Cuando yo era pastor Adventista del
Séptimo Día e instructor bíblico, y tenía preguntas sobre
esta sección de la Escritura, usaba el método hermenéutico
de "cuando eres perseguido en un texto, huye al siguiente",
de modo muy parecido a lo que hacen los Testigos de Jehová.
Me volvía inmediatamente a Eclesiastés 9:5. Sin embargo, ya
no me permitiré más este lujo. Tengo que habérmelas
con lo que enseña este texto en su propio marco contextual. Por lo
tanto, interpretemos la sección cuidadosamente, ya sea que
encaje o no en nuestro paradigma de verdad percibida.
Aunque los encabezados de las
secciones no son inspirados, transmiten lo que los
traductores bíblicos entendieron que era el tema del pasaje.
La KJV encabeza esta sección con el título "La segura
esperanza de Pablo sobre la gloria inmortal". La NIV dice en
su encabezado "Nuestra morada celestial", y la NASB titula
la sección como "Lo temporal y lo eterno". Esta sección es
enseñanza didáctica por el principal teólogo de Nuevo
Testamento, el apóstol Pablo. Por lo tanto, tiene el mayor
peso de enseñanza, más que la poesía, más que las
declaraciones de sombras del antiguo pacto. Pero, ¿qué enseña esta sección?
Recordando nuestra primera regla de
hermenéutica, tenemos que considerar el contexto. En 2 Cor.
3, Pablo contrasta
el pacto antiguo con el pacto nuevo. Compara el pacto
sinaítico, incluyendo el pacto expandido (escrito con tinta,
v. 3) con las palabras del pacto - Diez Mandamientos
(escritos en piedra, v. 7) - con un ministerio de
"condenación" (v. 9), un ministerio que se iba a
"desvanecer" (v. 11) y que en realidad "vela" la gloria del
nuevo pacto. Concluye el capítulo afirmando que "el Señor es
el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay
libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara
descubierta [libres del pacto sinaítico] como en un espejo
la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria
en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor".
En 2 Cor. 4, Pablo describe su
ministerio apostólico. En el versículo 7, dice que "tenemos
este tesoro en vasos de barro". ¿Cuál es el "tesoro" del
cual habla? Es la vida de Cristo, la vida eterna que tenemos
ahora en el espíritu. Esto se ve claro cuando leemos el v.
11: "... siempre estamos entregados a muerte por causa de
Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra
carne mortal". Luego, en el v. 6, Pablo dice: "Por tanto, no
desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior
[nuestro cuerpo] se va desgastando, el interior [el
espíritu] no obstante se renueva de día en día". Pablo
termina el capítulo 4 diciendo: "No mirando nosotros las
cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que
se ven [el hombre exterior, el cuerpo] son temporales, pero
las que no se ven [el hombre interior, el espíritu] son
eternas". Pablo dirige su atención, no a la vida terrenal en
el cuerpo, sino a la existencia celestial, eterna, en el
espíritu. Por esta razón, puede enfrentar penalidades,
persecución, y hasta la muerte, con confianza. Éste es el
contexto. Ahora, en el capítulo 5, Pablo desarrolla su
teología ulteriormente. Ahora haremos un estudio versículo
por versículo usando la actualizada Nueva Versión Internacional
(NVI).
"De hecho, sabemos que si
esta tienda de campaña en que vivimos se deshace, tenemos de
Dios un edificio, una casa eterna en el cielo, no construida
por manos humanas". (2 Cor. 5:1) A menos que se indique lo
contrario, esta referencia bíblica y las siguientes son
tomadas de la Nueva
Versión Internacional (NVI).
Este versículo está cargado de
significado. Primero, note la confianza expresada: "Sabemos". Esta no es
ninguna teoría ilusa, ninguna idea especulativa, sino que
está expresada como teología cristiana bien establecida,
conocida por Pablo y
sus asociados. Está calculada para llevar consuelo a los que
viven en tiempos de incertidumbre. No hay duda de que Pablo
usa aquí el término "tienda de campaña" para referirse al
cuerpo. Es la "casa" en que vivimos. En otras
palabras, el cuerpo es la morada del alma o espíritu. El
cuerpo no es la personalidad; más bien, el alma o espíritu
es la persona que vive dentro del cuerpo. Si esta tienda es
derribada (el cuerpo es destruido a la muerte), Pablo afirma
categóricamente que tenemos
un edificio de Dios. ... Nuevamente, observe bien las
palabras. Pablo no dice que tendremos un edificio en algún tiempo
futuro, sino que ahora tenemos
(ahora poseemos este activo), un edificio (un lugar para
vivir) de Dios. Esta casa celestial no está hecha por manos
(no es concebida por seres humanos) y es eterna en los
cielos. Cuando una forma de existencia llega a su fin y
nuestra tienda terrenal (nuestro cuerpo) se dobla,
inmediatamente tenemos otra existencia esperándonos en el
cielo con Dios, y esta existencia es eterna. No hay ninguna
incertidumbre en la enseñanza de Pablo: "Sabemos ...
Tenemos".
Mientras tanto suspiramos,
anhelando ser revestidos de nuestra morada celestial. 2 Cor.
5:2.
Al pasar los años y acercarse la
vejez, la afirmación de Pablo se hace más comprensible. Sí,
en este cuerpo a veces "gemimos". Anhelamos ser
transformados a nuestra existencia eterna para escapar al
deterioro, el dolor y el sufrimiento experimentado al ser
derribada esta "tienda". Hay un verdadero sentido en el que
el cristianismo se enfoca en la próxima vida. La anhelamos,
al esperamos, y la deseamos por sobre todo lo demás. Es esta
certeza lo que permite que los cristianos se enfrenten
a la muerte sin temor.
Porque cuando seamos
revestidos, no se nos hallará desnudos. 2 Cor. 5:3.
Este versículo ha sido traducido de varias maneras. La NASB es
muy literal y apoya la idea expresada por el participio
aoristo griego de que el "revestimiento" es un hecho
consumado. La NVI presenta este versículo así: "porque cuando
seamos revestidos, no se nos hallará desnudos". Creo que la
NASB es correcta por dos razones. Primera, Pablo está
construyendo certeza, no duda. Segunda, esto concuerda con la
declaración de Pablo en 5:1 "tenemos", tiempo presente
continuo en griego. Aunque puede que no veamos nuestro ropaje
celestial en este momento, ya
lo tenemos puesto. Esto sucedió cuando creímos en
Cristo por primera vez. A causa de este hecho consumado, no
seremos encontrados desnudos sin nuestro ropaje celestial de
la justicia y la vida de Cristo.
Realmente,
vivimos en esta tienda de campaña, suspirando y agobiados,
pues no deseamos ser desvestidos sino revestidos, para que
lo mortal sea absorbido por la vida. 2 Cor. 5:4.
En este versículo, Pablo nos describe
a todos. No queremos ser "desvestidos" en una no-existencia.
No esperamos que los gusanos destruyan nuestro cuerpo, ni
hay ningún consuelo en estar simplemente muertos hasta la
resurrección. Más bien, la esperanza de Pablo es que habrá
una inmediata
transferencia de la vida que existe ahora en la tienda
mortal de nuestros cuerpos directamente a la existencia
celestial. Un nivel de vida será "absorbido" por el
siguiente.
Es Dios quien nos ha hecho
para este fin y nos ha dado su Espíritu como garantía de sus
promesas. 2 Cor. 5:5.
Dios es el que ha estado actuando por
nosotros y en nosotros con el expreso propósito de que lo
mortal sea absorbido por la vida. El Espíritu santo, dado a
todos los verdaderos creyentes, es el gran abono inicial,
que garantiza el cambio futuro.
Por eso
mantenemos siempre la confianza, aunque sabemos que mientras
vivamos en este cuerpo estaremos alejados del Señor. [7]
Vivimos por fe, no por vista. [8] Así que nos mantenemos
confiados, y preferiríamos ausentarnos de este cuerpo y
vivir junto al Señor. [9] Por eso nos empeñamos en
agradarle, ya sea que vivamos en nuestro cuerpo o que lo
hayamos dejado. 2 Cor. 5:6-9.
Estos tres versículos deben ser
estudiados juntos, pues el tema está entrelazado desde el
comienzo hasta el final. El "por eso" se refiere al hecho de
que ya hemos recibido el Espíritu Santo que sella a todos
los verdaderos cristianos cuando creen (Efe. 1:13; 4:30) y
Él garantiza nuestra futura herencia en Cristo. A su vez,
esto nos da la buena esperanza. Ahora llegamos al "meollo"
de este pasaje. "Sabemos que, mientras vivamos en este
cuerpo, estaremos alejados del Señor ...". Nuevamente,
nótese la certeza: "Sabemos". Esto no es especulación, ni
ilusión. Es "saber". "Mientras vivamos en este cuerpo" tiene
que referirse al espíritu eterno u hombre interior
mencionado en el capítulo 4:16-18, que vive en nuestra
"tienda" o nuestro cuerpo. En otras palabras, Pablo se
refiere a esta vida. Ahora Pablo dice claramente que,
durante esta vida, estamos "alejados del Señor". Inserta la
frase: "Vivimos por fe, no por vista". La vista física o la
evidencia visible no prueba fácilmente la vida futura.
Tenemos que aprehenderla por fe. No fe ciega, sino una fe
que descansa en la resurrección de Jesús, que es nuestra
vida y la Palabra de Dios inspirada por el Espíritu Santo.
Ahora Pablo reafirma que él y sus compañeros están
confiados, queriendo decir que están caminando por fe porque
ya han reclamado como suyo lo que todavía no han
experimentado. Nuevamente, Pablo declara: "Preferiríamos
ausentarnos de este cuerpo y vivir junto al Señor". Pablo no
puede estar hablando de una existencia después de la
resurrección del cuerpo, pues entonces no estaría "ausente
del cuerpo". Más bien, debe estar hablando del estado
intermedio entre la muerte y la resurrección. Describe esta
existencia como estar "junto al Señor". Ahora llegamos al
argumento decisivo: "Por eso nos empeñamos en agradarle, ya
sea que vivamos en nuestro cuerpo o que lo hayamos dejado".
La ambición de Pablo es agradar al Señor tanto en esta vida
como en la vida futura, incluyendo
el tiempo entre la muerte y la resurrección del cuerpo.
Describir esta existencia como sueño inconsciente o
aniquilación parcial simplemente no se ajusta al contexto.
"Nos empeñamos en agradarle" es fuerte evidencia de un
intelecto activo, emociones y voluntad, no sueño
inconsciente, siendo éste último esencialmente aniquilación.
Por lo tanto, cuando examinamos el contexto de esta sección
y lo que enseña, tengo que llegar a la conclusión de que hay
una existencia consciente entre la muerte y la resurrección
cuando estaremos "ausentes del cuerpo y presentes con el
Señor". Esta existencia permite el funcionamiento de un
intelecto activo, emociones y voluntad, que serán
"preferidos" a nuestra vida actual "en el cuerpo". Por esto,
en Filipenses 1:21, Pablo pudo decir: "Porque para mí el
vivir es Cristo y el morir es ganancia". Pablo deseaba
"partir (del cuerpo) y estar con Cristo, porque eso es mucho mejor".
Varios años después de que abandoné
la Iglesia Adventista, serví como pastor de la Iglesia
Neighborhood de Santa Cruz, California. ¡Nunca olvidaré el
primer funeral al que asistí en esta iglesia de la Alianza
Cristiana y Misionera! Murió uno de los miembros de iglesia
de mayor edad, que había sido amigo del Superintendente de
Distrito, el Rev. Dick Taylor. La familia le solicitó que
dirigiera el servicio. ¡Fue diferente! Hubo un caluroso
servicio de cantos gozosos, rápidos, alegres. Había muchos
rostros felices. El
mensaje era, no sólo de esperanza en la resurrección, sino
una certeza presente de que nuestro hermano en Cristo ¡se
había ido "para estar con el Señor"! Ciertamente, hubo
algunas lágrimas después del servicio, pero el estado de
ánimo era como yo jamás había experimentado en un funeral
adventista. ¿Por qué? ¿Qué hacía la diferencia? ¡Se basaba
en la realidad presente de que nuestro hermano en Cristo
ahora estaba regocijándose en el hogar con el Señor!
Nuevamente, esta enseñanza no es un
mensaje salvador, una verdad de prueba. Pero, como apuntó
Pablo, ciertamente nos pone de buen ánimo, ¡queriendo
agradar al Señor ahora y para siempre! Encaja en el
paradigma del nuevo pacto de las buenas nuevas. Hace
que tengan sentido las declaraciones de Jesús. "El que
cree tiene (presente continuo) vida eterna" (Juan 6:47). "Yo
soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, vivirá
aunque muera, y todo el que vive y cree en mí no morirá
jamás" (Juan 11:25, 26).
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