¿ES PROFÉTICO

EL AÑO DE 1844?

(Traducido de The SDA Church Examined, que a su vez lo reproduce del libro
"Judged by the Gospel", por Robert D. Brinsmead)


Recientemente escuché una presentación por Raymond Cottrell durante una reunión del Foro Adventista. Habló públicamente de lo que había estado discutiendo en privado por casi 30 años. Fue un relato asombroso. En la década de 1950, como editor de The SDA Bible Commentary, el pastor Cottrell trató de defender la interpretación adventista de Daniel 8:14. Resentía el comentario del Dr. Donald Barnhouse de que la idea del juicio investigador no tenía ningún texto bíblico que la apoyara. Pero, después de batallar con Daniel 8:14 usando los idiomas originales y el método histórico-gramatical de interpretación, Cottrell descubrió que no podía justificar la posición adventista. A sugerencia de F. D. Nichol, envió un cuestionario a 27 de los principales eruditos adventistas, y descubrió que ellos tampoco tenían una adecuada defensa bíblica de esta idea. Algunos expresaron el pensamiento de que Daniel 8:14 no tenía nada que ver con su contexto y que la palabra inexacta *purificado*, que había conducido a los pioneros a conectar a Daniel 8:14 con la purificación del santuario en Levítico 16, era simplemente un afortunado accidente.
  
Un comité designado por la Conferencia General se reunió durante cinco años, pero no pudo resolver los puntos en disputa. Una minoría admitió que la posición adventista no podía probarse con la Biblia. La mayoría quería resolver el problema ignorando por completo el contexto y el lenguaje.

Durante la reunión del foro, el pastor Cottrell declaró que, a pesar de exhaustivos esfuerzos, no había podido probar la posición adventista con la Biblia. (En la década de 1950, Don F. Neufeld, del Advent Review, llegó a la misma conclusión). Cottrell no quiere abandonar la enseñanza tradicional. En realidad, desea desesperadamente conservarla. Pero cree en ella solamente porque lo dice Ellen White.

El evangelio es una luz brillante y segura. El Antiguo Testamento era sólo una sombra de él. La revelación del Antiguo Testamento se dio "en muchos fragmentos y por medio de varios métodos". (Hebreos 1:1, versión de Weymouth). Porque el Antiguo Testamento es una sombra de las cosas que habrían de venir, muchas de sus afirmaciones son enigmáticas. Son difíciles de entender.

Por otra parte, la historia de Cristo es tan clara que realmente no importa cuál versión de la Biblia usemos. Esta historia brillará a través de cualquier versión en cualquier idioma de la tierra. Las Escrituras testifican que todos los que se arrepientan y crean que Jesús es el Hijo de Dios resucitado de entre los muertos, son juzgados y perdonados y tienen vida eterna. (Juan 5:24; Hechos 13:38-39; Romanos 3:24-26, 10:9).

Esta gran verdad probadora no está basada en unos pocos textos dispersos, mucho menos en una dudosa interpretación de un pasaje bíblico difícil. Pero la gente se inclina a poner otras pruebas. En lugar de esta brillante luz del evangelio, muchos quieren convertir cosas menos ciertas en pruebas de fe. Algunas de estas pruebas descansan en la interpretación de un solo texto dudoso.

En esta categoría debo colocar la interpretación tradicional adventista de Daniel 8:14. No me importa que el adventista quiera pensar que sus cálculos resultan en una cuenta profética exacta, incluyendo el uso de un calendario karaíta. Lo que me preocupa es que esta interpretación de un sólo texto, sin ningún otro testigo bíblico y sin ninguna confirmación en el Nuevo Testamento, sea convertido en artículo de fe junto con la fe en la vida sin pecado y la resurrección de Jesús. Algunos adventistas piensan que creer en esta interpretación de Daniel 8:14 es tan importante como creer en Cristo. Se considera a octubre 22 de 1844 como un evento en la historia de la salvación que una persona debe creer tan completamente como que Cristo ha resucitado de entre los muertos. La mentalidad que convierte a una particular interpretación de Daniel 8:14 en un artículo de fe para ser puesta junto a las certezas del Nuevo Testamento es sectarismo flagrante. Es esotérico y sectario.


Muchos adventistas no aceptan realmente que otros cristianos estén bien fundados en la fe si no creen que Jesús pasó de un compartimiento celestial al otro en 1844. Y sin embargo, ni un sólo adventista en mil sabría cómo probar esto con la Biblia, y eruditos como Raymond Cottrell y Don Neufeld han dicho que no se puede.

Pensemos en los obstáculos que el adventista tradicional debe superar para alcanzar su deseada meta de 1844:
  1. Debe probar que 2300 sacrificios de tarde y mañana equivalen a 2300 días completos, a pesar de que no hay evidencia en Daniel 8:14 - ni en ningún otro texto de las Escrituras - para demostrarlo.
  1. Debe probar que, en profecía, un día equivale a un año, y que un sacrificio de tarde y mañana equivale a un día, que él puede entonces convertir en un año.
  1. El contexto implica que el período comenzó cuando los sacrificios diarios fueron suspendidos. El adventista debe probar que el período comenzó en el año 457 A. C., una fecha que no tiene nada que ver con el sacrificio diario.
  1. Debe probar que la "purificación del santuario" significa purificarlo de los pecados confesos de los santos, aunque el contexto se refiere a purificarlo de la contaminación del enemigo de los santos.
  1. Debe probar que los pecados confesados contaminan el santuario, una idea que no aparece en ninguna parte de las Escrituras.
  1. Debe suponer que 490 años son cortados de los 2300 años, aunque nada se dice de esto en Daniel 8 y 9.
  1. Debe suponer que los 2300 años y los 490 años comienzan juntos.
  1. Debe sostener que la reconsagración del santuario (Daniel 8:14) y el ungimiento del santuario (Daniel 9:24) no son la misma cosa, aunque parecen serlo.
  1. Debe probar que la "orden" (Daniel 9:25) era un decreto real, y que el rey era Artajerjes.
  1. Debe probar que la purificación del santuario meramente "comenzó" (cuando Daniel 8:14 no dice nada acerca de "comenzar") en 1844.
  1. Debe mostrar que el calendario karaíta es más digno de confianza que el rabínico, y que en 1844 celebraron el Día de Expiación en octubre.
  1. Debe probar que la "purificación" del santuario en Daniel 8:14 es de la clase tipificada en Levítico 16.
  1. Debe probar que el Día de Expiación comenzó en 1844, y debe explicar por qué el *acto* de expiación de Cristo está separado del *Día* de Expiación por 18 siglos.
  1. Luego debe demostrar que hay dos compartimientos en el santuario celestial, y que Cristo pasó del Lugar Santo al Lugar Santísimo en 1844.
  1. Debe también demostrar que, cuando el Nuevo  Testamento dice que Cristo entró a la presencia de Dios (Hebreos 9:12), quiere decir el *primer* compartimiento.
  1. Luego, debe probar que el juicio que comenzó en 1844 era un "juicio investigador" del profeso pueblo de Dios, no un juicio de los impíos (como lo implica el texto).
Habiendo barajado textos y saltado a través de abismos, el adventista finalmente alcanza su meta. Pero bien podría temer que alguien le pida que sostenga su argumento con un texto bíblico claro.

¿Cómo podemos continuar insistiendo que este elaborado y torturador ejercicio debe ser una prueba de fe? Una cosa es creer que nuestra interpretación de un pasaje de las Escrituras es correcta, y otra muy distinta tratar como apóstatas a los que dudan de nuestra argumentación. Ciertamente esto es sectarismo flagrante.

No es difícil creer en una interpretación si uno quiere creerla. Miller "demostró" que muchos versículos alcanzarían su clímax en la década de 1840. Por ejemplo, Miller mostró que los siete tiempos de Daniel 4 (2520 años) terminarían en 1843. Hasta mostró que el número 666 terminaría en 1843.

Ésta fue la época de esplendor del historicismo. Los pioneros vieron que las profecías bíblicas estaban enfocadas, no sólo en el siglo diecinueve, sino en sí mismos. Si el libro de Apocalipsis era una serie de predicciones sobre eventos tales como la invasión de los turcos, la Revolución Francesa, el surgimiento de los Estados Unidos, y "1844", ¿qué sentido habría tenido para los cristianos del siglo primero, a los que se les ordenó leer y entender el libro?

[Todo lo anterior fue tomado del libro de Robert Brinsmead "Judged by the Gospel" (Juzgados por el Evangelio), 1980].


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