LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
EN LA ALEMANIA NAZI

Corrie Schroder
  

Traducido de Internet


Los adventistas evolucionaron doctrinalmente a partir del movimiento interdenominacional millerista de 1831. Los adventistas creen en la libertad religiosa, hasta el punto de que la iglesia y el estado deben permanecer separados. También son objetadores de conciencia. Cuando a los adventistas se les requiere que ingresen a las fuerzas armadas, solicitan puestos en los cuales no tienen que portar armas, por ejemplo, el cuerpo médico. Los adventistas tienen 27 creencias fundamentales. Las siguientes cuatro creencias fundamentales que se mencionan a continuación son las que corresponden a mi tema:
  1. Las "Sagradas Escrituras, el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, son la Palabra de Dios escrita". [2]
  2. La Deidad o la Trinidad: "Hay un Dios: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, una unidad de tres Personas co-eternas". [3]
  3. Los dones espirituales y los ministerios. "Dios concede a todos los miembros de su iglesia en todas las épocas dones espirituales que cada miembro debe emplear en amoroso ministerio para el bien común de la iglesia y de la humanidad". [4]
  4. La conducta cristiana. "Somos llamados a ser personas piadosas que piensan, sienten, y actúan en armonía con los principios del cielo". [5
La denominación adventista no se organizó oficialmente sino el 21 de mayo de 1863, aunque el nombre había sido escogido en 1860. En esa época, el movimiento incluía 125 iglesias y 3.500 miembros. [6]  La iglesia adventista se extendió primero por toda Norteamérica. Después de 1874, la denominación se extendió por toda Europa. En 1888, L. R. Conradi se convirtió en el fundador de la iglesia adventista alemana. Conradi estableció las oficinas principales de la iglesia adventista en Hamburg, Alemania, en 1889. [7] Conradi también estableció la primera escuela adventista alemana cerca de Magdeburg, llamada Seminario Misionero Friedensau.

Un adventista en Alemania tenía muchas dificultades. Las dos principales eran, una, que sus hijos tenían que asistir a la escuela en sábado, que los adventistas consideran como día de reposo. La segunda era el servicio militar obligatorio. [8] El rehusar enviar a los hijos a la escuela y no ingresar al servicio militar se castigaban con la cárcel. El problema con las escuelas se resolvió con un arreglo. Las autoridades del gobierno permitieron a los niños adventistas estudiar sus Biblias mientras estaban en la escuela en sábado. [9] El servicio militar presentaba dos problemas: trabajar en sábado y portar armas. Estos problemas nunca se resolvieron realmente, pero "los examinadores médicos del ejército comenzaron a encontrar toda clase de excusas para rechazar a los reclutas adventistas". [10] Este rechazo de los varones adventistas terminó cuando comenzó la Primera Guerra Mundial. Esto causó un problema dentro de la denominación de los adventistas en Alemania.

El movimiento de reforma adventista del séptimo día

El movimiento de reforma adventista del séptimo día ocurrió a causa de la controversia acerca del servicio militar. Durante la Primera Guerra Mundial, las iglesias adventistas alemanas pertenecían a diferentes uniones, del norte, del sur, del este y de oeste, pero todas estaban bajo la guía y el control de la División Europea. Las oficinas principales de la División Europea estaban situadas en Hamburg, Alemania. El problema principal era que la mayoría de los miembros que servían como dirigentes de la división vivía fuera de Alemania y que, a causa de la guerra, los viajes y las comunicaciones eran difíciles. [11]

Con el comienzo de la guerra  y la movilización de tropas en Alemania, los dirigentes adventistas alemanes decidieron que "los varones adventistas podían entrar al servicio militar y servir como combatientes, y hasta ignorar la tradicional observancia del sábado". [12] Esto causó grandes problemas dentro de la comunidad adventista, porque los adventistas siempre habían servido en las fuerzas armadas como no combatientes. Los militares rasos creían que el participar en la guerra activamente quebrantaba el cuarto y el sexto mandamientos bíblicos. [13] El cuarto mandamiento dice: "Acuérdate del  séptimo día para santificarlo". Cuando se entra al servicio militar, la observancia del cuarto mandamiento ya no es una prioridad porque las partes en guerra no tienen en cuenta en qué día lo hacen. El sexto mandamiento dice: "No asesinarás". Si uno desempeña el papel de combatiente en la guerra, es casi imposible no matar a nadie.

Durante la Guerra Civil norteamericana en 1864, los adventistas declararon:

"La denominación cristiana llamada adventistas del séptimo día, teniendo la Biblia como regla de fe y práctica, creen unánimemente que las enseñanzas de la Biblia son contrarias al espíritu y la práctica de la guerra; por esta razón, siempre se han opuesto a portar armas por razones de conciencia". [14]

Pero, durante la Primera Guerra Mundial, los adventistas alemanes se opusieron a la Conferencia General y decidieron ser combatientes en vez de permanecer como no combatientes. Esto hizo que un pequeño grupo de Adventistas se separara del grupo principal de la iglesia adventista alemana. Esta pequeña secta se hizo llamar el movimiento de reforma adventista (llamados de aquí en adelante los reformistas). Los reformistas creían que estaban permaneciendo "fieles a la ley de Dios al sustentar la posición original, como se había enseñado y practicado hasta ese momento". [15] Estaban permaneciendo fieles porque rehusaron ser combatientes durante la Primera Guerra Mundial. Para los reformistas, era aceptable ingresar a las fuerzas armadas como no combatientes, pero ingresar como combatientes iba contra la ley de Dios y las doctrinas de la Iglesia Adventista.

Después de la Primera Guerra Mundial, los dirigentes adventistas alemanes reconocieron que se habían equivocado al decir que ingresar al ejército como combatiente no iba contra la ley de Dios. Durante la reunión de la División Europea en Gland, Suiza, el 2 de enero de 1923, los dirigentes adventistas alemanes, para demostrar que creían en el papel de no combatiente, declararon que estaban en completa "armonía con las enseñanzas generales de sus hermanos de esa denominación en el mundo entero". Pero esta declaración quedó debilitada por al pronunciamiento adicional, que decía: "Concedemos a cada uno de nuestros miembros de iglesia absoluta libertad para servir a su país, en todo momento y lugar, de acuerdo con el dictado de su personal convicción de conciencia".
[16]

Los dirigentes adventistas alemanes le dijeron a la Conferencia General que ellos estaban errados en su política durante la Primera Guerra Mundial. Habían reconocido su error, y estaban nuevamente en "armonía" con las ensdeñanzas y doctrinas de la denominación adventista. Pero creían que sus miembros tenían derecho a elegir su propio camino. Lo que esto significaba era que los dirigentes alemanes creían que los adventistas debían continuar siendo no combatientes, pero creían que sus miembros podían decidir por su cuenta ser combatientes o no. Esta declaración causaría problemas en el futuro.

Después de esta reunión, había todavía una brecha entre los adventistas del séptimo día y el movimiento de reforma adventista, una brecha que era necesario cerrar. L. R. Conradi, presidente de la División Europea, trató de justificar las acciones de los adventistas alemanes explicando que la Conferencia General había "dado una aprobación tácita a los adventistas alemanes". [17] Esta aprobación tácita era la de permitir que los adventistas alemanes trabajaran en sábado y portaran armas. Esta explicación sólo empeoró las cosas entre los adventistas y los reformistas. Poco después de la Primera Guerra Mundial, la Conferencia General envió una delegación, encabezada por A. G. Daniells, para que tratara de cerrar la brecha entre los adventistas y los reformistas. Daniells dijo que los "dirigentes [adventistas] de la iglesia habían estado errados, pero también criticó a los reformistas por haber establecido una organización separada y utilizar tácticas confusas para promover sus puntos de vista". [18] Al final, los reformistas fueron desfraternizados de la iglesia adventista del séptimo día. [19] Los reformistas decidieron crear su propia iglesia, la cual "rehusaba participar en todo servicio militar e insistía en una rígida observancia del sábado", [20] y "continuaría con las enseñanzas y prácticas originales de la iglesia adventista del séptimo día". [21] Los reformistas ya no creían que fuera aceptable ser no combatiente en tiempo de guerra. Creían que los adventistas ya no seguían las enseñanzas originales de la iglesia. En Gotha, Alemania, en julio 14-20 de 1925, "el movimiento de reforma ASD se organizó por primera vez oficialmente como una Conferencia General, cuando
se redactaron los 'principios de la fe y el orden eclesiástico' y se adoptó el nombre de Movimiento de Reforma Adventista del Séptimo Día". [22]

Apoyo a Hitler

En el pueblo adventista de Friedensau, Alemania, el 99.9% votó a favor del estado parlamentario nazi. Aunque los adventistas querían un Führer fuerte y apoyaban a Hitler, ese apoyo variaba. La razón de ello eran las contradicciones de Hitler sobre la libertad religiosa. El secretario departamental de la Conferencia de la Unión alemana, M. Busch, apoyaba a Hitler y "con aprobación citaba la afirmación de Hitler en Mein Kampf de que "para el Führer político, todas las enseñanzas religiosas y todos los arreglos son intocables". [23] Los adventistas creían que Hitler estaba a favor de la libertad religiosa, mientras que el partido nazi apoyaba el cristianismo positivo, sin atarse a ninguna confesión en particular". [24] Este era un problema debatible entre los grupos cristianos porque nadie sabía qué significaba el cristianismo "positivo". Este problema nunca se resolvió y la contradicción permaneció. Cuando Hitler se convirtió en dictador de Alemania, terminó la discusión de la contradicción, y muy pronto los grupos cristanos sabrían qué quería decir Hitler con lo de cristianismo "positivo".

El 26 de noviembre de 1933, el estado nazi prohibió las iglesias denominacionales pequeñas. Entre las iglesias prohibidas estaba la adventista. Los adventistas decidieron buscar consejo legal sobre qué hacer acerca de la prohibición, y a las dos semanas, la prohibición fue suspendida para la denominación adventista. [25] Después de esto, se decidió en la denominación que cristianismo "positivo" significaba apoyo al estado nazi. Para demostrar su apoyo al estado nazi, los adventistas enviaron una carta al "ministerio nazi del interior y un memorándum oficial acerca de las enseñanzas adventistas, organizaciones de la iglesia, actividades sociales, y la actitud hacia el gobierno". [26] Los adventistas también informaron al ministerio del interior que los "miembros de iglesia tenían 'actitudes alemanas'". [27] Señalando que las sospechas y la preocupación del gobierno deberían dirigirse a un "grupo cismático rival, el Movimiento de Reforma Adventista, cuyas actitudes, insistían los adventistas, estaban lejos de ser 'alemanas'".
[28] Parece que los adventistas estaban más interesados en tener actitudes alemanas que en tener actitudes adventistas.

Fue a causa de esta carta que el gobierno nazi se fijó en la denominación de reforma adventista. Al tratar de distanciarse de los reformistas, los adventistas condujeron al gobierno nazi hasta ellos. El gobierno investigó a los reformistas y decidió que tenían puntos de vista diferentes de los de la denominación adventistas del séptimo día, que eran aceptables. [29] Entonces los reformistas fueron proscritos el 29 de abril de 1936. [30] Los adventistas del séptimo día creen en la libertad religiosa, pero, en vez de proclamar que se sentían ultrajados por la persecución contra los reformistas y los judíos, los dirigentes adventistas decidieron tomar acciones contra estos dos grupos. Los dirigentes adventistas "giraron instrucciones para evitar que los reformistas ingresaran a la Iglesia Adventista". [31] Y expulsaron de la iglesia a los adventistas que tenían antecedentes judíos. [32] Los adventistas no estaban dispuestos ni siquiera a proteger a sus propios miembros si creían que el gobierno nazi lo desaprobaría. El estado pudo controlar la iglesia porque no había libertad religiosa. Con esto no queremos decir que losadventistas individuales no ayudaron a los judíos o a otros indeseables. Los adventistas fueron notables "por la ayuda privada e individual que les dieron a los judíos, porque no sólo los judíos conversos fueron cuidados y ocultados, como lo fueron en algunos otros círculos sectarios y eclesiásticos, sino que los adventistas también ayudaron a judíos no bautizados con los cuales los adventistas entraban en contacto por casualidad". [33]

En 1935, fueron prohibidos los privilegios de que disfrutaban los adventistas, como la observancia del sábado, la venta de literatura religiosa, la transferencia de dinero necesario para la obra misionera, y ciertas publicaciones. [34] Esto hizo que los adventistas alemanes reconsideraran su posición sobre la libertad religiosa de mantener separados a la iglesia y al estado. Sabían que la Alemania nazi proyectaba una mala imagen en el exterior a causa de la manera en que trataba a las pequeñas iglesias denominacionales cuyas oficinas principales estaban en los Estados Unidos. Si las denominaciones más pequeñas estaban dispuestas a mejorar la imagen nazi en el exterior, el gobierno nazi estaba dispuesto a ser un poco indulgente con esas denominaciones. Éste fue el punto de partida para que la denominación de los adventistas alemanes sacrificase la integridad y los principios denominacionales básicos. La denominación "trabajó con las autoridades alemanas para cultivar una mejor imagen de la Alemania nazi en los Estados Unidos para obtener un mejor tratamiento en su país". [35] Esto se logró por medio del programa adventista de asistencia social.

El sistema de asistencia social adventista del séptimo día era considerado el mejor en Alemania. Su organización de la asistencia social hizo que los adventistas sobresalieran. Por medio de su sistema de asistencia social, la iglesia adventista pudo demostrar sus "principios cristianos y su patriótica lealtad al estado". [36] El gobierno nazi quedó satisfecho con la obra que los adventistas estaban llevando a cabo, pero no con el lenguaje. En vez de la palabra "cristiano", se usó la palabra "heroico". [37] El sistema de asistencia social adventista fue incorporado al estatal Departamento de Bienestar Social del Pueblo Nacionalsocialista. La incorporación se oponía a su creencia de que la iglesia y el estado deben permanecer separados. Los adventistas alemanes recibieron de buena gana la incorporación de su sistema de asistencia social. Creían que podrían hacer más cosas y ayudar a más gente. Pero, con la incorporación, los adventistas tenían que obedecer las leyes del estado, que eran que no debían recibir ayuda ni judíos, ni antisociales, ni indeseables. [38] Por su propia cuenta, los adventistas añadieron que  ningún miembro del movimiento adventista reformado recibiría ayuda. [39] Los  adventistas no estaban ayudando a más gente.  De hecho, estaban discriminando a la gente que más necesitaba su ayuda. Junto con los programas de asistencia de los adventistas, las reformas de salud y la higiene racial se convirtieron en importantes.

Los adventistas creían que, junto con su programa de asistencia social, sus ideales de salud estaban preparando el camino para una nueva Alemania. Adolf Minck, que pronto sería presidente de la iglesia adventista alemana, dijo: "No estamos desapercibidos para el nuevo orden. Después de todo, hemos ayudado a preparar el camino para él, y ayudado a crearlo". [40] El problema con apoyar al gobierno nazi en su programa de salud era que que el gobierno creía en los principios del darwinismo. La posición denminacional adventista se oponía a los principios darwinistas. Los adventistas alemanes sacrificaron este principio en favor del gobierno nazi. Para ganarse el favor del gobierno nazi, los adventistas cambiaron lo que estaba escrito en sus publicaciones y reformaron su mensaje sobre la salud. Los adventistas "con frecuencia imprimían comentarios negativos sobre los judíos". [41] También trataron de demostrar que, aunque las enseñanzas adventistas sobre el sábado parecían judías, ellos no eran judíos. [42] Los adventistas también creían en el programa de esterilización. Algunas declaraciones directas y la reimpresión de artículos no adventistas demostraba su apoyo a la esterilización. [43]

Los mentalmente débiles, los esquizofrénicos, los epilépticos, los ciegos, los sordos, los paralíticos, los alcohólicos, los drogadictos - todos debían ser esterilizados. 'Esta ley' - dijo un artículo en la publicación adventista Jugend-Leitstern - 'es un gran adelanto en el mejoramiento de nuestro pueblo'. [44]

La posición de los adventistas alemanes cambió de "caritas, el cuidado de los menos afortunados y los débiles, a la eliminación de los débiles, como la obra de Dios. Su fuerte brazo derecho había llevado a los adventistas alemanes a una posición volkisch". [45] Los adventistas habían creado "un sistema de asistencia social bien organizado y eficiente, que parecía adaptarse bien al trabajo con las autoridades estatales". [46] Este sistema permitió que Hulda Jost fuera reconocida por el régimen nazi.

Hulda Jost era directora de asistencia social adventista y jefa de la Asociación de Enfermeras Adventistas. Esta asociación manejaba varios asilos y proporcionaba personal para numerosos hospitales en Alemania. [47] Desde esta posición, ella podía establecer contactos dentro del gobierno nazi y fuera de Europa. También era  un gran apoyo para Hitler y su régimen. A causa de sus contactos, Hulda pudo ayudar a que la denominación adventista sobreviviera durante los primeros años. Esto también la convirtió en el mejor candidato para viajar a los Estados Unidos y hablar a nombre del gobierno nazi.

El viaje de Hulda Jost a los Estados Unidos fue planeado para 1936 porque la sesión cuadrienal de la Conferencia General tendría lugar en San Francisco.
La oficina principal adventista en Washington, D. C. le envió una invitación. Su itinerario fue planeado entre la oficina principal adventista y el Ministerio Alemán de Ilustración Pública y Propaganda. Jost llegó con varios meses de anticipación para viajar por todos los Estados Unidos y hablar sobre los servicios de asistencia social alemanes. [48]

Una vez en los Estados Unidos, Jost se reunió con J. L. McElhany, vice presidente de la Conferencia General, y su intérprete, Louise C. Klauser. Jost también tuvo una reunión en la embajada alemana, donde se le dijo que evitara las controversias políticas y que hablara sólo sobre los logros en el sector de servicio social. [49] Jost habló de los progresos de Alemania bajo Hitler a organizaciones adventistas y de otras clases. No fue sino hasta abril cuando surgieron problemas a causa de las conferencias de Jost. Los problemas comenzaron sobre una reunión con una organización pro-nazi llamada Amigos de la Nueva Alemania, que el cónsul alemán había establecido. El Chicago Daily News publicó un reportaje sobre Jost bajo el encabezado "Hitler no quiere la guerra, dice lideresa". [50] En el artículo, ella es citada diciendo que Hitler no quería la guerra y que los alemanes se estaban rearmando porque temían a Rusia. Cuando se le preguntó por los judíos, Jost dijo: "Hitler sólo ha querido quitarles el liderazgo a los judíos, pero no quiere hacerles daño". [51] Éste fue el principio de los problemas que la Conferencia General tuvo con Jost.

Los problemas aumentaron mientras ella estuvo en Denver, porque Jost se había distanciado de muchos de sus oyentes durante una conferencia al hablar mucho de Hitler y la cuestión judía. [52] A los dirigentes adventistas les parecía que Jost estaba haciendo discursos propagandísticos sobre Hitler y su régimen. Ya no dirigía su atención a los adventistas ni al sistema de asistencia social en Alemania. Cuando todavía estaba en Denver, Jost was llamada aparte y el administrador sanitario de Boulder le pidió que limitara su conferencia al evangelio porque ellos no querían escuchar ninguna propaganda hitleriana. [53] Después de sus conferencias en Denver, la Conferencia General decidió que sería una buena idea mantener a Jost con una rienda corta. La Conferencia advirtió a cada una de las personas con las cuales Jost debía entrar en contacto para sus conferencias. Aunque la Conferencia General pensaba que Jost se había convertido en una desventaja hacia el final de sus conferencias en Estados Unidos, el propósito de su misión se había cumplido. Esa misión era "corregir la imagen distorsionada de Alemania". [54]

Jost y los dirigentes adventistas alemanes creían que habían cumplido con su deber en Estados Unidos, y esperaban que el gobierno nazi fuera más indulgente con la denominación adventista. Pero, mientras ellos estaban en Estados Unidos, el gobierno alemán aprobó un nuevo decreto disponiendo que todos los niños de edad escolar asistieran a clases los sábados y que a los niños adventistas ya no se les permitía estudiar sus Biblias en clase. [55] Había también soldados que tenían dificultades para guardar el sábado. [56] Jost escribió una carta a los oficiales superiores que conocía quejándose de este nuevo decreto. Ella habló de cómo los adventistas habán estado apoyando el gobierno nazi, y de la obra que ella estaba haciendo en Estados Unidos para mejorar la imagen del gobierno nazi. Joseph Goebbels hasta escribió una carta por su propia cuenta al Ministerio de Iglesias del Reich, pero el decreto no fue revocado. [57] Este fue un caso en el que las conexiones de Hulda y el viaje a Estados Unidos no ayudaron a los adventistas. Pero hay otros casos que muestran que era útil tener un aliado poderoso.

Un caso así fue el de la investigación que la Gestapo condujo acerca de algunas enfermeras que pertenecían a la Asociación de Enfermeras Adventistas, y que habían sido despedidas porque eran consideradas políticamente indignas de confianza. [58] Jost se molestó por los despidos y no creía que el informe de la Gestapo fuese correcto, así que pidió a sus amigos del Ministerio de Propaganda que lo examinaran. El informe del Ministerio de Propaganda encontró que las enfermeras eran "políticamente sin culpa". Otro ejemplo de las conexiones de Jost ocurrió en 1937, cuando un amigo en el Ministerio de Iglesias - que tenía un contacto en la Gestapo - le advirtió a ella acerca de los planes para disolver la denominación  adventista. [59] Con la ayuda de sus amigos, Jost pudo ponerse en contacto con oficiales superiores en la Gestapo y detener el esfuerzo para disolver la denominación adventista. [60]

En marzo de 1938, Hulda Jost falleció. Jost creía que había ayudado a la denominación adventista a sobrevivir durante los primeros años del régimen de Hitler. Jost sabía que había mentido mientras estuvo en Estados Unidos, cuando dijo que "las autoridades nazis respetaban la libertad de conciencia como cuestión de principios, y que su iglesia disfrutaba de completa libertad religiosa". [61] Pero ella creía que todos sus esfuerzos y concesiones al régimen nazi librarían a la denominación del hostigamiento de la Gestapo. A
causa de las conexiones y acciones de Jost, la denominación adventista ya no estaba separada del estado. Los adventistas creen en la separación entre la iglesia y el estado, pero Jost se oponía a este principio. Aún con todas las concesiones hechas en los primeros años, los adventistas no tenían ninguna seguridad de parte del gobierno nazi. Sacrificaron un principio principal, separación entre la iglesia y el estado, para nada. Sin seguridad de parte del régimen nazi, los adventistas continuaron haciendo concesiones al régimen.

La Segunda Guerra Mundial

La Segunda Guerra Mundial comenzó cuando Hitler invadió a Polonia el 1 de septiembre de 1939. El año anterior, los adventistas habían comenzado a quitar "palabras judías" de su denominación. Las palabras Escuela Sabática ya no se permitían, y fueron reemplazadas por las palabras Escuela Bíblica. [62] Otra palabra que ya no se permitía era "sábado", que fue reemplazada por las palabras "día de reposo". [63] Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, el gobierno emitió una ordenanza impidiendo que los pastores recibieran ofrendas en la iglesia o de casa en casa.
[64] Había una evasiva en esta ordenanza, según la cual, se les permitía a los pastores "exigir cuotas a sus miembros". [65] Esto permitió a los pastores de pequeñas denominaciones y las iglesias sobrevivir a principios de la guerra.

Los adventistas en Alemania continuaban creyendo en Hitler y su régimen. Las publicaciones a finales de la década de 1930 hablaban de cómo Hitler estaba fortaleciendo a Alemania y recuperando los territorios que una vez habían pertenecido a Alemania. Creían que Dios mismo estaba dirigiendo esta guerra y que los lectores de las publicaciones adventistas podían consolarse con eso. [66] Michael Budnick, presidente de la Unión de Alemania Oriental, informó a los otros presidentes de conferencia que Adolf Minck había sido citado por la Gestapo, y que ésta le había informado que el no trabajar en sábado era una conducta inaceptable. [67]

Los líderes de la iglesia creían que, para que la denominación adventista sobreviviera, era necesario dar instrucciones a sus pastores en una circular, el 30 de abril de 1940, diciendo que "en guerra total sólo puede haber completa entrega y completo sacrificio". [68] El problema con la guerra total era que los dirigentes de la iglesia no querían otro cisma en la denominación como el que había ocurrido durante la Primera Guerra Mundial. Para impedir esto, la circular también les decía a los pastores que instruyeran a sus miembros acerca de sus deberes según las Escrituras. [69] Una de las creencias fundamentales de los adventistas es que las Sagradas Escrituras son la Palabra de Dios. El documento decía que, basándose en la Biblia, los miembros de iglesia debían someterse a las fuerzas armadas, porque "Dios había ordenado: 'Someteos a toda autoridad por amor al Señor'" [70], que era una cita de 2 Pedro. Junto con 2 Pedro, los adventistas alemanes usaron Romanos 13 para justificar su continuado apoyo a Hitler y su régimen. Romanos 13 trata del sometimiento a las autoridades gubernamentales. El presidente de la Conferencia de Alemania Oriental, W. Mueller, ha sido citado diciendo:

"Bajo ninguna circunstancia tiene derecho
ningún adventista a resistirse al gobierno, aunque el gobierno le impida ejercer su fe. La resistencia sería desafortunada porque marcaría a los adventistas como opositores al nuevo estado, una situación que había que evitar". [71] Esto muestra que los dirigentes alemanes no querían resistirse al gobierno nazi. No querían ser vistos como opositores al gobierno nazi. Era importante para los dirigentes no causar problemas en el gobierno nazi. Aunque las políticas nazis se opusieran a las creencias denominacionales. Los dirigentes adventistas alemanes ignoraban u olvidaban el hecho de que se suponía que ellos se sometieran primero a Dios y a su autoridad antes de someterse a una autoridad terrenal.

La circular parecía haber funcionado, porque en 1940 el gobierno emitió un informe mencionando por nombre las sectas religiosas a las que se les permitiría continuar trabajando en paz porque se habían limitado a enseñanzas religiosas. Los adventistas del séptimo día era una de las sectas mencionadas. [72] Esto todavía no hizo sentir seguros a los adventistas, y continuaron haciendo concesiones al régimen nazi.

En 1941, el gobierno alemán una vez más proscribió la denominación Adventistas del Séptimo Día, pero sólo en ciertos distritos del este. [73] Estos distritos eran Silesia, Danzig, y Baja Silesia. Esto causó alguna alarma en las comunidades adventistas, pero no había nada que se pudiera hacer para rescindir la prohibición. Para seguir teniendo reuniones, los adventistas se reunían en privado en los hogares de los miembros. [74] El S. D. notó que los adventistas en estos distritos no prestaban atención a la prohibición, pero se tomaron pocas acciones contra los adventistas. [75]

Los adventistas alemanes continuaron apoyando a Hitler y a su régimen hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial. Los adventistas sirvieron lealmente en las fuerzas armadas, pero la mayoría de ellos lo hizo como combatientes y escalaron posiciones dentro de las filas. [76] Esto se oponía a la creencia denomnacional de que, si los adventistas participan en la guerra, debe ser desde posiciones no combatientes. Los dirigentes de la Iglesia aseguraban: "Los pastores y los miembros de nuestra iglesia permanecen leales a su pueblo y a su patria, así como a los dirigentes, y están listos a sacrificar su vida y sus posesiones". [77] Estaban dispuestos a sacrificar su vidas y sus posesiones por la patria, pero no estaban dispuestos a hacer lo mismo por sus creencias religiosas. Las políticas religiosas del régimen nazi se oponían a lo que los adventistas creen, pero los adventistas no hicieron pública su preocupación. Además, no hicieron públicas sus objeciones sobre no tener libertad religiosa en la Alemania nazi. Los adventistas alemanes pueden haber servido lealmente a su patria, pero no sirvieron lealmente a la denominación Adventista del Séptimo Día.

Después de la guerra

Los adventistas alemanes continuaron creyendo que habían hecho lo correcto al hacer concesiones al gobierno nazi. La supervivencia de la iglesia era lo importante para los dirigentes adventistas alemanes, y para sobrevivir necesitaban hacer concesiones. Sólo en mayo de 1948 echó la Conferencia General una mirada más de cerca a las acciones de los adventistas alemanes durante el régimen nazi. La razón de que la Conferencia General se interesara fue una carta escrita por el mayor J. C. Thompson, jefe de la Sección de Asuntos Religiosos del Gobierno Militar Noteamericano en Berlín. [78] La carta deseaba saber por qué los adventistas no habían quitado a todos los nazis de sus posiciones religiosas dentro de la denominación. [79] Además, la carta comparaba a los adventistas con los católicos, diciendo que los católicos no habían tenido que quitar a muchas personas a causa de su fuerte oposición al régimen nazi. No había habido oposición de parte de los adventistas.

Los dirigentes adventistas alemanes se molestaron con la Conferencia General por haber ordenado a miembros que renunciaran a sus posiciones porque habían ingresado a una organización nazi. Para sobrevivir en la Alemania nazi, arguyeron, la gente había tenido que ingresar a organizaciones nazis. Los dirigentes alemanes creían que la Conferencia General no tenía ningún derecho a pronunciar juicio sobre ellos por sus acciones durante el régimen nazi. Estaban especialmente molestos porque la Conferencia General había "adoptado y hecho cumplir una política que impedía la publicación de cualquier comentario sobre el nazismo o aun del fascismo", [80] para ayudar a los adventistas alemanes. A los adventistas alemanes no les gustaba el hecho de que estaban siendo culpados cuando la Conferencia General les estaba ayudando en la supervivencia.

La Conferencia General se había alarmado en 1939, cuando calcularon que el diez por ciento de los adventistas alemanes estaban trabajando en sábado. [81] El sábado es una de las cosas que definen a la Iglesia Adventista. Con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, no había nada que la Conferencia General o los adventistas alemanes pudieran hacer. Los adventistas alemanes habían despachado una circular diciendo a sus miembros que se sometieran a la autoridad del gobierno. Aunque esto no satisfacía las exigencias del gobierno, fue usado como evidencia en el caso de la Conferencia General contra los alemanes adventistas. [82]


Había varias discrepancias que la Conferencia General tenía con las acciones de los dirigentes adventistas alemanes. La membresía en una organización nazi era preocupante, pero no lo más preocupante. La mayor preocupación de la Conferencia General era que "la denominación se había extraviado en su intento por ajustarse a las exigencias del estado nazi". [83] La erosión de la observancia del sábado en Alemania llevó a la Conferencia General a aprobar una resolución en 1946 sobre "La fidelidad y la observancia del sábado". [84] Los adventistas alemanes todavía no estaban dispuestos a admitir que se habían equivocados. Todavía creían que lo que habían hecho era bueno, porque había permitido la supervivencia de la denominación. Los dirigentes alemanes no creían que habían comprometido ningún principio bíblico. [85] El presidente de la Iglesia Adventista alemana, Adolf Minck, escribió al presidente de la Conferencia General, J. L. McElhany, diciendo que ellos habían obedecido la ley de Dios y los Diez Mandamientos. También dijo que ellos "podrían haber vivido el único y el otro mandamiento de manera un poco diferente que en tiempos de paz. Pero esos mandamientos continuaron siendo santos para nosotros". [86] Esta clase de razonamiento de los dirigentes adventistas alemanes hacía difícil para la Conferencia General demostrar que lo que ellos habían hecho era erróneo. Los dirigentes adventistas alemanes interpretaron las Escrituras para adaptarlas a su situación. Creían que el hecho de trabajar en sábado no significaba que no lo habían santificado. Creían que "las Escrituras y Jesús enseñaban claramente que la aplicación de la ley, antes que absoluta, dependía de las circunstancias". [87] Sus circunstancias eran o trabajar en sábado o ir a la cárcel. Ésta no era una opción viable para los dirigentes adventistas alemanes. Los dirigentes adventistas alemanes nunca reconocieron que habían cometido ningún error. Iba contra su orgullo nacional y su continuada racionalización de sus acciones durante el régimen nazi. [88]

En conclusión, los adventistas alemanes conectaron la denominación adventista con el estado alemán, lo cual se oponía a su creencia de la separación entre la iglesia y el estado. Hicieron esto al permitir al gobierno nazi asumir el control del programa adventista de asistencia social y dictar sus políticas. Se suponía que los adventistas ayudarían a los necesitados, pero, en su lugar, discriminaron a los grupos que más necesitaban su ayuda. Rehusaron ayudar a los judíos, los indeseables, y los reformistas porque esto les habría causado problemas con el régimen nazi. Los adventistas defendieron al régimen nazi y mintieron al decir que en el régimen había libertad religiosa. En vez de hablar contra el régimen nazi y su tratamiento de los judíos, los adventistas permanecieron en silencio. Permanecieron en silencio para protegerse. Los adventistas también trabajaban y enviaban a sus hijos a la escuela en sábado. Santificar el sábado es una de las creencias que hacen diferentes a los adventistas. Este es uno de los principios fundamentales de los adventistas, y cuando las cosas se pusieron difíciles, voluntariamente sacrificaron este principio. Los adventistas alemanes voluntariamente fueron combatientes durante la Segunda Guerra Mundial. La denominación adventista entiende que los gobiernos tienen derecho a reclutar personas en tiempo de guerra, pero los adventistas siempre han rehusado posiciones combatientes. Los adventistas alemanes se opusieron a esta política, y voluntariamente aceptaron posiciones combatientes. Los adventistas reformistas no estaban dispuestos a sacrificar este principio, y fueron enviados a campos de concentración o ejecutados. Para sobrevivir, los adventistas alemanes sacrificaron los modelos y principios que los hacía adventistas. Los dirigentes adventistas alemanes dijeron que tuvieron que hacer las concesiones para salvar a la iglesia. Son los modelos, los principios, las creencias, y la integridad los que constituyen la iglesia. El sacrificio de los modelos, los principios, y la integridad de la iglesia no salvó a la iglesia. La debilitó. Se demostró hasta dónde, para salvarse, estaban dispuestos a ir los adventistas alemanes contra lo que creían y enseñaban. Creo que los dirigentes adventistas alemanes hicieron estos sacrificios para salvarse a sí mismos, no para salvar a la iglesia. Si hubiesen querido salvar a la Iglesia Adventista, los dirigentes alemanes no habrían comprometido la integridad de la iglesia ni corrido contra las creencias de la iglesia. Siempre es más fácil hacer concesiones que conservar la integridad.
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[1] Christine E. King, The Nazi State and the New Religions: Five Case Studies in Non-Confirmity, (New York: Edwin Mellen Press, 1982), 92.

[2] Seventh-day Adventists Believe... A Biblical Exposition of 27 Fundamental Doctrines, Ministerial Association General Conference of Seventh-day Adventists, (Maryland: Review and Herald, 1988), 4.

[3] Seventh-day Adventists Believe, 16.

[4] Seventh-day Adventists Believe, 206.

[5] Seventh-day Adventists Believe, 278.

[6] "Our History", http:/www.adventist.org/history/ (24 February 2002).

[7] Richard W. Schwarz and Floyd Greenleaf, Light Bearers: A History of the Seventh-day Adventist Church, (Nampa: Pacific Press, 2000), 212-213.

[8] Schwarz, and Greenleaf, Light Bearers, 213.

[9] Schwarz, and Greenleaf, Light Bearers, 213.

[10] Schwarz, and Greenleaf, Light Bearers, 213.

[11] Seventh-day Adentist Encyclopedia M-Z, ed. Don F. Neufeld, (Maryland: Review and Herald, 1996), 592.

[12] Schwarz, and Greenleaf, Light Bearers, 620.

[13] King, The Nazi State and the New Religions, 110.

[14] Cited from F. M. Wilcox, Seventh-day Adventists in Time of War, p. 58. "Origin of the Seventh-day Adventist Reform Movement, <http://www.sdarm.org/origin.htm> (6 February 2002).

[15] "Origin of the Seventh-day Adventist Reform Movement", <http://sdarm.org/origin.htm>(6 February 2002).

[16] Erwin Sicher, "Seventh-day Adventist Publications and The Nazi Temptation", Spectrum 8 (March 1977), 12.

[17] Schwarz, and Greenleaf, Light Bearers, 620.

[18] Schwarz, and Greenleaf, Light Bearers, 620.

[19] Schwarz, and Greenleaf, Light Bearers, 620.

[20] King, The Nazi State and the New Religions, 110.

[21] "Origin of the Seventh-day Adventist Movement", <http://www.sdarm.org/origin.htm> (6 February 2002).

[22] SDARM Good Way Series-Study 13- The SDA Reform Movement Origin <http://www.asd-mr.org.br/sdarm/way/gws-13.htm> (14 February 2002).

[23] Sicher, Seventh-day Adventist Publications and the Nazi Temptation, 14.

[24] Sicher, Seventh-day Adventist Publications and the Nazi Temptation, 14.

[25] King, The Nazi State and the New Religions, 96.

[26] Sicher, Seventh-day Adventist Publications and the Nazi Temptation, 15.

[27] King, The Nazi State and the New Religions, 96.

[28] King, The Nazi State and the New Religions, 96.

[29] King, The Nazi State and the New Religions, 110.

[30] Hans Fleschutz, ed., And Follow Their Faith!, (Denver: International Missionary Society), 19.

[31] Roland Blaich, "Divided Loyalties: American and German Seventh-day Adventists and the Second World War", Spectrum 30 (Winter 2003), 44.

[32] Zdravko Plantak, The Silent Church: Human Rights and Adventist Social Ethics, (New York: St. Martin´s Press, 1998), 20.

[33] King, The Nazi State and the New Religions, 101-2.

[34] Roland Blaich, "Selling Nazi Germany Abroad: The Case of Hulda Jost", Journal of Church and State, vol. 35, number 4, Autumn 1993, (United States: J. M. Dawson Institute), 808.

[35] Blaich, Selling Nazi Germany Abroad, 807.

[36] King, The Nazi State and the New Religions, 105.

[37]
King, The Nazi State and the New Religions, 105.

[38] 
King, The Nazi State and the New Religions, 105.

[39]
King, The Nazi State and the New Religions, 105.

[40] Adolf Minck, "Reformation", Jugend-Leitstern, (April 1993), quoted by: Roland Blaich, "Health Reform and Race Hygiene: Adventists and the Biomedical Vision of the Third Reich", Church History, Vol. 65, (Pennsylvania: Science Press, 1996), 427.

[41] Sicher, Seventh-day Adventist Publications and the Nazi Temptation, 16.

[42] 
Sicher, Seventh-day Adventist Publications and the Nazi Temptation, 16.

[43]
Sicher, Seventh-day Adventist Publications and the Nazi Temptation, 19.

[44] R. Sulzmann, "Erbkrank", Gegenwarts-Frage, vol. 9, nr. 1, 1934, p. 8, quoted by: Sicher, Seventh-day Adventist Publications and the Nazi Temptation, 19.

[45] Blaich, Health Reform and Race Hygiene, 437.

[46] 
Blaich, Health Reform and Race Hygiene, 427.

[47]
Blaich, Health Reform and Race Hygiene, 427.

[48] Blaich, Selling Nazi Germany Abroad, 809.

[49]
Blaich, Selling Nazi Germany Abroad, 810.

[50]
Blaich, Selling Nazi Germany Abroad, 811.

[51]
Blaich, Selling Nazi Germany Abroad, 811.

[52]
Blaich, Selling Nazi Germany Abroad, 811.

[53]
Blaich, Selling Nazi Germany Abroad, 812.

[54]
Blaich, Selling Nazi Germany Abroad, 820.

[55]
Blaich, Selling Nazi Germany Abroad, 820.

[56]
Blaich, Selling Nazi Germany Abroad, 820.

[57]
Blaich, Selling Nazi Germany Abroad, 821.

[58]
Blaich, Selling Nazi Germany Abroad, 823.

[59]
Blaich, Selling Nazi Germany Abroad, 824.

[60]
Blaich, Selling Nazi Germany Abroad, 824.

[61]
Blaich, Selling Nazi Germany Abroad, 827.

[62] Jack M. Patt, Living in a Time of Trouble: German Adventists Under Nazi Rule, Spectrum 8 (March 1977), 4.

[63] Patt, Living in a Time of Trouble, 4.

[64]
Patt, Living in a Time of Trouble, 7.

[65]
Patt, Living in a Time of Trouble, 7.

[66] Blaich, Divided Loyalties, 44.

[67] Roland Blaich, "Religion under National Socialism: The Case of the German Adventist Church", Central European History, vol. 26, number 3, (United States Humanities Press, 1994), 270.

[68] Mr. Blaich no dice de quién es esta cita, pero parece ser de G. W. Schubert al Comité de la Conferencia General, Feb. 7, 1937. O es de la Circular a los Presidentes de Conferencia de la Unión Alemana Oriental, Mar. 27, 1940. Blaich, "Divided Loyalties", 45.

[69] Blaich, Divided Loyalties, 45.

[70] Blaich, Divided Loyalties, 45.

[71] "An unsere Gemeindeglieder in Deutschland", Der Adventbote, vol. 39, nr. 17, August 15, 1933, pp. 1-4. quoted by Sicher, Seventh-day Adventist Publications and The Nazi Temptation, 15.

[72] Patt, Living in a Time of Trouble, 7.

[73] Blaich, Divided Loyalties, 45.

[74] King, The Nazi State and the New Religions, 108.

[75]
King, The Nazi State and the New Religions, 108.

[76] Blaich, Divided Loyalties, 47.

[77] Blaich, Divided Loyalties, 47.

[78] Blaich, Religion Under National Socialism, 225.

[79]
Blaich, Religion Under National Socialism, 225.

[80]
Blaich, Religion Under National Socialism, 266.

[81]
Blaich, Religion Under National Socialism, 270.

[82]
Blaich, Religion Under National Socialism, 271.

[83]
Blaich, Religion Under National Socialism, 274.

[84]
Blaich, Religion Under National Socialism, 274.

[85]
Blaich, Religion Under National Socialism, 275.

[86]
Blaich, Religion Under National Socialism, 275.

[87]
Blaich, Religion Under National Socialism, 275-6.

[88]
Blaich, Religion Under National Socialism, 280.

La Alemania nazi era un lugar horrible para pequeñas iglesias denominacionales porque no había ninguna libertad religiosa. Una pequeña denominación que sobrevivió fue la Adventista del Séptimo Día. Cuando Adolf Hitler subió al poder en Alemania, la denominación de los Adventistas del Séptimo Día en Alemania (de aquí en adelante llamada los adventistas) creía que era el momento para un líder fuerte en Alemania. Hitler parecía el mejor candidato a causa de "su dedicación personal y su abstinencia del té, el café, el alcohol, y la carne, prácticas compartidas por los adventistas; [por lo tanto,] fue recibido como salvador". [1] Espero señalar esto a causa de la disposición a transigir, por parte de las personas decentes en la denominación adventista alemana, en relación con los problemas morales que se enumeran más abajo, hasta el punto en que terminaron al fin de la Segunda Guerra Mundial. Terminaron en componenda, pérdida de integridad personal y denominacional, cisma en la denominación, y daño racial como denominación cristiana porque sus miembros no pudieron mantenerse fieles a los principios de sus creencias. Enlazaron la denominación con el estado alemán, renunciando a su libertad religiosa en un intento por sobrevivir por medio de componendas. Esta posición de transigir atrajo vergüenza sobre la denominación alemana, así como a la denominación mundial, después del fin de la Segunda Guerra Mundial.


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