Las tablas de la ley

EL ADVENTISMO TRADICIONAL

Y LA LEY

John Mann

Traducción 


Un ex-adventista, al que llamaremos "Kevin", ha expresado claramente tres cosas respecto a su "mudanza" del adventismo: Lo primero que dijo es que, cuando trabajaba de colportor, a menudo se encontraba con personas que le presentaban argumentos contra el adventismo, que él no sabía cómo responder. Cuando esto ocurría, respondía de manera franca, liberal, como diciendo "todo el mundo tiene derecho a creer lo que quiere". Por supuesto, la verdad es que no pensaba así en absoluto. Lo que realmente pensaba era: "Caramba, no entiendo esa doctrina muy bien, pero si la entendiera podría contestar a esa objeción". Lo segundo es que, cuando le dijo a algunos miembros que se iba de la iglesia, la reacción fue de lástima. Naturalmente, supusieron que lo estaban descarriando y que estaba errado. Lo tercero es que, cuando trataba de explicarle sus razones al pastor (por ejemplo), éste no parecía entender lo que le estaba diciendo, y en general, tenía la impresión de que los miembros encontraban difícil entender lo que decía.

Todos estos tres puntos tienen la misma moraleja. Cuando Kevin era adventista y escuchaba un argumento contra el adventismo, su reacción era que él mismo no había entendido la doctrina lo suficientemente bien. Nunca se imaginó que la doctrina en realidad pudiera ser errónea. Más bien, se culpaba a sí mismo por no "entenderla" bien; cuando un miembro oye decir que Kevin ya no cree en el adventismo, no se detiene a pensar: "Bueno, Kevin era un buen adventista. Quizás tenga algunas razones muy buenas, que yo debería escuchar", porque ni siquiera puede comenzar a imaginarse que el adventismo pueda estar errado. Cuando Kevin explica sus razones para irse, los miembros no logran ponerse en lugar de él y entender lo que él está diciendo, porque nuevamente no pueden imaginarse que el adventismo esté errado.

Y, sin embargo, ¿no es esto falso orgullo? "Dios es Dios" (Karl Barth), y ¡quiénes somos nosotros para imaginarnos que hemos acabado de entenderle, o que no tenemos nada que aprender de los que están fuera de nuestro grupo! "Dios no ha de ser buscado en su inescrutable altura" (Calvino), Dios es Dios, nosotros somos el hombre, y debemos tratar todo conocimiento de Él como un humilde recibimiento de gracia, no como alguna especial posesión que nos coloca por encima de los demás de tal modo que podamos mirar su "ignorancia" con lástima (sin duda, cuando lo hacemos, Dios nos mira a nosotros con lástima). Dios es sorprendente e inquietante. ¿Quiénes somos nosotros para limitar lo que Él hace o no hace? Quizás esté diciendo: "¿Por qué crees que te he permitido ser adventista por 30 años? Quizás sea tiempo de que avances hacia una verdad mayor". Dios está haciendo más de lo que podemos concebir; así que ¡debemos renunciar a cualquier orgullo tonto que piensa en limitar lo que Dios decida hacer!

Eché un vistazo a las "Creencias Fundamentales de los Adventistas del Séptimo Día", y puedo describir la totalidad del punto de vista adventista en El Gran Conflicto diciendo que está por encima de la ley. Vea usted si concuerda con este bosquejo de las creencias adventistas:

La ley está dividida en dos partes: La ley ceremonial, que fue cumplida en Cristo, y la ley eterna de Dios, de obligatorio cumplimiento por todos los creyentes.

La ley eterna de Dios consiste de los Diez Mandamientos.

El "Gran Conflicto" entre Cristo y Satanás está por encima de la ley de Dios, los Diez Mandamientos. La acusación de Satanás es que esta ley es injusta.

Cristo vino a refutar la acusación de Satanás relativa a los Diez Mandamientos, a demostrar que el hombre sí podía guardar la ley de Dios.

Los Diez Mandamientos son la definición de pecado ("el pecado es transgresión de la ley").

La redención en Cristo significa que somos salvos aunque no hayamos guardado los Diez Mandamientos perfectamente, porque Cristo los guardó por nosotros.

El cristiano guarda los Diez Mandamientos porque no desea pecar, y porque quebrantarlos es pecado.

La historia de la iglesia desde los tiempos de Cristo es la de que Satanás intenta ocultar los Diez Mandamientos, y lo ha hecho cambiando el mandamiento del sábado.

En los "últimos días", la observancia del mandamiento del sábado será la señal del pueblo de Dios ("guardan los mandamientos de Dios").

Si usted no está de acuerdo con alguna de estas afirmaciones, por favor diga qué punto he entendido mal. Dado que éste es básicamente un resumen correcto de las creencias tradicionales adventistas, una de las áreas más importantes que podemos estudiar en la Biblia con relación al adventismo es la pregunta: "¿Qué es la ley?" Yo espero responder a esa pregunta.

Tal como lo tenemos hoy, el Antiguo Testamento está dividido en tres partes: La Ley o Torah (el Pentateuco, los primeros cinco libros de la Biblia), los Profetas (Josué, Jueces, Samuel, Reyes, Isaías, Jeremías, Ezequiel, y los diez profetas menores) y los Escritos (Salmos, Job, Cantar de los Cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés, Ester, Daniel, Esdras, Nehemías, y Crónicas). Para Jesús, las Escrituras eran la Ley y los Profetas. Por lo tanto, un buen lugar para comenzar podría ser los libros de la Ley. ¿Qué dicen ellos mismos?

Aunque el Pentateuco incluye el libro de Génesis, hay en realidad cuatro libros que contienen la Ley: Éxodo, Levítico, Números, y Deuteronomio. Éxodo comienza con la historia de Moisés guiando a los israelitas fuera de Egipto, y no es sino hasta el capítulo 19 que arribamos al monte Sinaí, donde Dios da la ley a Moisés. Cuando llegan al monte Sinaí, Dios le dice a Moisés: "Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel: Vosotros vísteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí. Ahora, pues, si diéreis oído a mi voz, y guardáreis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa". (Éx. 19:3-6). Después de prepararse, el pueblo oye a Dios hablarles (lo que, según Deuteronomio, son los Diez Mandamientos, aunque aquí no se les llama por ese nombre), pero sienten temor, y le piden a Moisés que hable él mismo con Dios. Entonces Dios le da a Moisés su ley para los israelitas (Éx. 21-23). Moisés escribe en el libro del pacto lo que Dios ha dicho (Éx. 24:3-7) y se lo lee al pueblo, que está de acuerdo en obedecer las leyes. El pacto es acordado, se ofrece un sacrificio, y Moisés dice: "He aquí la sangre del pacto que el Señor ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas" (Éx. 24:8).

Luego, Dios le dice a Moisés que regrese al monte, donde le dará "las tablas de piedra y la ley y mandamientos que he escrito para enseñarles" (Éx. 24:12). Moisés permanece en el monte cuarenta días y cuarenta noches. Esta vez, Dios le da instrucciones concernientes al Tabernáculo, y cuando termina de hablar, le da "dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas por el dedo de Dios" (Éx. 31:18). Pero cuando Moisés regresa del monte, el pueblo se ha apartado de Dios y adora un becerro de oro. Moisés rompe las tablas y el pueblo es castigado. Moisés entonces regresa al monte, donde Dios inscribe dos nuevas tablas de piedra. Dios habla nuevamente del pacto que está haciendo con Israel: "He aquí, yo hago pacto delante de todo tu pueblo; haré maravillas que no han sido hechas en toda la tierra, ni en nación alguna" (Éx. 34:10). "Escribe tú estas palabras; porque conforme a estas palabras he hecho pacto contigo y con Israel. Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos" (Éx. 34:27-28). Ahora bien, todas las instrucciones que Dios da concerniente al tabernáculo le son dadas a Israel por medio de Moisés. "Esto es lo que el Señor ha mandado", dice una y otra vez (Éx. 35:1, 4, 10; 36:1, 5; 39:42-43; 40:16, 19, 21, 23, 25, 27, 29, 32).


Habiendo establecido el tabernáculo, termina Éxodo. En Levítico, Dios le habla a Moisés en el tabernáculo de reunión y le da instrucciones relativas a las ofrendas para Dios (Lev. 1-7). Dios da también instrucciones relativas a los sacerdotes (Lev. 8-10), y reglas sobre la salud (Lev. 11-15). Levítico 16 da instrucciones para el día de expiación, y después de eso (Lev. 17-27), Dios da a Moisés varias otras leyes.
En Números, Dios le dice a Moisés en el tabernáculo de reunión que tome un censo de Israel (Núm 1:2), y esto dura los primeros cuatro capítulos. Dios da luego a Moisés varias otras leyes, y en Núm. 10:12, han terminado las leyes de Sinaí, y los "israelitas partieron del desierto de Sinaí" (Núm. 10:12). La mayor parte del resto de Números es la historia del peregrinaje de Israel por el desierto, aunque se dan otras leyes durante el camino. (Núm. 15, 18, 28-30, 35).

Deuteronomio es el resumen de la ley que Moisés da a los isarelitas después de que han estado vagando por el desierto durante cuarenta años. En los primeros tres capítulos, Moisés les recuerda su peregrinaje, pero desde el capítulo 4 en adelante, les da la ley nuevamente: "Ahora, pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis y poseáis la tierra que Jehová el Dios de vuestros padres os da. No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno" (Deut. 4:1, 2). Este tipo de orden se repite a menudo (Deut. 4:5-14; 23-24, 31, 39-40). En el capítulo 5, tenemos los Diez Mandamientos: "Oye, Israel, los estatutos y decretos que yo pronuncio hoy en vuestros oídos; aprendedlos, y guardadlos, para ponerlos por obra. Jehová nuestro Dios hizo pacto con nosotros en Horeb . No con nuestros padres hizo Jehová este pacto, sino con nosotros todos los que estamos aquí hoy vivos. Cara a cara habló Jehová con vosotros en el monte de en medio del fuego" (Deut. 5:1-4). Después de que los Diez Mandamientos son dados, Dios le dice a Moisés: "Quédate aquí conmigo, y te diré todos los mandamientos y estatutos y decretos que les enseñarás, a fin de que los pongan ahora por obra en la tierra que yo les doy por posesión". (Deut. 5:30). Luego, Deuteronomio repasa las leyes nuevamente.


En esto, pues, consiste la ley, órdenes relativas a cada uno de los aspectos de la vida judía, desde religión hasta los alimentos y la propiedad, la economía y la salud. Todos estos aspectos están incluídos en estas listas de leyes. Levítico 19 es un buen ejemplo de cuán variadas son estas leyes: "No hurtaréis, y no engañaréis ni mentiréis el uno al otro. No retendrás el salario del jornalero en tu casa hasta la mañana. No harás ayuntar tu ganado con animales de otra especie; tu campo no sembrarás con mezcla de semillas, y no te pondrás vestidos con mezcla de hilos. No haréis tonsura en vuestras cabezas, ni dañaréis la punta de vuestra barba". (Lev. 19:11, 13, 19, 27). A través del resto de la Biblia, estos libros se conocen como la Ley. Por ejemplo: "Esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito". (Josué 1:7-8).

"Después de esto, leyó todas las palabras de la ley, las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que está escrito en el libro de la ley. No hubo palabra alguna de todo cuanto mandó Moisés, que Josué no hiciese leer delante de toda la congregación de Israel, y de las mujeres, de los niños, y de los extranjeros que moraban entre ellos". (Josué 8:34-35).


"Esforzaos, pues, mucho en guardar y hacer todo lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, sin apartaros de ello ni a diestra ni a siniestra". (Josué 23:6).


"Luego ordenó Joiada los oficios en la casa de Jehová, bajo la mano de los sacerdotes y levitas, según David los había distribuido en la casa de Jehová, para ofrecer a Jehová los holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés". (2 Crón. 23:18).


"Venido el mes séptimo, los hijos de Israel estaban en sus ciudades; y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová había dado a Israel. Y el sacerdote Esdras trajo la ley delante de la congregación, así de hombres como de mujeres y de todos los que podían entender, el primer día del mes séptimo. Y leyó en el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, desde el alba hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y de todos los que podían entender; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley". (Neh. 8:1-3).


"El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón". (Sal. 40:8).


"Él estableció testimonio en Jacob, y puso ley en Israel, la cual mandó a nuestros padres que la notificasen a sus hijos". (Sal. 78:5).


"Guardaré tu ley siempre, para siempre y eternamente". (Sal. 119:44).


Claramente, entonces, "la ley" significa la Torah, la Ley de Moisés, los 613 supuestos mandamientos del Pentateuco, y cuando leemos "la ley" en el Antiguo Testamento no hay duda de esto. Pero, ¿y el Nuevo Testamento? ¿A qué creen los escritores del Nuevo Testamento que se refiere "la ley"?


Al principio de Mateo, leemos: "No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas" (Mat. 5:17), y ya sabemos que "los profetas" se refiere a los libros de Isaías, Jeremías, Ezequiel, etc., y "la ley" a los libros de Moisés: Génesis, Éxodo, Levítico, Números, y Deuteronomio; la misma división se hace más tarde (Mat. 7:12). Cuando leemos acerca de los maestros de "la ley", entendemos que significa la ley de Moisés (Mat. 5:20; 7:29). En Mateo 15, cuando Jesús está disputando con los "maestros de la ley", cita a Éxodo, Levítico, y Deuteronomio ("Honra a tu padre y a tu madre" viene de Éx. 20:12 y Deut. 5:15; "el que maldijere a su padre o a su madre, morirá" viene de Éx. 21:17 y Lev. 20:9). En Mateo 19, algunos fariseos le preguntan a Jesús si es lícito que un hombre se divorcie de su esposa. Jesús contesta citando a Génesis (un reconocido libro de la ley, como observamos antes, pues es parte del Pentateuco, uno de los cinco libros de Moisés). Gén. 1:27 y 2:24. Más tarde, en Mateo 19, aparece la historia del joven rico. Este hombre pregunta qué tiene que hacer para obtener la vida eterna (Mat. 19:16), y Jesús contesta diciéndole que obedezca "los mandamientos". El joven pregunta: "¿Cuáles?", y Jesús cita la Torah: "No asesines, no cometas adulterio, no robes, no des falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre" (Éx. 20:12-16, Deut. 5:16-20), "ama a tu prójimo como a tí mismo" (Lev. 19:18. Es claro que Jesús no está diciendo que se ignore el resto de la Torah y que se guarden sólo estos mandamientos, sino que se refiere a "la Torah y a los mandamientos de Dios". Mateo 22:23-33 registra la disputa de Jesús con los saduceos, los cuales sostenían que sólo la Torah y no los Profetas eran la palabra de Dios. Jesús contestó su pregunta sobre la resurrección demostrándola por medio de la Torah, citando a Éx. 3:6: "Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob". Luego, en Mateo 22:34-40, tenemos otra disputa acerca de la ley. Un "experto en la ley" (obviamente refiriéndose a la Torah) le pregunta: "¿Cuál es es el gran mandamiento en la ley?". Por su respuesta, Jesús muestra que Él considera a la Torah, la Ley de Moisés, como la ley, contestando: "Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente" (Deut. 6:5) y "a tu prójimo como a tí mismo" (Lev. 19:18). Jesús habla nuevamente sobre "la Ley y los Profetas" (como observamos más arriba, "la ley" aquí significa la Torah).


Quizás sería tedioso continuar. Hemos establecido claramente que, con las palabras "la ley", la Biblia siempre quiere decir "la Torah" y no los "Diez Mandamientos". En cada una de las citas que hemos dado del Antiguo y del Nuevo Testamento es la Torah, los cinco libros de Moisés, el Pentateuco (como se quiera llamarlo) a lo que se alude con la frase "la ley". Habiendo establecido que "la ley" siempre significa "La ley de Moisés" o "La Torah" y no los Diez Mandamientos, ¿qué exactamente tiene que decir la Biblia sobre los Diez Mandamientos?


La frase "Los Diez Mandamientos" ocurre sólo en tres lugares, hasta donde pude encontrar. "Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos". (Éx. 34:28).


"Y él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra". (Deut. 4:13).


"Y escribió en las tablas conforme a la primera escritura, los diez mandamientos que Jehová os había hablado en el monte". (Deut. 10:4). Con más frecuencia, se usa el término "tablas de piedra" o "el testimonio": "Entonces Jehová dijo a Moisés: Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarles". (Éx. 24:12).


"Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré". (Éx. 25:21).


"Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios". (Éx. 31:18).


"Y volvió Moisés y descendió del monte, trayendo en su mano las dos tablas del testimonio, las tablas escritas por ambos lados; de uno y otro lado estaban escritas. Y las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios grabada sobre las tablas". (Éx. 32:15-16).


"Cuando yo subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que Jehová hizo con vosotros, estuve entonces en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua". (Deut. 9:9). Como se puede ver, no se dice mucho de los Diez Mandamientos en la Ley, excepto que eran "las palabras del pacto" escritas por Dios. No se les da a los Diez Mandamientos ninguna categoría especial, que indique que son separados de las otras leyes, o que durarían más que las otras leyes (por lo que concierne a la Torah, no se dice que cesaría ninguna de las otras leyes. "Estatuto perpetuo es por vuestras edades en dondequiera que habitéis", le dice Dios a Moisés concerniente a la fiesta de las primicias (Lev. 23:14), la fiesta de las semanas (Lev. 23:21), el día de expiación (Lev. 23:31), la fiesta de los tabernáculos (Lev. 23:41), poniendo en orden las lámparas (Lev. 24:3) y así sucesivamente (Lev. 24:8).


Hay otras referencias a las tablas de piedra en la Biblia, pero nada que indique que son eternas, ni que deben ser tratadas separadamente del resto de la Torah: "En el arca ninguna cosa había sino las dos tablas de piedra que allí había puesto Moisés en Horeb, donde Jehová hizo pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de la tierra de Egipto". (1 Reyes 8:9).

"En el arca no había más que las dos tablas que Moisés había puesto en Horeb, con las cuales Jehová había hecho pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de Egipto". (2 Crón. 5:10).

"Siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón". (2 Cor. 3:3). Si usted conoce algunas otras referencias que se me hayan escapado y que respalden lo que dicen los adventistas sobre los Diez Mandamientos, por favor hágamelas saber.


Lo que hemos visto es que, cuando la Biblia se refiere a "la ley", significa la ley de Moisés, la Torah, y no sólo los Diez Mandamientos. Hemos visto que esto es cierto, no sólo en el Antiguo Testamento, sino en el Nuevo Testamento también. Debido a que el Adventismo del Séptimo Día ha supuesto que la frase "la ley" algunas veces significa los Diez Mandamientos y algunas veces la ley ceremonial, ha creado una gran confusión sobre la naturaleza de la salvación. Para aclarar lo que quiere decir cuando habla de la ley, quizás sea mejor reemplazar la palabra "ley" con la palabra "torah", para recordar que nos referimos a la totalidad de la Ley de Moisés. "¿Recibísteis el Espíritu por las obras de la Torah, o por el oír con fe?" (Gál. 3:2).


"Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la Torah, o por el oír con fe?" (Gál. 3:5).


"Pero venida la fe, ya no estamos bajo la Torah". (Gál. 3:25).


"Porque el fin de la Torah es Cristo, para justicia a todo aquel que cree". (Rom. 10:4).


"Pero ahora estamos libres de la Torah, por haber muerto para aquélla en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra". (Rom. 7:6).


"¿Luego por la fe invalidamos la Torah? En ninguna manera, sino que confirmamos la Torah". (Rom. 3: 31). Así que, al decir la ley, queremos decir tanto los Diez Mandamientos como el resto de la Ley de Moisés, todo lo cual está incluido en el antiguo pacto. Si usted dice: "Los cristianos tienen que guardar la ley" porque el pecado es transgresión de la ley (por ejemplo), está malinterpretando el texto. "El pecado es transgresión de la Torah" lo explica. Mientras usted entienda que "ley" sólo significa Torah y no algunas veces la Torah y algunas veces los Diez Mandamientos, el Nuevo Testamento es claro, ¡pero pensar que un cristiano tiene que guardar una parte de la Torah (los Diez Mandamientos) es realmente malentender todo el Nuevo Testamento!


Así que, ¿cómo sirve a Dios  un cristiano? Esta es una pregunta tan grande, que dejaré los detalles para otra ocasión. Lo que hay que recordar es no ver la ley en dos partes, sino como un todo, la totalidad de la Torah. Bajo el Nuevo Pacto, Cristo nos da nuevos mandamientos (que es de lo cual se trataba la Torah, Mat. 7:12), el del amor, porque "el amor es el cumplimiento de la Torah" (Rom. 13:10). Éstos son mandamientos "internos", no escritos, sino que, habitando el Espíritu de Cristo en nuestra nueva vida, estamos "en" Cristo.


Así que, si miramos nuevamente el punto de vista del adventismo sobre la salvación, podemos ver que es totalmente erróneo. Los Diez Mandamientos no son la Ley Eterna de Dios. No hay un solo texto en la Biblia para sustentar esa posición. Los Diez Mandamientos son las palabras del Antiguo Pacto. Son parte de la Torah, y los mandamientos de Cristo, que revelan a sus verdaderos seguidores (Apoc. 12:17), son sus nuevos mandamientos de amor, y mientras el testimonio del Antiguo Pacto era la ley de piedra, el testimonio de Jesús es su Espíritu que habita en nosotros (Apoc. 19:10). Los adventistas tradicionales hablan a menudo del "texto que falta", que cambió el sábado por el domingo; podemos ver que esto ignora las muchas afirmaciones en el Nuevo Testamento diciendo que los cristianos son libres de guardar el día que gusten (Rom. 14:5; Gál. 4:10; Col. 2:16-17). Podríamos preguntar a los adventistas tradicionales por el texto que falta: ¿dónde dice que debemos tratar los Diez Mandamientos de modo diferente al resto de la Torah?


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La ley de Dios

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