay dos pseudo-historias en
competencia que pretenden describir la ordenación del
sacerdocio. En la versión favorecida por el sacerdocio del sur
en Jerusalén (como sería de esperarse), el sacerdocio era un
oficio divinamente ordenado, hereditario, y establecido
oficialmente por Moisés, siguiendo instrucciones explícitas de
Dios, según leyes y reglamentos 'ordenados divinamente',
cualquiera que interviniese sería castigado con la muerte. Se
espera que creamos que esto no era porque el sacerdocio de
Jerusalén tenía un interés personal en proteger su derecho
hereditario, sino que Dios era muy, pero muy estricto acerca de
sacrificar sólo carneros y así sucesivamente y que sólo
profesionales adiestrados podían conocer los intrincados
detalles y así salvar sus vidas. Cualquier 'lego' que se
acercase tendría que ser ejecutado 'por temor de que Jehová se
volviera contra el pueblo', tan feroz era Dios en estas
cuestiones de hacer sacrificios de carneros sólo en el momento
exacto y siguiendo exactamente la metodología divina.
En la tradición alterna, que se halla en la historia del becerro
de oro, el sacerdocio levítico se concedía basándose en
'méritos'. El día en que los representantes de los levitas (del
norte) 'mataron a sus hermanos, amigos y parientes', atrajeron
sobre sí mismos bendición' y fueron nombrados en el sacerdocio.
No se hace ninguna mención de 'derechos hereditarios', y Aarón
es presentado en la luz más desfavorable. Los levitas del norte
expresaban su odio por el culto a los becerros en los términos
más extremos (querían matar a sus hermanos, amigos y parientes,
y sarcásticamente indicaban que Dios les recompensaría ricamente
por hacerlo). El significado de la polémica no se habría
desperdiciado en sus contemporáneos que también habrían recogido
el sarcasmo.
No sólo es esta versión un mito alterno de los orígenes del
sacerdocio, una versión más favorable para los levitas del norte
no conectados con el culto del templo en el sur, sino que caen
salpicaduras sobre la legitimidad de los reclamos de los
sacerdotes en el templo de Jerusalén, salpicando el carácter de
Aarón. Primero se nos dice que 'Aarón' era un candidato
inadecuado para el sacerdocio, y lo demostró al permitir una
conducta tolerante entre el pueblo, y hasta ayudándole a
fabricar el becerro. Ciertamente, el becerro de oro fue
sugerencia de Aarón. Luego, presentó una excusa poco convincente cuando fue confrontado por Moisés.
Aquí se hace un comentario político y religioso sobre sucesos
que eran contemporáneos con el tiempo de los levitas del
norte, y sobre el muy odiado y novedoso culto del becerro que
les había dejado sin empleo, y también están involucrando a
los sacerdotes del culto del templo en Jerusalén.
"Y respondió Aarón: No se enoje mi señor; tú conoces al
pueblo, que es inclinado al mal. ... Y viendo Moisés que el
pueblo estaba desenfrenado, porque Aarón lo había permitido,
para vergüenza entre sus enemigos ... Jehová hirió al pueblo,
porque habían hecho el becerro que formó Aarón". (Éxodo 32:
22, 25, y 35).
CONCLUSIÓN
La Biblia es una compleja maraña de tradiciones,
no un todo coherente. Por lo menos en algunos casos, es
posible desenredar las varias hebras e identificar autores
específicos, trabajando con una agenda específica. El relato
del becerro de oro es una de las historias en que es posible
entresacar una hebra, y la evidencia indica fuertemente que la
historia fue escrita por levitas, en particular levitas del
norte, durante el tiempo de los reinos divididos. Es su
versión de los sucesos la que se ha convertido en 'oficial' de
modo que, por medio de innumerables películas y libros de
historia, todo el mundo está familiarizado con 'la historia
del Éxodo' y el becerro de oro, pero pocas personas están
familiarizadas con el grado al cual estas tradiciones son
realmente complejas, ni con el hecho de que realmente hay
múltiples versiones de los sucesos, y que esta historia de los
Diez Mandamientos y Sinaí es sólo uno de muchos ejemplos de la
misma clase de cosa.
En cuanto a historia en todo esto, hay ciertamente 'historia'
en la Biblia, pero es la historia de divisiones sociales y
enemistades políticas y religiosas, y no es en absoluto la
historia 'oficial' del Éxodo, ni de nada más. El perro Spot no puede tener
cuatro patas y tres patas al mismo tiempo. O le falta una pata
o no. La cuestión de la historicidad surge cuando se presentan
múltiples visiones y versiones de sucesos. La versión del
becerro de oro del relato de las tablas de piedra es polémica
y su propósito es una respuesta a la nueva religión del
becerro de oro de Jeroboam, escrita por levitas del norte
desempleados y resentidos, que habían quedado sin empleo por
causa de estos dos becerros.
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