Los adventistas evolucionaron doctrinalmente a partir del
movimiento
interdenominacional millerista de 1831. Los adventistas
creen en la
libertad religiosa, hasta el punto de que la iglesia y el
estado deben
permanecer separados. También son objetadores de
conciencia.
Cuando a los adventistas se les requiere que ingresen a las
fuerzas
armadas, solicitan puestos en los cuales no tienen que
portar armas,
por ejemplo, el cuerpo médico. Los adventistas tienen
27
creencias fundamentales. Las siguientes cuatro creencias
fundamentales
que se mencionan a continuación son las que
corresponden a mi
tema:
- Las "Sagradas Escrituras, el Antiguo Testamento y
el Nuevo Testamento, son la Palabra de Dios escrita". [2]
- La Deidad o la Trinidad: "Hay un Dios: el Padre, el
Hijo, y el Espíritu Santo, una unidad de tres
Personas co-eternas". [3]
- Los dones espirituales y los ministerios. "Dios
concede a
todos los miembros de su iglesia en todas las
épocas dones
espirituales que cada miembro debe emplear en amoroso
ministerio para
el bien común de la iglesia y de la humanidad". [4]
- La conducta cristiana. "Somos llamados a ser
personas
piadosas que piensan, sienten, y actúan en
armonía con
los principios del cielo". [5]
La
denominación adventista no se organizó
oficialmente sino
el 21 de mayo de 1863, aunque el nombre había
sido escogido en
1860. En esa época, el movimiento incluía
125 iglesias y
3.500 miembros. [6]
La
iglesia adventista se extendió primero por toda
Norteamérica. Después de 1874, la
denominación se
extendió por toda Europa. En 1888, L. R. Conradi
se
convirtió en el fundador de la iglesia adventista
alemana.
Conradi estableció las oficinas principales de la
iglesia
adventista en Hamburg, Alemania, en 1889. [7]
Conradi también estableció la primera
escuela adventista
alemana cerca de Magdeburg, llamada Seminario Misionero
Friedensau.
Un adventista en Alemania tenía muchas
dificultades. Las dos
principales eran, una, que sus hijos tenían que
asistir a la
escuela en sábado, que los adventistas consideran
como
día de reposo. La segunda era el servicio militar
obligatorio. [8]
El rehusar enviar a los hijos a la escuela y no ingresar
al servicio
militar se castigaban con la cárcel. El problema
con las
escuelas se resolvió con un arreglo. Las
autoridades del
gobierno permitieron a los niños adventistas
estudiar sus
Biblias mientras estaban en la escuela en sábado. [9]
El servicio militar presentaba dos problemas: trabajar
en sábado
y portar armas. Estos problemas nunca se resolvieron
realmente, pero
"los examinadores médicos del ejército
comenzaron a
encontrar toda clase de excusas para rechazar a los
reclutas
adventistas". [10]
Este rechazo de los varones adventistas terminó
cuando
comenzó la Primera Guerra Mundial. Esto
causó un problema
dentro de la denominación de los adventistas en
Alemania.
El movimiento de reforma adventista del
séptimo día
El movimiento de reforma adventista del séptimo
día
ocurrió a causa de la controversia acerca del
servicio militar.
Durante la Primera Guerra Mundial, las iglesias
adventistas alemanas
pertenecían a diferentes uniones, del norte, del
sur, del este y
de oeste, pero todas estaban bajo la guía y el
control de la
División Europea. Las oficinas principales de la
División
Europea estaban situadas en Hamburg, Alemania. El
problema principal
era que la mayoría de los miembros que
servían como
dirigentes de la división vivía fuera de
Alemania y que,
a causa de la guerra, los viajes y las comunicaciones
eran
difíciles. [11]
Con el comienzo de la guerra y la
movilización de tropas
en Alemania, los dirigentes adventistas alemanes
decidieron que "los
varones adventistas podían entrar al servicio
militar y servir
como combatientes, y hasta ignorar la tradicional
observancia del
sábado". [12]
Esto causó grandes problemas dentro de la
comunidad adventista,
porque los adventistas siempre habían servido en
las fuerzas
armadas como no combatientes. Los militares rasos
creían que el
participar en la guerra activamente quebrantaba el
cuarto y el sexto
mandamientos bíblicos. [13]
El cuarto mandamiento dice: "Acuérdate del
séptimo
día para santificarlo". Cuando se entra al
servicio militar, la
observancia del cuarto mandamiento ya no es una
prioridad porque las
partes en guerra no tienen en cuenta en qué
día lo hacen.
El sexto mandamiento dice: "No asesinarás". Si
uno
desempeña el papel de combatiente en la guerra,
es casi
imposible no matar a nadie.
Durante la Guerra Civil norteamericana en 1864, los
adventistas declararon:
"La
denominación cristiana llamada adventistas del
séptimo
día, teniendo la Biblia como regla de fe y
práctica,
creen unánimemente que las enseñanzas de
la Biblia son
contrarias al espíritu y la práctica de
la guerra; por
esta razón, siempre se han opuesto a portar
armas por razones de
conciencia". [14]
Pero, durante la Primera Guerra Mundial, los adventistas
alemanes se
opusieron a la Conferencia General y decidieron ser
combatientes en vez
de permanecer como no combatientes. Esto hizo que un
pequeño
grupo de Adventistas se separara del grupo principal de la
iglesia
adventista alemana. Esta pequeña secta se hizo llamar
el
movimiento de reforma adventista (llamados de aquí en
adelante
los reformistas). Los reformistas creían que estaban
permaneciendo "fieles a la ley de Dios al sustentar la
posición
original, como se había enseñado y practicado
hasta ese
momento". [15]
Estaban permaneciendo fieles porque rehusaron ser
combatientes durante
la Primera Guerra Mundial. Para los reformistas, era
aceptable ingresar
a las fuerzas armadas como no combatientes, pero ingresar
como
combatientes iba contra la ley de Dios y las doctrinas de la
Iglesia
Adventista.
Después de la Primera Guerra Mundial, los dirigentes
adventistas
alemanes reconocieron que se habían equivocado al
decir que
ingresar al ejército como combatiente no iba contra
la ley de
Dios. Durante la reunión de la División
Europea en Gland,
Suiza, el 2 de enero de 1923, los dirigentes adventistas
alemanes, para
demostrar que creían en el papel de no combatiente,
declararon
que estaban en completa "armonía con las
enseñanzas
generales de sus hermanos de esa denominación en el
mundo
entero". Pero esta declaración quedó
debilitada por al
pronunciamiento adicional, que decía: "Concedemos a
cada uno de
nuestros miembros de iglesia absoluta libertad para servir a
su
país, en todo momento y lugar, de acuerdo con el
dictado de su
personal convicción de conciencia". [16]
Los dirigentes adventistas alemanes le dijeron a la
Conferencia General
que ellos estaban errados en su política durante la
Primera
Guerra Mundial. Habían reconocido su error, y estaban
nuevamente
en "armonía" con las ensdeñanzas y doctrinas
de la
denominación adventista. Pero creían que sus
miembros
tenían derecho a elegir su propio camino. Lo que esto
significaba era que los dirigentes alemanes creían
que los
adventistas debían continuar siendo no combatientes,
pero
creían que sus miembros podían decidir por su
cuenta ser
combatientes o no. Esta declaración causaría
problemas en
el futuro.
Después de esta reunión, había
todavía una
brecha entre los adventistas del séptimo día y
el
movimiento de reforma adventista, una brecha que era
necesario cerrar.
L. R. Conradi, presidente de la División Europea,
trató
de justificar las acciones de los adventistas alemanes
explicando que
la Conferencia General había "dado una
aprobación
tácita a los adventistas alemanes". [17]
Esta aprobación tácita era la de permitir que
los
adventistas alemanes trabajaran en sábado y portaran
armas. Esta
explicación sólo empeoró las cosas
entre los
adventistas y los reformistas. Poco después de la
Primera Guerra
Mundial, la Conferencia General envió una
delegación,
encabezada por A. G. Daniells, para que tratara de cerrar la
brecha
entre los adventistas y los reformistas. Daniells dijo que
los
"dirigentes [adventistas] de la iglesia habían estado
errados,
pero también criticó a los reformistas por
haber
establecido una organización separada y utilizar
tácticas
confusas para promover sus puntos de vista". [18] Al
final, los reformistas fueron desfraternizados de la iglesia
adventista del séptimo día. [19]
Los reformistas decidieron crear su propia iglesia, la cual
"rehusaba
participar en todo servicio militar e insistía en una
rígida observancia del sábado", [20]
y "continuaría con las enseñanzas y
prácticas
originales de la iglesia adventista del séptimo
día". [21]
Los reformistas ya no creían que fuera aceptable ser
no
combatiente en tiempo de guerra. Creían que los
adventistas ya
no seguían las enseñanzas originales de la
iglesia. En
Gotha, Alemania, en julio 14-20 de 1925, "el movimiento de
reforma ASD
se organizó por primera vez oficialmente como una
Conferencia
General, cuando se redactaron los 'principios
de
la fe y el orden eclesiástico' y se adoptó el
nombre de
Movimiento de Reforma Adventista del Séptimo
Día". [22]
Apoyo
a Hitler
En el pueblo adventista de Friedensau, Alemania, el 99.9%
votó a
favor del estado parlamentario nazi. Aunque los adventistas
querían un Führer fuerte y apoyaban a Hitler,
ese apoyo
variaba. La razón de ello eran las contradicciones de
Hitler
sobre la libertad religiosa. El secretario departamental de
la
Conferencia de la Unión alemana, M. Busch, apoyaba a
Hitler y
"con aprobación citaba la afirmación de Hitler
en Mein Kampf de
que "para el Führer político, todas las
enseñanzas religiosas y todos los arreglos son
intocables". [23]
Los adventistas creían que Hitler estaba a favor de
la libertad
religiosa, mientras que el partido nazi apoyaba el
cristianismo positivo,
sin atarse a ninguna confesión en particular". [24]
Este era un problema debatible entre los grupos cristianos
porque nadie
sabía qué significaba el cristianismo
"positivo". Este
problema nunca se resolvió y la contradicción
permaneció. Cuando Hitler se convirtió en
dictador de
Alemania, terminó la discusión de la
contradicción, y muy pronto los grupos cristanos
sabrían
qué quería decir Hitler con lo de cristianismo
"positivo".
El 26 de noviembre de 1933, el estado nazi prohibió
las iglesias
denominacionales pequeñas. Entre las iglesias
prohibidas estaba
la adventista. Los adventistas decidieron buscar consejo
legal sobre
qué hacer acerca de la prohibición, y a las
dos semanas,
la prohibición fue suspendida para la
denominación
adventista. [25]
Después de esto, se decidió en la
denominación que
cristianismo "positivo" significaba apoyo al estado nazi.
Para
demostrar su apoyo al estado nazi, los adventistas enviaron
una carta
al "ministerio nazi del interior y un memorándum
oficial acerca
de las enseñanzas adventistas, organizaciones de la
iglesia,
actividades sociales, y la actitud hacia el gobierno". [26]
Los adventistas también informaron al ministerio del
interior
que los "miembros de iglesia tenían 'actitudes
alemanas'". [27]
Señalando que las sospechas y la preocupación
del
gobierno deberían dirigirse a un "grupo
cismático rival,
el Movimiento de Reforma Adventista, cuyas actitudes,
insistían
los adventistas, estaban lejos de ser 'alemanas'". [28]
Parece que los adventistas estaban más interesados en
tener actitudes alemanas que en tener actitudes adventistas.
Fue a causa de esta carta que el gobierno nazi se
fijó en la
denominación de reforma adventista. Al tratar de
distanciarse de
los reformistas, los adventistas condujeron al gobierno nazi
hasta
ellos. El gobierno investigó a los reformistas y
decidió
que tenían puntos de vista diferentes de los de la
denominación adventistas del séptimo
día, que eran
aceptables. [29]
Entonces los reformistas fueron proscritos el 29 de abril de
1936. [30]
Los adventistas del séptimo día creen en la
libertad
religiosa, pero, en vez de proclamar que se sentían
ultrajados
por la persecución contra los reformistas y los
judíos,
los dirigentes adventistas decidieron tomar acciones contra
estos dos
grupos. Los dirigentes adventistas "giraron instrucciones
para evitar
que los reformistas ingresaran a la Iglesia Adventista". [31] Y
expulsaron de la iglesia a los adventistas que tenían
antecedentes judíos. [32]
Los adventistas no estaban dispuestos ni siquiera a proteger
a sus
propios miembros si creían que el gobierno nazi lo
desaprobaría. El estado pudo controlar la iglesia
porque no
había libertad religiosa. Con esto no queremos decir
que
losadventistas individuales no ayudaron a los judíos
o a otros
indeseables. Los adventistas fueron notables "por la ayuda
privada e
individual que les dieron a los judíos, porque no
sólo
los judíos conversos fueron cuidados y ocultados,
como lo fueron
en algunos otros círculos sectarios y
eclesiásticos, sino
que los adventistas también ayudaron a judíos
no
bautizados con los cuales los adventistas entraban en
contacto por
casualidad". [33]
En 1935, fueron prohibidos los privilegios de que
disfrutaban los
adventistas, como la observancia del sábado, la venta
de
literatura religiosa, la transferencia de dinero necesario
para la obra
misionera, y ciertas publicaciones. [34]
Esto hizo que los adventistas alemanes reconsideraran su
posición sobre la libertad religiosa de mantener
separados a la
iglesia y al estado. Sabían que la Alemania nazi
proyectaba una
mala imagen en el exterior a causa de la manera en que
trataba a las
pequeñas iglesias denominacionales cuyas oficinas
principales
estaban en los Estados Unidos. Si las denominaciones
más
pequeñas estaban dispuestas a mejorar la imagen nazi
en el
exterior, el gobierno nazi estaba dispuesto a ser un poco
indulgente
con esas denominaciones. Éste fue el punto de partida
para que
la denominación de los adventistas alemanes
sacrificase la
integridad y los principios denominacionales básicos.
La
denominación "trabajó con las autoridades
alemanas para
cultivar una mejor imagen de la Alemania nazi en los Estados
Unidos
para obtener un mejor tratamiento en su país". [35] Esto
se logró por medio del programa adventista de
asistencia social.
El sistema de asistencia social adventista del
séptimo
día era considerado el mejor en Alemania. Su
organización
de la asistencia social hizo que los adventistas
sobresalieran. Por
medio de su sistema de asistencia social, la iglesia
adventista pudo
demostrar sus "principios cristianos y su patriótica
lealtad al
estado". [36]
El gobierno nazi quedó satisfecho con la obra que los
adventistas estaban llevando a cabo, pero no con el
lenguaje. En vez de
la palabra "cristiano", se usó la palabra "heroico".
[37]
El sistema de asistencia social adventista fue incorporado
al estatal
Departamento de Bienestar Social del Pueblo
Nacionalsocialista. La
incorporación se oponía a su creencia de que
la iglesia y
el estado deben permanecer separados. Los adventistas
alemanes
recibieron de buena gana la incorporación de su
sistema de
asistencia social. Creían que podrían hacer
más
cosas y ayudar a más gente. Pero, con la
incorporación,
los adventistas tenían que obedecer las leyes del
estado, que
eran que no debían recibir ayuda ni judíos, ni
antisociales, ni indeseables. [38]
Por su propia cuenta, los adventistas añadieron
que
ningún miembro del movimiento adventista reformado
recibiría ayuda. [39]
Los adventistas no estaban ayudando a más
gente. De
hecho, estaban discriminando a la gente que más
necesitaba su
ayuda. Junto con los programas de asistencia de los
adventistas, las
reformas de salud y la higiene racial se convirtieron en
importantes.
Los adventistas creían que, junto con su programa de
asistencia
social, sus ideales de salud estaban preparando el camino
para una
nueva Alemania. Adolf Minck, que pronto sería
presidente de la
iglesia adventista alemana, dijo: "No estamos desapercibidos
para el
nuevo orden. Después de todo, hemos ayudado a
preparar el camino
para él, y ayudado a crearlo". [40]
El problema con apoyar al gobierno nazi en su programa de
salud era que
que el gobierno creía en los principios del
darwinismo. La
posición denminacional adventista se oponía a
los
principios darwinistas. Los adventistas alemanes
sacrificaron este
principio en favor del gobierno nazi. Para ganarse el favor
del
gobierno nazi, los adventistas cambiaron lo que estaba
escrito en sus
publicaciones y reformaron su mensaje sobre la salud. Los
adventistas
"con frecuencia imprimían comentarios negativos sobre
los
judíos". [41]
También trataron de demostrar que, aunque las
enseñanzas
adventistas sobre el sábado parecían
judías, ellos
no eran judíos. [42]
Los adventistas también creían en el programa
de
esterilización. Algunas declaraciones directas y la
reimpresión de artículos no adventistas
demostraba su
apoyo a la esterilización. [43]
Los mentalmente
débiles,
los esquizofrénicos, los epilépticos, los
ciegos, los
sordos, los paralíticos, los alcohólicos,
los drogadictos
- todos debían ser esterilizados. 'Esta ley' - dijo
un
artículo en la publicación adventista Jugend-Leitstern -
'es un gran adelanto en el mejoramiento de nuestro
pueblo'. [44]
La posición de los
adventistas alemanes cambió de "caritas,
el cuidado de los menos afortunados y los débiles, a
la
eliminación de los débiles, como la obra de
Dios. Su
fuerte brazo derecho había llevado a los adventistas
alemanes a
una posición volkisch".
[45]
Los adventistas habían creado "un sistema de
asistencia social
bien organizado y eficiente, que parecía adaptarse
bien al
trabajo con las autoridades estatales". [46] Este
sistema permitió que Hulda Jost fuera reconocida por
el régimen nazi.
Hulda Jost era directora de asistencia social adventista y
jefa de la
Asociación de Enfermeras Adventistas. Esta
asociación
manejaba varios asilos y proporcionaba personal para
numerosos
hospitales en Alemania. [47]
Desde esta posición, ella podía establecer
contactos
dentro del gobierno nazi y fuera de Europa. También
era un
gran apoyo para Hitler y su régimen. A causa de sus
contactos,
Hulda pudo ayudar a que la denominación adventista
sobreviviera
durante los primeros años. Esto también la
convirtió en el mejor candidato para viajar a los
Estados Unidos
y hablar a nombre del gobierno nazi.
El viaje de Hulda Jost a los Estados Unidos fue planeado
para 1936
porque la sesión cuadrienal de la Conferencia General
tendría lugar en San Francisco. La
oficina principal adventista en Washington, D. C. le
envió una
invitación. Su itinerario fue planeado entre la
oficina
principal adventista y el Ministerio Alemán de
Ilustración Pública y Propaganda. Jost
llegó con
varios meses de anticipación para viajar por todos
los Estados
Unidos y hablar sobre los servicios de asistencia social
alemanes. [48]
Una vez en los Estados Unidos, Jost se reunió con J.
L.
McElhany, vice presidente de la Conferencia General, y su
intérprete, Louise C. Klauser. Jost también
tuvo una
reunión en la embajada alemana, donde se le dijo que
evitara las
controversias políticas y que hablara sólo
sobre los
logros en el sector de servicio social. [49]
Jost habló de los progresos de Alemania bajo Hitler a
organizaciones adventistas y de otras clases. No fue sino
hasta abril
cuando surgieron problemas a causa de las conferencias de
Jost. Los
problemas comenzaron sobre una reunión con una
organización pro-nazi llamada Amigos de la Nueva
Alemania, que
el cónsul alemán había establecido. El
Chicago Daily News
publicó un reportaje sobre Jost bajo el encabezado
"Hitler no quiere la guerra, dice lideresa". [50]
En el artículo, ella es citada diciendo que Hitler no
quería la guerra y que los alemanes se estaban
rearmando porque
temían a Rusia. Cuando se le preguntó por los
judíos, Jost dijo: "Hitler sólo ha querido
quitarles el
liderazgo a los judíos, pero no quiere hacerles
daño". [51]
Éste fue el principio de los problemas que la
Conferencia General tuvo con Jost.
Los problemas aumentaron mientras ella estuvo en Denver,
porque Jost se
había distanciado de muchos de sus oyentes durante
una
conferencia al hablar mucho de Hitler y la cuestión
judía. [52]
A los dirigentes adventistas les parecía que Jost
estaba
haciendo discursos propagandísticos sobre Hitler y su
régimen. Ya no dirigía su atención a
los
adventistas ni al sistema de asistencia social en Alemania.
Cuando
todavía estaba en Denver, Jost was llamada aparte y
el
administrador sanitario de Boulder le pidió que
limitara su
conferencia al evangelio porque ellos no querían
escuchar
ninguna propaganda hitleriana. [53]
Después de sus conferencias en Denver, la Conferencia
General
decidió que sería una buena idea mantener a
Jost con una
rienda corta. La Conferencia advirtió a cada una de
las personas
con las cuales Jost debía entrar en contacto para sus
conferencias. Aunque la Conferencia General pensaba que Jost
se
había convertido en una desventaja hacia el final de
sus
conferencias en Estados Unidos, el propósito de su
misión
se había cumplido. Esa misión era "corregir la
imagen
distorsionada de Alemania". [54]
Jost y los dirigentes adventistas alemanes creían que
habían cumplido con su deber en Estados Unidos, y
esperaban que
el gobierno nazi fuera más indulgente con la
denominación
adventista. Pero, mientras ellos estaban en Estados Unidos,
el gobierno
alemán aprobó un nuevo decreto disponiendo que
todos los
niños de edad escolar asistieran a clases los
sábados y que a los niños adventistas ya no se
les
permitía estudiar sus Biblias en clase. [55]
Había también soldados que tenían
dificultades para guardar el sábado. [56]
Jost escribió una carta a los oficiales superiores
que
conocía quejándose de este nuevo decreto. Ella
habló de cómo los adventistas habán
estado
apoyando el gobierno nazi, y de la obra que ella estaba
haciendo en
Estados Unidos para mejorar la imagen del gobierno nazi.
Joseph
Goebbels hasta escribió una carta por su propia
cuenta al
Ministerio de Iglesias del Reich, pero el decreto no fue
revocado. [57]
Este fue un caso en el que las conexiones de Hulda y el
viaje a Estados
Unidos no ayudaron a los adventistas. Pero hay otros casos
que muestran
que era útil tener un aliado poderoso.
Un caso así fue el de la investigación que la
Gestapo
condujo acerca de algunas enfermeras que pertenecían
a la
Asociación de Enfermeras Adventistas, y que
habían sido
despedidas porque eran consideradas políticamente
indignas de
confianza. [58]
Jost se molestó por los despidos y no creía
que el
informe de la Gestapo fuese correcto, así que
pidió a sus
amigos del Ministerio de Propaganda que lo examinaran. El
informe del
Ministerio de Propaganda encontró que las enfermeras
eran
"políticamente sin culpa". Otro ejemplo de las
conexiones de
Jost ocurrió en 1937, cuando un amigo en el
Ministerio de
Iglesias - que tenía un contacto en la Gestapo - le
advirtió a ella acerca de los planes para disolver la
denominación adventista. [59]
Con la ayuda de sus amigos, Jost pudo ponerse en contacto
con oficiales
superiores en la Gestapo y detener el esfuerzo para disolver
la
denominación adventista. [60]
En marzo de 1938, Hulda Jost falleció. Jost
creía que
había ayudado a la denominación adventista a
sobrevivir
durante los primeros años del régimen de
Hitler. Jost
sabía que había mentido mientras estuvo en
Estados
Unidos, cuando dijo que "las autoridades nazis respetaban la
libertad
de conciencia como cuestión de principios, y que su
iglesia
disfrutaba de completa libertad religiosa". [61] Pero ella
creía
que todos sus esfuerzos y concesiones al régimen nazi
librarían a la denominación del hostigamiento
de la
Gestapo. A causa de las conexiones y acciones de
Jost,
la denominación adventista ya no estaba separada del
estado. Los
adventistas creen en la separación entre la iglesia y
el estado,
pero Jost se oponía a este principio. Aún con
todas las
concesiones hechas en los primeros años, los
adventistas no
tenían ninguna seguridad de parte del gobierno nazi.
Sacrificaron un principio principal, separación entre
la iglesia
y el estado, para nada. Sin seguridad de parte del
régimen nazi,
los adventistas continuaron haciendo concesiones al
régimen.
La
Segunda Guerra Mundial
La Segunda Guerra Mundial comenzó cuando Hitler
invadió a
Polonia el 1 de septiembre de 1939. El año anterior,
los
adventistas habían comenzado a quitar "palabras
judías"
de su denominación. Las palabras Escuela
Sabática ya no
se permitían, y fueron reemplazadas por las palabras
Escuela
Bíblica. [62]
Otra palabra que ya no se permitía era
"sábado", que fue reemplazada por las palabras
"día de reposo". [63]
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, el gobierno
emitió una ordenanza impidiendo que los pastores
recibieran
ofrendas en la iglesia o de casa en casa. [64]
Había una evasiva en
esta ordenanza, según la cual, se les permitía
a los
pastores "exigir cuotas a sus miembros". [65] Esto
permitió a los pastores de pequeñas
denominaciones y las iglesias sobrevivir a principios de la
guerra.
Los adventistas en Alemania continuaban creyendo en Hitler y
su
régimen. Las publicaciones a finales de la
década de 1930
hablaban de cómo Hitler estaba fortaleciendo a
Alemania y
recuperando los territorios que una vez habían
pertenecido a
Alemania. Creían que Dios mismo estaba dirigiendo
esta guerra y
que los lectores de las publicaciones adventistas
podían
consolarse con eso. [66]
Michael Budnick, presidente de la Unión de Alemania
Oriental,
informó a los otros presidentes de conferencia que
Adolf Minck
había sido citado por la Gestapo, y que ésta
le
había informado que el no trabajar en sábado
era una
conducta inaceptable. [67]
Los líderes de la iglesia creían que, para que
la
denominación adventista sobreviviera, era necesario
dar
instrucciones a sus pastores en una circular, el 30 de abril
de 1940,
diciendo que "en guerra total sólo puede haber
completa entrega
y completo sacrificio". [68]
El problema con la guerra total era que los dirigentes de la
iglesia no
querían otro cisma en la denominación como el
que
había ocurrido durante la Primera Guerra Mundial.
Para impedir
esto, la circular también les decía a los
pastores que
instruyeran a sus miembros acerca de sus deberes
según las
Escrituras. [69]
Una de las creencias fundamentales de los adventistas es que
las
Sagradas Escrituras son la Palabra de Dios. El documento
decía
que, basándose en la Biblia, los miembros de iglesia
debían someterse a las fuerzas armadas, porque "Dios
había ordenado: 'Someteos a toda autoridad por amor
al
Señor'" [70],
que era una cita de 2 Pedro. Junto con 2 Pedro, los
adventistas
alemanes usaron Romanos 13 para justificar su continuado
apoyo a Hitler
y su régimen. Romanos 13 trata del sometimiento a las
autoridades gubernamentales. El presidente de la Conferencia
de
Alemania Oriental, W. Mueller, ha sido citado diciendo:
"Bajo ninguna circunstancia tiene derecho ningún
adventista a
resistirse al gobierno, aunque el gobierno le impida ejercer
su fe. La
resistencia sería desafortunada porque
marcaría a los
adventistas como opositores al nuevo estado, una
situación que
había que evitar". [71]
Esto muestra que los dirigentes alemanes no querían
resistirse
al gobierno nazi. No querían ser vistos como
opositores al
gobierno nazi. Era importante para los dirigentes no causar
problemas
en el gobierno nazi. Aunque las políticas nazis se
opusieran a
las creencias denominacionales. Los dirigentes adventistas
alemanes
ignoraban u olvidaban el hecho de que se suponía que
ellos se
sometieran primero a Dios y a su autoridad antes de
someterse a una
autoridad terrenal.
La circular parecía haber funcionado, porque en 1940
el gobierno
emitió un informe mencionando por nombre las sectas
religiosas a
las que se les permitiría continuar
trabajando en paz porque se habían limitado a
enseñanzas
religiosas. Los adventistas del séptimo día
era una de
las sectas mencionadas. [72] Esto todavía no hizo
sentir seguros a los adventistas, y continuaron haciendo
concesiones al régimen nazi.
En 1941, el gobierno alemán una vez más
proscribió
la denominación Adventistas del Séptimo
Día, pero
sólo en ciertos distritos del este. [73]
Estos distritos eran Silesia, Danzig, y Baja Silesia. Esto
causó
alguna alarma en las comunidades adventistas, pero no
había nada
que se pudiera hacer para rescindir la prohibición.
Para seguir
teniendo reuniones, los adventistas se reunían en
privado en los
hogares de los miembros. [74]
El S. D. notó que los adventistas en estos distritos
no
prestaban atención a la prohibición, pero se
tomaron
pocas acciones contra los adventistas. [75]
Los adventistas alemanes continuaron apoyando a Hitler y a
su
régimen hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Los
adventistas sirvieron lealmente en las fuerzas armadas, pero
la
mayoría de ellos lo hizo como combatientes y
escalaron
posiciones dentro de las filas. [76]
Esto se oponía a la creencia denomnacional de que, si
los
adventistas participan en la guerra, debe ser desde
posiciones no
combatientes. Los dirigentes de la Iglesia aseguraban: "Los
pastores y
los miembros de nuestra iglesia permanecen leales a su
pueblo y a su
patria, así como a los dirigentes, y están
listos a
sacrificar su vida y sus posesiones". [77]
Estaban dispuestos a sacrificar su vidas y sus posesiones
por la
patria, pero no estaban dispuestos a hacer lo mismo por sus
creencias
religiosas. Las políticas religiosas del
régimen nazi se
oponían a lo que los adventistas creen, pero los
adventistas no
hicieron pública su preocupación.
Además, no
hicieron públicas sus objeciones sobre no tener
libertad
religiosa en la Alemania nazi. Los adventistas alemanes
pueden haber
servido lealmente a su patria, pero no sirvieron lealmente a
la
denominación Adventista del Séptimo
Día.
Después
de la guerra
Los adventistas alemanes continuaron creyendo que
habían hecho
lo correcto al hacer concesiones al gobierno nazi. La
supervivencia de
la iglesia era lo importante para los dirigentes adventistas
alemanes,
y para sobrevivir necesitaban hacer concesiones. Sólo
en mayo de
1948 echó la Conferencia General una mirada
más de cerca
a las acciones de los adventistas alemanes durante el
régimen
nazi. La razón de que la Conferencia General se
interesara fue
una carta escrita por el mayor J. C. Thompson, jefe de la
Sección de Asuntos Religiosos del Gobierno Militar
Noteamericano
en Berlín. [78]
La carta deseaba saber por qué los adventistas no
habían
quitado a todos los nazis de sus posiciones religiosas
dentro de la
denominación. [79]
Además, la carta comparaba a los adventistas con los
católicos, diciendo que los católicos no
habían
tenido que quitar a muchas personas a causa de su fuerte
oposición al régimen nazi. No había
habido
oposición de parte de los adventistas.
Los dirigentes adventistas alemanes se molestaron con la
Conferencia
General por haber ordenado a miembros que renunciaran a sus
posiciones
porque habían ingresado a una organización
nazi. Para
sobrevivir en la Alemania nazi, arguyeron, la gente
había tenido
que ingresar a organizaciones nazis. Los dirigentes alemanes
creían que la Conferencia General no tenía
ningún
derecho a pronunciar juicio sobre ellos por sus acciones
durante el
régimen nazi. Estaban especialmente molestos porque
la
Conferencia General había "adoptado y hecho cumplir
una
política que impedía la publicación de
cualquier
comentario sobre el nazismo o aun del fascismo", [80]
para ayudar a los adventistas alemanes. A los adventistas
alemanes no
les gustaba el hecho de que estaban siendo culpados cuando
la
Conferencia General les estaba ayudando en la supervivencia.
La Conferencia General se había alarmado en 1939,
cuando
calcularon que el diez por ciento de los adventistas
alemanes estaban
trabajando en sábado. [81]
El sábado es una de las cosas que definen a la
Iglesia
Adventista. Con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, no
había nada que la Conferencia General o los
adventistas alemanes
pudieran hacer. Los adventistas alemanes habían
despachado una
circular diciendo a sus miembros que se sometieran a la
autoridad del
gobierno. Aunque esto no satisfacía las exigencias
del gobierno,
fue usado como evidencia en el caso de la Conferencia
General contra
los alemanes adventistas. [82]
Había varias discrepancias que la Conferencia
General
tenía con las acciones de los dirigentes adventistas
alemanes.
La membresía en una organización nazi era
preocupante,
pero no lo más preocupante. La mayor
preocupación de la
Conferencia General era que "la denominación se
había
extraviado en su intento por ajustarse a las exigencias del
estado
nazi". [83]
La erosión de la observancia del sábado en
Alemania
llevó a la Conferencia General a aprobar una
resolución
en 1946 sobre "La fidelidad y la observancia del
sábado". [84]
Los adventistas alemanes todavía no estaban
dispuestos a admitir
que se habían equivocados. Todavía
creían que lo
que habían hecho era bueno, porque había
permitido la
supervivencia de la denominación. Los dirigentes
alemanes no
creían que habían comprometido ningún
principio
bíblico. [85]
El presidente de la Iglesia Adventista alemana, Adolf Minck,
escribió al presidente de la Conferencia General, J.
L.
McElhany, diciendo que ellos habían obedecido la ley
de Dios y
los Diez Mandamientos. También dijo que ellos
"podrían
haber vivido el único y el otro mandamiento de manera
un poco
diferente que en tiempos de paz. Pero esos mandamientos
continuaron
siendo santos para nosotros". [86]
Esta clase de razonamiento de los dirigentes adventistas
alemanes
hacía difícil para la Conferencia General
demostrar que
lo que ellos habían hecho era erróneo. Los
dirigentes
adventistas alemanes interpretaron las Escrituras para
adaptarlas a su
situación. Creían que el hecho de trabajar en
sábado no significaba que no lo habían
santificado.
Creían que "las Escrituras y Jesús
enseñaban
claramente que la aplicación de la ley, antes que
absoluta,
dependía de las circunstancias". [87]
Sus circunstancias eran o trabajar en sábado o ir a
la
cárcel. Ésta no era una opción viable
para los
dirigentes adventistas alemanes. Los dirigentes adventistas
alemanes
nunca reconocieron que habían cometido ningún
error. Iba
contra su orgullo nacional y su continuada
racionalización de
sus acciones durante el régimen nazi. [88]
En conclusión, los adventistas alemanes conectaron la
denominación adventista con el estado alemán,
lo cual se
oponía a su creencia de la separación entre la
iglesia y
el estado. Hicieron esto al permitir al gobierno nazi asumir
el control
del programa adventista de asistencia social y dictar sus
políticas. Se suponía que los adventistas
ayudarían a los necesitados, pero, en su lugar,
discriminaron a
los grupos que más necesitaban su ayuda. Rehusaron
ayudar a los
judíos, los indeseables, y los reformistas porque
esto les
habría causado problemas con el régimen nazi.
Los
adventistas defendieron al régimen nazi y mintieron
al decir que
en el régimen había libertad religiosa. En vez
de hablar
contra el régimen nazi y su tratamiento de los
judíos,
los adventistas permanecieron en silencio. Permanecieron en
silencio
para protegerse. Los adventistas también trabajaban y
enviaban a
sus hijos a la escuela en sábado. Santificar el
sábado es
una de las creencias que hacen diferentes a los adventistas.
Este es
uno de los principios fundamentales de los adventistas, y
cuando las
cosas se pusieron difíciles, voluntariamente
sacrificaron este
principio. Los adventistas alemanes voluntariamente fueron
combatientes
durante la Segunda Guerra Mundial. La denominación
adventista
entiende que los gobiernos tienen derecho a reclutar
personas en tiempo
de guerra, pero los adventistas siempre han rehusado
posiciones
combatientes. Los adventistas alemanes se opusieron a esta
política, y voluntariamente aceptaron posiciones
combatientes.
Los adventistas reformistas no estaban dispuestos a
sacrificar este
principio, y fueron enviados a campos de
concentración o
ejecutados. Para sobrevivir, los adventistas alemanes
sacrificaron los
modelos y principios que los hacía adventistas. Los
dirigentes
adventistas alemanes dijeron que tuvieron que hacer las
concesiones
para salvar a la iglesia. Son los modelos, los principios,
las
creencias, y la integridad los que constituyen la iglesia.
El
sacrificio de los modelos, los principios, y la integridad
de la
iglesia no salvó a la iglesia. La debilitó. Se
demostró hasta dónde, para salvarse, estaban
dispuestos a
ir los adventistas alemanes contra lo que creían y
enseñaban. Creo que los dirigentes adventistas
alemanes hicieron
estos sacrificios para salvarse a sí mismos, no para
salvar a la
iglesia. Si hubiesen querido salvar a la Iglesia Adventista,
los
dirigentes alemanes no habrían comprometido la
integridad de la
iglesia ni corrido contra las creencias de la iglesia.
Siempre es
más fácil hacer concesiones que conservar la
integridad.
_________________
[1]
Christine E. King, The
Nazi State and the New Religions: Five Case Studies in
Non-Confirmity, (New York: Edwin Mellen Press,
1982), 92.
[2]
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Doctrines, Ministerial Association General
Conference of Seventh-day Adventists, (Maryland: Review and
Herald, 1988), 4.
[3]
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[4]
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[5]
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[7]
Richard W. Schwarz and Floyd Greenleaf, Light Bearers: A History of
the Seventh-day Adventist Church, (Nampa: Pacific
Press, 2000), 212-213.
[8]
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[9]
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[10]
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[11]
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[12]
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[13]
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the New Religions, 110.
[14]
Cited from F. M. Wilcox, Seventh-day
Adventists in Time of War, p. 58. "Origin of the
Seventh-day Adventist Reform Movement,
<http://www.sdarm.org/origin.htm> (6 February 2002).
[15]
"Origin of the Seventh-day Adventist Reform Movement",
<http://sdarm.org/origin.htm>(6 February 2002).
[16]
Erwin Sicher, "Seventh-day Adventist Publications and The
Nazi Temptation", Spectrum
8 (March 1977), 12.
[17]
Schwarz, and Greenleaf, Light
Bearers, 620.
[18]
Schwarz, and Greenleaf, Light
Bearers, 620.
[19]
Schwarz, and Greenleaf, Light
Bearers, 620.
[20]
King, The Nazi State and
the New Religions, 110.
[21]
"Origin of the Seventh-day Adventist Movement",
<http://www.sdarm.org/origin.htm> (6 February 2002).
[22]
SDARM
Good Way Series-Study 13- The SDA Reform Movement Origin
<http://www.asd-mr.org.br/sdarm/way/gws-13.htm> (14
February
2002).
[23]
Sicher, Seventh-day
Adventist Publications and the Nazi Temptation, 14.
[24]
Sicher, Seventh-day
Adventist Publications and the Nazi Temptation, 14.
[25]
King, The Nazi State and
the New Religions, 96.
[26]
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Adventist Publications and the Nazi Temptation, 15.
[27]
King, The Nazi State and
the New Religions, 96.
[28]
King, The Nazi State and
the New Religions, 96.
[29]
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the New Religions, 110.
[30]
Hans Fleschutz, ed., And
Follow Their Faith!, (Denver: International
Missionary Society), 19.
[31]
Roland Blaich, "Divided Loyalties: American and German
Seventh-day Adventists and the Second World War", Spectrum 30 (Winter
2003), 44.
[32]
Zdravko Plantak, The
Silent Church: Human Rights and Adventist Social Ethics,
(New York: St. Martin´s Press, 1998), 20.
[33]
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the New Religions, 101-2.
[34]
Roland Blaich, "Selling Nazi Germany Abroad: The Case of
Hulda Jost", Journal of
Church and State, vol. 35, number 4, Autumn 1993,
(United States: J. M. Dawson Institute), 808.
[35]
Blaich, Selling Nazi
Germany Abroad, 807.
[36]
King, The Nazi State and
the New Religions, 105.
[37]
King, The Nazi
State and the New Religions, 105.
[38] King,
The Nazi State and the New
Religions, 105.
[39]
King, The Nazi
State and the New Religions, 105.
[40]
Adolf Minck, "Reformation", Jugend-Leitstern,
(April 1993), quoted by: Roland Blaich, "Health Reform and
Race
Hygiene: Adventists and the Biomedical Vision of the Third
Reich", Church History,
Vol. 65, (Pennsylvania: Science Press, 1996), 427.
[41]
Sicher, Seventh-day
Adventist Publications and the Nazi Temptation, 16.
[42] Sicher,
Seventh-day Adventist
Publications and the Nazi Temptation, 16.
[43]
Sicher, Seventh-day
Adventist Publications and the Nazi Temptation, 19.
[44]
R. Sulzmann, "Erbkrank", Gegenwarts-Frage,
vol. 9, nr. 1, 1934, p. 8, quoted by: Sicher, Seventh-day Adventist
Publications and the Nazi Temptation, 19.
[45]
Blaich, Health Reform and
Race Hygiene, 437.
[46] Blaich,
Health Reform and Race
Hygiene, 427.
[47]
Blaich, Health
Reform and Race Hygiene, 427.
[48]
Blaich, Selling Nazi
Germany Abroad, 809.
[49]
Blaich, Selling
Nazi Germany Abroad, 810.
[50]
Blaich, Selling
Nazi Germany Abroad, 811.
[51]
Blaich, Selling
Nazi Germany Abroad, 811.
[52]
Blaich, Selling
Nazi Germany Abroad, 811.
[53]
Blaich, Selling
Nazi Germany Abroad, 812.
[54]
Blaich, Selling
Nazi Germany Abroad, 820.
[55]
Blaich, Selling
Nazi Germany Abroad, 820.
[56]
Blaich, Selling
Nazi Germany Abroad, 820.
[57]
Blaich, Selling
Nazi Germany Abroad, 821.
[58]
Blaich, Selling
Nazi Germany Abroad, 823.
[59]
Blaich, Selling
Nazi Germany Abroad, 824.
[60]
Blaich, Selling
Nazi Germany Abroad, 824.
[61]
Blaich, Selling
Nazi Germany Abroad, 827.
[62]
Jack M. Patt, Living in a
Time of Trouble: German Adventists Under Nazi Rule,
Spectrum 8 (March
1977), 4.
[63]
Patt, Living in a Time of
Trouble, 4.
[64]
Patt, Living in
a Time of Trouble, 7.
[65]
Patt, Living in
a Time of Trouble, 7.
[66]
Blaich, Divided Loyalties,
44.
[67]
Roland Blaich, "Religion under National Socialism: The Case
of the German Adventist Church", Central European History, vol. 26, number
3, (United States Humanities Press, 1994), 270.
[68]
Mr.
Blaich no dice de quién es esta cita, pero parece ser
de G. W.
Schubert al Comité de la Conferencia General, Feb. 7,
1937. O es
de la Circular a los Presidentes de Conferencia de la
Unión
Alemana Oriental, Mar. 27, 1940. Blaich, "Divided
Loyalties", 45.
[69]
Blaich, Divided Loyalties,
45.
[70]
Blaich, Divided Loyalties,
45.
[71]
"An unsere Gemeindeglieder in Deutschland", Der Adventbote,
vol. 39, nr. 17, August 15, 1933, pp. 1-4. quoted by Sicher,
Seventh-day Adventist
Publications and The Nazi Temptation, 15.
[72]
Patt, Living in a Time of
Trouble, 7.
[73]
Blaich, Divided Loyalties,
45.
[74]
King, The Nazi State and
the New Religions, 108.
[75]
King, The Nazi
State and the New Religions, 108.
[76]
Blaich, Divided Loyalties,
47.
[77]
Blaich, Divided Loyalties,
47.
[78]
Blaich, Religion Under
National Socialism, 225.
[79]
Blaich, Religion
Under National Socialism, 225.
[80]
Blaich, Religion
Under National Socialism, 266.
[81]
Blaich, Religion
Under National Socialism, 270.
[82]
Blaich, Religion
Under National Socialism, 271.
[83]
Blaich, Religion
Under National Socialism, 274.
[84]
Blaich, Religion
Under National Socialism, 274.
[85]
Blaich, Religion
Under National Socialism, 275.
[86]
Blaich, Religion
Under National Socialism, 275.
[87]
Blaich, Religion
Under National Socialism, 275-6.
[88]
Blaich, Religion
Under National Socialism, 280.
La Alemania nazi era un lugar
horrible para pequeñas iglesias denominacionales porque
no
había ninguna libertad religiosa. Una pequeña
denominación que sobrevivió fue la Adventista
del
Séptimo Día. Cuando Adolf Hitler subió al
poder en
Alemania, la denominación de los Adventistas del
Séptimo
Día en Alemania (de aquí en adelante llamada los
adventistas) creía que era el momento para un
líder
fuerte en Alemania. Hitler parecía el mejor candidato a
causa de
"su dedicación personal y su abstinencia del té,
el
café, el alcohol, y la carne, prácticas
compartidas por
los adventistas; [por lo tanto,] fue recibido como salvador".
[1]
Espero señalar esto a causa de la disposición a
transigir, por parte de las personas decentes en la
denominación
adventista alemana, en relación con los problemas
morales que se
enumeran más abajo, hasta el punto en que terminaron al
fin de
la Segunda Guerra Mundial. Terminaron en componenda,
pérdida de
integridad personal y denominacional, cisma en la
denominación,
y daño racial como denominación cristiana porque
sus
miembros no pudieron mantenerse fieles a los principios de sus
creencias. Enlazaron la denominación con el estado
alemán, renunciando a su libertad religiosa en un
intento por
sobrevivir por medio de componendas. Esta posición de
transigir
atrajo vergüenza sobre la denominación alemana,
así
como a la denominación mundial, después del fin
de la
Segunda Guerra Mundial.