PABLO Y LA VIDA FUTURA
EN 2 CORINTIOS 5:1-9

Dale Ratzlaff

Traducido de Proclamation!
Mayo-Junio de 2001



Cuando yo era pastor Adventista del Séptimo Día e instructor bíblico, y tenía preguntas sobre esta sección de la Escritura, usaba el método hermenéutico de "cuando eres perseguido en un texto, huye al siguiente", de modo muy parecido a lo que hacen los Testigos de Jehová. Me volvía inmediatamente a Eclesiastés 9:5. Sin embargo, ya no me permitiré más este lujo. Tengo que habérmelas con  lo que enseña este texto en su propio marco contextual. Por lo tanto, interpretemos la sección cuidadosamente, ya sea que encaje o no en nuestro paradigma de verdad percibida.

Aunque los encabezados de las secciones no son inspirados, transmiten lo que los traductores bíblicos entendieron que era el tema del pasaje. La KJV encabeza esta sección con el título "La segura esperanza de Pablo sobre la gloria inmortal". La NIV dice en su encabezado "Nuestra morada celestial", y la NASB titula la sección como "Lo temporal y lo eterno". Esta sección es enseñanza didáctica por el principal teólogo de Nuevo Testamento, el apóstol Pablo. Por lo tanto, tiene el mayor peso de enseñanza, más que la poesía, más que las declaraciones de sombras del antiguo pacto. Pero, ¿qué enseña esta sección?

Recordando nuestra primera regla de hermenéutica, tenemos que considerar el contexto. En 2 Cor. 3, Pablo contrasta el pacto antiguo con el pacto nuevo. Compara el pacto sinaítico, incluyendo el pacto expandido (escrito con tinta, v. 3) con las palabras del pacto - Diez Mandamientos (escritos en piedra, v. 7) - con un ministerio de "condenación" (v. 9), un ministerio que se iba a "desvanecer" (v. 11) y que en realidad "vela" la gloria del nuevo pacto. Concluye el capítulo afirmando que "el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta [libres del pacto sinaítico] como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor".

En 2 Cor. 4, Pablo describe su ministerio apostólico. En el versículo 7, dice que "tenemos este tesoro en vasos de barro". ¿Cuál es el "tesoro" del cual habla? Es la vida de Cristo, la vida eterna que tenemos ahora en el espíritu. Esto se ve claro cuando leemos el v. 11: "... siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal". Luego, en el v. 6, Pablo dice: "Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior [nuestro cuerpo] se va desgastando, el interior [el espíritu] no obstante se renueva de día en día". Pablo termina el capítulo 4 diciendo: "No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven [el hombre exterior, el cuerpo] son temporales, pero las que no se ven [el hombre interior, el espíritu] son eternas". Pablo dirige su atención, no a la vida terrenal en el cuerpo, sino a la existencia celestial, eterna, en el espíritu. Por esta razón, puede enfrentar penalidades, persecución, y hasta la muerte, con confianza. Éste es el contexto. Ahora, en el capítulo 5, Pablo desarrolla su teología ulteriormente. Ahora haremos un estudio versículo por versículo usando la actualizada Nueva Versión Internacional (NVI).

"De hecho, sabemos que si esta tienda de campaña en que vivimos se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa eterna en el cielo, no construida por manos humanas". (2 Cor. 5:1) A menos que se indique lo contrario, esta referencia bíblica y las siguientes son tomadas de la Nueva Versión Internacional (NVI).

Este versículo está cargado de significado. Primero, note la confianza expresada: "Sabemos". Esta no es ninguna teoría ilusa, ninguna idea especulativa, sino que está expresada como teología cristiana bien establecida, conocida por Pablo y sus asociados. Está calculada para llevar consuelo a los que viven en tiempos de incertidumbre. No hay duda de que Pablo usa aquí el término "tienda de campaña" para referirse al cuerpo.  Es la "casa" en que vivimos. En otras palabras, el cuerpo es la morada del alma o espíritu. El cuerpo no es la personalidad; más bien, el alma o espíritu es la persona que vive dentro del cuerpo. Si esta tienda es derribada (el cuerpo es destruido a la muerte), Pablo afirma categóricamente que tenemos un edificio de Dios. ... Nuevamente, observe bien las palabras. Pablo no dice que tendremos un edificio en algún tiempo futuro, sino que ahora tenemos (ahora poseemos este activo), un edificio (un lugar para vivir) de Dios. Esta casa celestial no está hecha por manos (no es concebida por seres humanos) y es eterna en los cielos. Cuando una forma de existencia llega a su fin y nuestra tienda terrenal (nuestro cuerpo) se dobla, inmediatamente tenemos otra existencia esperándonos en el cielo con Dios, y esta existencia es eterna. No hay ninguna incertidumbre en la enseñanza de Pablo: "Sabemos ... Tenemos".

Mientras tanto suspiramos, anhelando ser revestidos de nuestra morada celestial. 2 Cor. 5:2.

Al pasar los años y acercarse la vejez, la afirmación de Pablo se hace más comprensible. Sí, en este cuerpo a veces "gemimos". Anhelamos ser transformados a nuestra existencia eterna para escapar al deterioro, el dolor y el sufrimiento experimentado al ser derribada esta "tienda". Hay un verdadero sentido en el que el cristianismo se enfoca en la próxima vida. La anhelamos, al esperamos, y la deseamos por sobre todo lo demás. Es esta certeza lo que  permite que los cristianos se enfrenten a la muerte sin temor.

Porque cuando seamos revestidos, no se nos hallará desnudos. 2 Cor. 5:3.

Este versículo ha sido traducido de varias maneras. La NASB es muy literal y apoya la idea expresada por el participio aoristo griego de que el "revestimiento" es un hecho consumado. La NVI presenta este versículo así: "porque cuando seamos revestidos, no se nos hallará desnudos". Creo que la NASB es correcta por dos razones. Primera, Pablo está construyendo certeza, no duda. Segunda, esto concuerda con la declaración de Pablo en 5:1 "tenemos", tiempo presente continuo en griego. Aunque puede que no veamos nuestro ropaje celestial en este momento, ya lo tenemos puesto. Esto sucedió cuando creímos en Cristo por primera vez. A causa de este hecho consumado, no seremos encontrados desnudos sin nuestro ropaje celestial de la justicia y la vida de Cristo.

Realmente, vivimos en esta tienda de campaña, suspirando y agobiados, pues no deseamos ser desvestidos sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. 2 Cor. 5:4.

En este versículo, Pablo nos describe a todos. No queremos ser "desvestidos" en una no-existencia. No esperamos que los gusanos destruyan nuestro cuerpo, ni hay ningún consuelo en estar simplemente muertos hasta la resurrección. Más bien, la esperanza de Pablo es que habrá una inmediata transferencia de la vida que existe ahora en la tienda mortal de nuestros cuerpos directamente a la existencia celestial. Un nivel de vida será "absorbido" por el siguiente.

Es Dios quien nos ha hecho para este fin y nos ha dado su Espíritu como garantía de sus promesas. 2 Cor. 5:5.

Dios es el que ha estado actuando por nosotros y en nosotros con el expreso propósito de que lo mortal sea absorbido por la vida. El Espíritu santo, dado a todos los verdaderos creyentes, es el gran abono inicial, que garantiza el cambio futuro.

Por eso mantenemos siempre la confianza, aunque sabemos que mientras vivamos en este cuerpo estaremos alejados del Señor. [7] Vivimos por fe, no por vista. [8] Así que nos mantenemos confiados, y preferiríamos ausentarnos de este cuerpo y vivir junto al Señor. [9] Por eso nos empeñamos en agradarle, ya sea que vivamos en nuestro cuerpo o que lo hayamos dejado. 2 Cor. 5:6-9.

Estos tres versículos deben ser estudiados juntos, pues el tema está entrelazado desde el comienzo hasta el final. El "por eso" se refiere al hecho de que ya hemos recibido el Espíritu Santo que sella a todos los verdaderos cristianos cuando creen (Efe. 1:13; 4:30) y Él garantiza nuestra futura herencia en Cristo. A su vez, esto nos da la buena esperanza. Ahora llegamos al "meollo" de este pasaje. "Sabemos que, mientras vivamos en este cuerpo, estaremos alejados del Señor ...". Nuevamente, nótese la certeza: "Sabemos". Esto no es especulación, ni ilusión. Es "saber". "Mientras vivamos en este cuerpo" tiene que referirse al espíritu eterno u hombre interior mencionado en el capítulo 4:16-18, que vive en nuestra "tienda" o  nuestro cuerpo. En otras palabras, Pablo se refiere a esta vida. Ahora Pablo dice claramente que, durante esta vida, estamos "alejados del Señor". Inserta la frase: "Vivimos por fe, no por vista". La vista física o la evidencia visible no prueba fácilmente la vida futura. Tenemos que aprehenderla por fe. No fe ciega, sino una fe que descansa en la resurrección de Jesús, que es nuestra vida y la Palabra de Dios inspirada por el Espíritu Santo. Ahora Pablo reafirma que él y sus compañeros están confiados, queriendo decir que están caminando por fe porque ya han reclamado como suyo lo que todavía no han experimentado. Nuevamente, Pablo declara: "Preferiríamos ausentarnos de este cuerpo y vivir junto al Señor". Pablo no puede estar hablando de una existencia después de la resurrección del cuerpo, pues entonces no estaría "ausente del cuerpo". Más bien, debe estar hablando del estado intermedio entre la muerte y la resurrección. Describe esta existencia como estar "junto al Señor". Ahora llegamos al argumento decisivo: "Por eso nos empeñamos en agradarle, ya sea que vivamos en nuestro cuerpo o que lo hayamos dejado". La ambición de Pablo es agradar al Señor tanto en esta vida como en la vida futura, incluyendo el tiempo entre la muerte y la resurrección del cuerpo. Describir esta existencia como sueño inconsciente o aniquilación parcial simplemente no se ajusta al contexto. "Nos empeñamos en agradarle" es fuerte evidencia de un intelecto activo, emociones y voluntad, no sueño inconsciente, siendo éste último esencialmente aniquilación. Por lo tanto, cuando examinamos el contexto de esta sección y lo que enseña, tengo que llegar a la conclusión de que hay una existencia consciente entre la muerte y la resurrección cuando estaremos "ausentes del cuerpo y presentes con el Señor". Esta existencia permite el funcionamiento de un intelecto activo, emociones y voluntad, que serán "preferidos" a nuestra vida actual "en el cuerpo". Por esto, en Filipenses 1:21, Pablo pudo decir: "Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia". Pablo deseaba "partir (del cuerpo) y estar con Cristo, porque eso es mucho mejor".

Varios años después de que abandoné la Iglesia Adventista, serví como pastor de la Iglesia Neighborhood de Santa Cruz, California. ¡Nunca olvidaré el primer funeral al que asistí en esta iglesia de la Alianza Cristiana y Misionera! Murió uno de los miembros de iglesia de mayor edad, que había sido amigo del Superintendente de Distrito, el Rev. Dick Taylor. La familia le solicitó que dirigiera el servicio. ¡Fue diferente! Hubo un caluroso servicio de cantos gozosos, rápidos, alegres. Había muchos rostros felices. El mensaje era, no sólo de esperanza en la resurrección, sino una certeza presente de que nuestro hermano en Cristo ¡se había ido "para estar con el Señor"! Ciertamente, hubo algunas lágrimas después del servicio, pero el estado de ánimo era como yo jamás había experimentado en un funeral adventista. ¿Por qué? ¿Qué hacía la diferencia? ¡Se basaba en la realidad presente de que nuestro hermano en Cristo ahora estaba regocijándose en el hogar con el Señor!

Nuevamente, esta enseñanza no es un mensaje salvador, una verdad de prueba. Pero, como apuntó Pablo, ciertamente nos pone de buen ánimo, ¡queriendo agradar al Señor ahora y para siempre! Encaja en el paradigma del nuevo pacto de las buenas nuevas. Hace que  tengan sentido las declaraciones de Jesús. "El que cree tiene (presente continuo) vida eterna" (Juan 6:47). "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, vivirá aunque muera, y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás" (Juan 11:25, 26).

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