¿SON INMUNDOS
  ALGUNOS ALIMENTOS
?


Christopher A. Lee


Traducido de Proclamation
de julio-agosto de 2002



Para la mayoría de los cristianos, la pregunta que se hace en el título de este artículo sin duda parece un ejercicio irrelevante en "los débiles y pobres rudimentos". Sin embargo, para miles de creyentes que están involucrados en tradiciones legalistas, la cuestión de los alimentos ha adquirido una importancia que determina si uno está listo para el bautismo, y algunos la consideran casi un asunto que determina la salvación.

Yo nací y me crié como adventista del séptimo día (ASD). A la edad de diez años, firmé los votos bautismales, declarando que me abstendría de "alimentos inmundos". En ese momento, no me era difícil hacer ese voto porque mi familia era seguidora del "mensaje sobre la salud" que enseñaba la profetisa Ellen G. White. Yo había sido tan adoctrinado en este mensaje que, aunque nunca había probado la carne, la sola idea de ella me causaba náuseas. Hasta cuando comencé a comer algo de carne de res durante una fase de rebeldía juvenil, descubrí que todavía tenía serias reservas acerca de las "carnes inmundas".

Más tarde, decidí mejorar mi vida espiritual y, naturalmente, creía que esto debía incluir un regreso a la dieta vegetariana. Para mí, los problemas de la dieta, la santidad, y hasta la salvación estaban siempre unidos entre sí intrínsecamente. Después de todo, si uno no podía ser bautizado en Cristo sin abstenerse de la carne de puerco y no podía ser trasladado al cielo sin abstenerse de toda clase de carne, como a mí me habían enseñado, ¿cómo es que esto no podía determinar la salvación?

Cuando tenía como 28 años de edad, comencé a estudiar la Biblia en serio. Me sacudió hasta la médula de mis huesos descubrir que los alimentos no determinan ni la salvación ni la santidad. ¡La verdad es que la Escritura parecía estarme diciendo que los alimentos no eran un problema en absoluto para los cristianos del nuevo pacto! Pero, ¿cómo hace una persona criada en una tradición orientada hacia las obras para hacer la transición a una mentalidad basada en la gracia en relación con los alimentos?

El primer paso para devolver la cuestión de los alimentos a la posición que merece es una interpretación básica de las diferencias entre el pacto bajo el cual viven los cristianos en la actualidad y el pacto bajo el cual vivían los israelitas durante la dispensación del Antiguo Testamento. Un estudio completo de los pactos está fuera del propósito de este artículo, pero se puede extraer valiosa información de un libro de la Biblia escrito para cristianos judíos, el libro de Hebreos.

Los creyentes judíos luchaban con muchos problemas relacionados con los ritos proféticos que se habían cumplido en Cristo. El escritor de Hebreos describe muchos de los ritos de los sacrificios en el templo. Obsérvese especialmente el capítulo 9 de Hebreos, en los versículos 9 y 10.

"Esto nos ilustra hoy día que las ofrendas y los sacrificios que allí se ofrecen no tienen poder alguno para perfeccionar la conciencia de los que celebran ese culto. No se trata más que de reglas externas relacionadas con alimentos, bebidas, y diversas ceremonias de purificación, válidas sólo hasta el tiempo señalado para reformarlo todo" (Heb. 9: 9, 10).

Es claro que muchos de los ritos ceremoniales dados a Israel se centraban en la purificación ritual del cuerpo y evitar cosas ceremonialmente inmundas, incluyendo ciertos alimentos. Pero nótese que estos ritos fueron impuestos solamente por un tiempo. Nótese también que el capítulo 8 presenta a Cristo como el cumplimiento de los ritos que eran parte del pacto antiguo y el mediador de un pacto nuevo y mejor, a diferencia del pacto antiguo.

"Pero el servicio sacerdotal que Jesús ha recibido es superior al de ellos, así como el pacto del cual es mediador es superior al antiguo, puesto que se basa en mejores promesas. Efectivamente, si ese primer pacto hubiera sido perfecto, no habría lugar para un segundo pacto. Pero Dios, reprochándoles sus defectos, dijo: 'Vienen días, dice el Señor, en que haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No será un pacto como el que hice con sus antepasados el día en que los tomé de la mano y los saqué de Egipto, ya que ellos no permanecieron fieles a mi pacto, y yo los abandoné, dice el Señor... Al llamar nuevo a ese pacto, ha declarado obsoleto al anterior, y lo que se vuelve obsoleto y envejece ya está por desaparecer" (Heb. 8, 6-9, 13).

El autor de Hebreos deja claro que el pacto antiguo y los ritos correspondientes habían caducado y estaban listos para desaparecer, pero los primeros cristianos judíos debatían cómo deberían ser instruidos en estas cosas los creyentes gentiles. Algunos creyentes judíos insistían en que los gentiles también debían ser circuncidados y someterse a todas las costumbres y todos los rituales de la ley mosaica, incluyendo la abstinencia de "alimentos inmundos". Para zanjar la cuestión, un concilio de dirigentes de la iglesia tuvo lugar en Jerusalén. Jacobo, inspirado por el Espíritu Santo, pronunció la palabra definitiva sobre la cuestión, como queda registrado en el capítulo 15 de Hechos.

"Por lo tanto, yo considero que debemos dejar de ponerles trabas a los gentiles que se convierten a Dios. Más bien debemos escribirles que se abstengan de lo contaminado por los ídolos, de inmoralidad sexual, de la carne de animales estrangulados, y de sangre. En efecto, desde tiempos antiguos, Moisés siempre ha tenido en cada ciudad quien lo predique y lo lea en todas las sinagogas todos los sábados. ...Nos pareció bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponerles a ustedes ninguna carga aparte de los siguientes requisitos: abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de la carne de animales estrangulados, y de la inmoralidad sexual. Bien harán ustedes si evitan estas cosas" (Hechos 15:19-21, 28-29).

Jacobo no intenta cargar a los gentiles con leyes relacionadas con alimentos limpios e inmundos. Pero, puesto que sabe que hay judíos en cada ciudad que todavía enseñan y viven bajo la ley mosaica, Jacobo identifica las tres prácticas que serían más ofensivas para estos judíos. El propósito de Jacobo es que los creyentes gentiles vivan en libertad, pero también que vivan de modo que les permita alcanzar a los judíos en su área con el mensaje del evangelio. Jacobo aboga por un modelo de amor del cual se haría eco más tarde el apóstol Pablo.

"Reciban al que es débil en la fe, pero no para entrar en discusiones. A algunos su fe les permite comer de todo, pero hay quienes son débiles en la fe, y sólo comen verduras. El que come de todo no debe menospreciar al que no come ciertas cosas, y el que no come de todo no debe condenar al que lo hace, pues Dios lo ha aceptado. ¿Quién eres tú para juzgar al siervo de otro? Que se mantenga en pie, o que caiga, es asunto de su propio señor. Y se mantendrá en pie, porque el Señor tiene poder para sostenerlo. Hay quien considera que un día tiene más importancia que otro, pero hay quien considera iguales todos los días. Cada uno debe estar firme en sus propias opiniones. El que le da importancia especial a cierto día, lo hace para el Señor. El que come de todo, come para el Señor, y lo demuestra dándole gracias a Dios; y el que no come, para el Señor se abstiene, y también da gracias a Dios. ... Por tanto, dejemos de juzgarnos unos a otros. Más bien, propónganse no poner tropiezos ni obstáculos al hermano. Yo, de mi parte, estoy plenamente convencido en el Señor Jesús de que no hay nada impuro en sí mismo. Si algo es impuro, lo es solamente para quien así lo considera. Ahora bien, si tu hermano se angustia por causa de lo que comes, ya no te comportas con amor. No destruyas, por causa de la comida, al hermano por quien Cristo murió. En una palabra, no den lugar a que se hable mal del bien que ustedes practican, porque el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas sino de justicia, paz, y alegría en el Espíritu Santo. El que de esta manera sirve a Cristo, agrada a Dios y es aprobado por sus semejantes. Por lo tento, esforcémonos por promover todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación. No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todo alimento es puro; lo malo es hacer tropezar a otros por causa de lo que uno come" (Rom. 14:1-6, 13-20).

Sin embargo, Pablo tuvo cuidado de advertir que nadie debería actuar como juez de otro basándose en cosas que sólo servían para apuntar proféticamente a Cristo.

"Así que nadie los juzgue a ustedes por lo que comen o beben, o con respecto a días de fiesta, de luna nueva, o de reposo. Todo esto es una sombra de las cosas que están por venir; la realidad se halla en Cristo" (Col. 2:16, 17).

Es evidente que, en la época en que Pablo escribió estas cartas pastorales a Timoteo, ya había combatido con suficientes judaizantes como para sentirse obligado a advertir a Timoteo, con toda claridad, que debía tener cuidado de tales falsas doctrinas.

"El Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos abandonarán la fe para seguir a inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas. Tales enseñanzas provienen de embusteros hipócritas, que tienen la conciencia encallecida. Prohiben el matrimonio y no permiten comer ciertos alimentos que Dios ha creado para que los creyentes, conocedores de la verdad, los coman con acción de gracias. Todo lo que Dios ha creado es bueno, y nada es despreciable si se recibe con acción de gracias, porque la palabra de Dios y la oración lo santifican. Si enseñas estas cosas a los hermnos, serás un buen servidor de Cristo Jesús, nutrido con las verdades de la fe y de la buena enseñanza que paso a paso has seguido" (1 Tim. 4:1-6).

Además, es instructivo para nosotros que estudiemos cuidadosamente la visión que el Señor dio a Pedro antes de enviarle a la casa de Cornelio.

"Al día siguiente, mientras ellos iban de camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar. Era casi el mediodía. Tuvo hambre y quiso algo de comer. Mientras se lo preparaban, le sobrevino un éxtasis. Vio el cielo abierto y algo parecido a una gran sábana que, suspendida por las cuatro puntas, descendía hacia la tierra. En ella había toda clase de cuadrúpedos, como también de reptiles y aves. 'Levántate, Pedro; mata y come', le dijo una voz. '¡De ninguna manera, Señor!, replicó Pedro. 'Jamás he comido nada impuro o inmundo'. Por segunda vez, le insistió la voz:  'Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro'" (5) (Hechos 10:9-15).

Algunos han señalado que el enfoque de esta visión no era los alimentos, sino que tenía que ver con llevar el evangelio a los gentiles. Esto es verdad, pero el usar este argumento para desechar sumariamente este pasaje demanda una pregunta. ¿Cuándo usó Jesús jamás una falsedad para ilustrar una verdad? En todas las parábolas y alegorías que narró durante su ministerio, Cristo siempre usó una verdad básica de la vida diaria para ilustrar una verdad espiritual mayor.

Es inconcebible que Jesús esté realmente diciendo: "Pedro, es verdad que ya no hay ninguna diferencia ceremonial entre judíos y gentiles. Yo he declarado limpios tanto a judíos como a gentiles. Sin embargo, debes olvidarte completamente de lo que dije antes sobre que no hay diferencia entre un alimento y otro. Sé que dije que yo les purifiqué y que ya no son inmundos, pero en realidad no quise decir eso. Las diferencias ceremoniales entre un alimento y otro todavía son válidas. Así que lo que yo estaba tratando de subrayar es verdad, pero la manera en que ilustré mi punto no lo era".

Si usted se encogió cuando escuchó estas chistosas palabras, tenga presente que esto es en esencia lo que afirman que el Señor dijo los que hacen a un lado este texto. Ciertamente parece una blasfemia sugerir que éste era el propósito del Señor.  Es especialmente inconcebible cuando se lo compara con lo que Jesús enseñó durante su ministerio.

"Jesús llamó a la multitud y dijo: 'Escuchen y entiendan. Lo que contamina a una persona no es lo que entra en la boca sino lo que sale de ella'. 'Explícanos la comparación', le pidió Pedro. '¿También ustedes son todavía tan torpes?', le dijo Jesús. '¿No se dan cuenta de que lo que entra en la boca va al estómago y después se echa en la letrina? Pero lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona'". (Mat. 15:10, 11; 15-18).

En caso de que alguien se sienta tentado a pensar que las instrucciones de Jesús sólo se aplican al lavado ceremonial de las manos, Marcos hace una afirmación parentética muy clara (6) que debería disipar cualquier duda relativa a la magnitud de la declaración de Jesús:

"De nuevo Jesús llamó a la multitud. 'Escúchenme todos y entiendan esto', dijo. 'Nada de lo que viene de afuera puede contaminar a una persona. Más bien, lo que sale de la persona es lo que la contamina'. ["Si alguno tiene oídos para oir, que oiga"]. Después de que dejó a la gente y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron sobre la comparación que había hecho. '¿Tampoco ustedes pueden entenderlo? ¿No se dan cuenta de que nada de lo que entra en una persona puede contaminarla? Porque no entra en su corazón sino en su estómago, y después va a la letrina'. Con esto Jesús declaraba limpios todos los alimentos" (Marcos 7:14-19).

Aparentemente, estas atrevidas afirmaciones ofendieron gravemente a los fariseos, que no estaban dispuestos a escuchar el mensaje del nuevo pacto que Jesús estaba introduciendo. Mateo registra la respuesta de Jesús a los discípulos cuando éstos señalaron la ofensa que Él les había ocasionado.

"Entonces se le acercaron los discípulos y le dijeron: '¿Sabes que los fariseos se escandalizaron al oir eso?' Jesús respondió: 'Toda planta que mi Padre celestial no haya plantado será arrancada de raíz. Déjenlos. Son guías ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en un hoyo'" (Mat. 15:12-14).

Jesús llama ciegos a estos maestros de la ley porque eran incapaces de ver las verdades más grandes que la ley había anticipado. Jesús advirtió que, con su ceguera, llevarían a otros al mismo hoyo.

Después de un cuidadoso examen de la Escritura, ¿es posible que haya todavía algunos fariseos modernos que se ofendan por las enseñanzas de Jesús? ¿Hay todavía algunos que intenten racionalizar legalísticamente las claras y repetidas enseñanzas del Nuevo Testamento? ¿Hay quienes quieren juzgar a otros basándose en cuestiones ceremoniales? Si los hay, quizás deban considerar la protesta de James White, un pionero ASD, que se encontró enfrentando a los judaizantes del siglo diecinueve.

"Algunos de nuestros buenos hermanos han añadido "la carne de cerdo" a la lista de cosas prohibidas por el Espíritu Santo, y los apóstoles y ancianos reunidos en Jerusalén. Pero nosotros nos sentimos llamados a protestar tal curso de acción como contrario a las claras enseñanzas de las Sagradas Escrituras. ¿Pondremos una "carga" mayor sobre los discípulos que lo que parece bien al Espíritu Santo y a los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo? Dios no lo quiera. La decisión de ellos, siendo correcta, decidió la cuestión para ellos, fue causa de regocijo entre las iglesias, y debería decidir la cuestión para nosotros para siempre" (7,8).

Verdaderamente, como dice James White, la cuestión debería quedar decidida para siempre por la autoridad del Espíritu Santo por medio del concilio de Jerusalén. Y si esto no es suficiente, entonces ciertamente debería quedar decidida por la palabra de nuestro Señor Jesucristo y las enseñanzas de sus apóstoles. Si algunos todavía deciden abstenerse de comer ciertos alimentos por sus propias razones, que sigan su propio camino sin ser juzgados por los demás. Que no se diga nunca que discriminar en los alimentos es un requisito para los creyentes del nuevo pacto, una indicación de salud espiritual, ni especialmente un requisito para ser bautizados en el cuerpo de Cristo. Los que quieren cargar a los cristianos del nuevo pacto con ritos ceremoniales del pacto antiguo y los que quieren quitar de la comunidad a los que discrepan tienen que, o sustentar sus puntos de vista con las instrucciones bíblicas proporcionadas por la iglesia, o reformar sus doctrinas de esclavitud (9).


(1) Gál. 4:9 - Pablo está reprendiendo a los gálatas por haberse dejado atrapar por el legalismo de los judaizantes.

(2) Votos bautismales, #7. Certificado de bautismo [1980]. (Takoma Park, Washington, D. C.: Conferencia General de los Adventistas del Séptimo Día).

(3) "Si alguna vez hubo un tiempo en que la dieta debía ser del tipo más simple, es ahora. No debería ponerse carne delante de nuestros niños. Su influencia es excitar y fortalecer las más bajas pasiones, y tiene una tendencia a amortiguar los poderes morales. Los granos y frutas preparados libres de grasa, y en una condición lo más natural posible, debería ser el alimento para las mesas de todos los que aseguran que se están preparando para ser trasladados a cielo". Ellen White, Testimonies, Vol. 2, p. 352.

(4) Para un estudio completo sobre los pactos, basado en la Biblia, fácil de leer y entender, véase de Dale Ratzlaff, Sabbath in Crisis, pp. 27-87 (Glendale, AZ: Life Assurance Ministries). También, visite el web site adventista www.sdaoutreach.org del pastor J. Mark Martin.

(5) La palabra griega traducida como "purificado" en Hechos 10:15 es katharizo. El mismo verbo se usa en Marcos 7:19. Véase la nota #6 abajo.

(6) Algunos cristianos que continúan adhiriéndose a las leyes alimentarias del pacto antiguo objetan la inclusión de la declaración parentética de Marcos. Su objeción se basa principalmente en el hecho de que los traductores de la versión bíblica King James (KJV) (publicada en 1611) tradujeron el original griego como "purgar todas las carnes". El verbo griego transliterado como "purgar" en la KJV es katharizo. El Diccionario Hebreo y Griego de Strong dice que la definición de katharizo es "declarar limpio en un sentido levítico". Como esta usado en Marcos 7:19, katharizo está en tiempo presente, participio masculino, y voz activa. Debe notarse que, a menudo, los escritores griegos usaban verbos en tiempo presente para describir acciones pasadas como una manera de transmitir la idea de inmediatez y proporcionar vividez al relato de la historia. El participio masculino y la voz activa parecerían indicar que Jesús es el que produce la acción. Dada la definición de katharizo de Strong, así como el tiempo verbal, el modo, y la voz, una traducción razonablemente transparente de la frase griega podría ser: "Él está declarando kosher todas las carnes". Mi traducción, más bien desmañada pero literal, concuerda con el enfoque usado por casi todas las traducciones modernas al traducir katharizo como "Él declaró ... limpio" u otra construcción similar. Esta traducción del griego deja claro que éstas son las palabras de Marcos describiendo las acciones de Jesús y que, por lo tanto, los traductores modernos están en lo correcto al encerrar esta frase entre paréntesis como la declaración parentética de Marcos.

(7) James White, The Present Truth, tomo 1, No. 11; nov. 1850. "Swine´s Flesh". Reproducido en la obra de Anderson, White Out, p. 93 (Glendale, AZ.: Life Assurance Ministries; 2001).

(8) Aunque más tarde Ellen White fue una de las personas que "añadió la 'carne de cerdo' a la lista de cosas prohibidas por el Espíritu Santo", parece que, en una ocasión, ella estuvo de acuerdo con la posición de su esposo sobre la permisibilidad de la carne de cerdo. La Sra. White escribió un testimonio a la Sra. Curtis en la década de 1850 criticando a la familia Curtis por indicar que el consumo de carne de puerco era erróneo. "Si Dios requiere que su pueblo se abstenga de la carne de cerdo, les convencerá del asunto. Él está tan dispuesto a mostrar a sus honestos hijos su deber como a mostrar su deber a los individuos sobre quienes ha puesto la responsabilidad de su obra. Si es deber de la iglesia abstenerse de la carne de puerco, Dios lo revelará a más de dos o tres personas. Él enseñará a sus hijos su deber". Testimonies, tomo 1, p. 206. EGW se contradijo en testimonios posteriores después de visitar el instituto para la salud del Dr. Jackson en New York. "Ni un solo bocado de carne de puerco debería ser puesto jamás en vuestras mesas". Testimonies, Vol. 2, p. 93. Véase también de Dirk Anderson, White Out, pp. 92-97 (Glendale, AZ: Life Assurance Ministries; 2001) y el web site de Anderson sobre Ellen G. White, www.ellenwhiteorg.

(9) "En otras palabras, mientras el heredero es menor de edad, en nada se diferencia de un esclavo, a pesar de ser dueño de todo. Al contrario, está bajo el cuidado de tutores y administradores hasta la fecha fijada por su padre. Así también nosotros, cuando éramos menores, estábamos esclavizados por los principios de este mundo. Pero cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de que fuéramos adoptados como hijos. Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: "¡Abba! ¡Padre!". Así que ya no eres esclavo sino hijo; y como eres hijo, Dios te ha hecho también heredero" (Gál. 4:1-7).


La Alimentación

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